Por JUSTINO MIRANDA

Cuernavaca, Mor.- Durante seis meses pintó en calles y avenidas 64 “estrellas por la vida” cuyos dibujos correspondían al sitio donde el mismo número de personas fueron victimadas; cuatro de ellas por atropellamiento de vehículos del transporte público.

En el transcurso de ese tiempo colocó estrellas en lugares donde se perpetraron ataques con armas de grueso calibre, desde 2009 hasta 2014, pero su labor fue suspendida a finales del año pasado al comenzar la etapa preelectoral, cuando decidió buscar la candidatura del PAN a la alcaldía de Cuernavaca; no lo logró.

Pero Francisco Pancho Valverde Prado, presidente de la asociación Por la Ciudad que Queremos, dice que una vez que concluya la etapa electoral volverá a las calles para colocar más estrellas y visibilizar la violencia.

“La campaña de Estrellas por la vida fue para hacer una conciencia social, porque el problema somos todos, si el problema fuera de uno o de un solo gobierno, qué casualidad que han pasado de todos los colores y el problema no se resuelve, sigue”, dice Valverde mientras pinta una “cebra” peatonal en la avenida Teopanzolco.

Con Estrellas por la vida, dice, se persigue que la sociedad abandone su marasmo y retome el poder de asombro.

“Estamos convencidos de que la vida ha perdido valor, pareciera que ya nada pasa cuando alguien se muere, y no sólo lo vemos con (casos donde se usa) arma de fuego, sino también con las personas atropelladas por el transporte público, que son tan dolorosas como cualquier otra muerte”, dice el artista.

La primera estrella que dibujó fue en la esquina de las calles Mazatepec y Tlahuicas, en la colonia Reforma, donde arrojaron el cadáver de un hombre, en diciembre de 2013. El cuerpo tenía sellos de tortura y disparos de arma de fuego; un mensaje escrito completó la escena tétrica. En agosto de 2014 Pancho Valverde y su equipo identificaron el sitio y acudieron a pintar la estrella.

Otra imagen se encuentra en la calle Hidalgo —contraesquina con el palacio de gobierno— donde fue victimado un hombre cuando viajaba a bordo de su auto por un grupo de sujetos que le dispararon desde un vehículo en marcha.

En opinión de Valverde Prado, este tipo de hechos ya no impactan a la sociedad.

“Es cierto que la autoridad debe darnos seguridad, pero también es cierto que nosotros como ciudadanos nos hemos acostumbrado y los decesos son sólo cifras, y pareciera también que si no nos pasa en un círculo cercano donde nos duela, ya somos completamente insensibles.

“Tenemos que preguntarnos qué papel jugamos, cuál es el papel que privilegiamos, y tenemos que hablar de una cultura narco que hemos impulsado y en muchos casos fomentado. Esto no lo veíamos en la Cuernavaca y en el México de antes. Y también todo eso ha deteriorado el tejido social”.

Pancho Valverde, como lo conocen en la capital del estado, considera que la sociedad en su conjunto debe comenzar a ejercer la cultura de la legalidad y no pedir justicia cuando ya hay muertos.

“Cebras” peatonales

El artista no pudo mantener almacenados sus brochas y pinturas por mucho tiempo. Luego de su paso por el PAN, Valverde se sumó a la campaña de la alianza PRD-PT a la alcaldía de Cuernavaca, cuyo abanderado es Jorge Messeguer, ex secretario de Gobierno.

—¿Y por qué te sumaste al candidato que antes criticabas por su política errónea de prevención del delito?

“Las ideas son más grandes que las siglas y personas. Los ciudadanos debemos entender que Cuernavaca no va a cambiar por un acto de magia, sino con propuestas que se lleven a cabo. No basta con que cada tres años nos ilusionemos con siglas o partidos. Pasan los años y Cuernavaca sigue mal o peor, por eso necesitamos un proyecto y propuestas”.

Otrora integrante de marchas por la paz, Pancho Valverde se asume ahora como un artista propositivo, con respuestas ante los cuestionamientos que se presentan.

“Yo no soy alguien que cree que sólo debemos marchar, por supuesto que (las marchas) son valiosas y marchas tenemos muchas, pero qué ha cambiado, creo que para cada protesta debe ir una propuesta. Los ciudadanos debemos organizamos y llevar propuestas claras a la toma de decisiones”, asevera.

—¿Y por qué pintas los pasos peatonales?

—Estamos convencidos de que lo primero que se debe rescatar son los peatones, eso es lo que le falta a Cuernavaca, que los ciudadanos podamos recuperar los espacios públicos, porque esto tiene implicación directa con la seguridad, asegura Valverde.

Visibilizar la violencia

Pancho Valverde se dice convencido de su programa Estrellas por la vida porque aparentemente la vida ha perdido valor y por eso considera que es necesario comenzar con la cultura de la legalidad, porque —señala— la mayoría pide justicia cuando ya hay un muerto, pero no protesta cuando instala un puesto ambulante y es cuando la ley se empieza a fragmentar. Ese es el problema, no es sólo un tema de policías y ladrones, es un tema que va más allá.

“Si se habla de muchos muertos, quiere decir que todos estamos expuestos. Debemos reconocer el valor de la vida porque ahora cualquiera se encuentra un cadáver en la esquina y no se sorprende. Esto no tendría que ocurrir, porque los humanos tendríamos que morir de forma natural, enfermos o en otra circunstancia, pero no por asesinato. Nos están robando la vida”, argumenta.

Con esa tesis Pancho buscó un símbolo universal que todos pudieran identificar y que tuviera una connotación positiva. Así es como comenzó la idea de las estrellas.

Lo primero que hicieron él y su asociación fue pedir a las autoridades un listado de víctimas y los sitios donde fueron halladas, pero no consiguieron nada, entonces se guiaron por la prensa y después fueron contactados a través de las redes sociales por los familiares de las personas acribilladas, desaparecidas o secuestradas. Muchos de ellos pidieron pintar la estrella para cerrar los círculos sentimentales.

Una de las estrellas, que mide casi 90 centímetro de punta a punta, fue colocada afuera de un centro comercial, cerca del Museo Papalote de Cuernavaca, porque ahí fue el último lugar donde la víctima fue vista con vida. El cuerpo fue encontrado días después, pero sus familiares nunca supieron el sitio donde fue asesinada.

Pancho dice que para pintar una estrella se lleva de tres a cuatro horas, pero el tiempo se compensa con la satisfacción de los familiares que piden la colocación del símbolo para recordar la desgracia en ese sitio; se trata de visibilizar la violencia.

En un caso, cuenta Valverde, un hombre tenía más de un año desaparecido y por eso su hermano pidió pintar una estrella para vivir su duelo.

“Eso es justamente lo que pretendemos, que todos vivamos un duelo porque ahora se publica la nota, reportan al muerto y en cuanto sale la foto la víctima dejó de existir, nunca nos sensibilizamos ante el dolor de los demás.

“Si logramos entre todos sentir esas pérdidas, entonces comenzaremos a caminar en el sentido correcto, porque vamos a vivir de otra manera. Y es que la violencia también rompe con el círculo generacional de la vida, ahora hay padres que sepultan a sus hijos”, señala.