El investigador en el área de antropología médica y etnobotánica del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), Paul Hersch Martínez, alertó de un nuevo intento de la empresa canadiense Álamos Gold, de iniciar los trabajos de extracción de metales en una zona del estado de Morelos que implica una “sólida amenaza” a comunidades del estado de Morelos. 

Con anterioridad, integrantes del movimientos contra la minería a cielo abierto, denunciaron que Álamos Gold, introdujo maquinaria para realizar nuevas perforaciones en el perímetro donde tiene la concesión para extraer metales preciosos en la comunidad de Tetlama, municipio de Temixco, lo que para los habitantes del lugar, significa que próximamente la empresa intentará iniciar sus actividades con un nuevo estudio de impacto ambiental. 

En principio, dijo que la modalidad de minería a tajo abierto de metales no existe aún en el estado, sin embargo si se encuentra la iniciativa de extracción y de destrucción masiva por la empresa canadiense Álamos Gold quien compró las concesiones por 69 millones de dólares a otra empresa a la que en el 2013 se le impidió la explotación, y alertó que Álamos ha venido llevando a cabo una campaña intensiva de difusión de su propuesta y de compra de voluntades en las poblaciones. 

“Es una modalidad sumamente devastadora, cuyos efectos diversos son irreversibles, hay fundamento a nivel nacional e internacional, es decir el carácter devastador de esta minera está plenamente documentado”, dijo.

Álamos cuenta con 7 concesiones otorgadas por el gobierno federal, abarcando más de mil hectáreas en los municipios de Miacatlán, Temixco,  Xochitepec y en el ahora nuevo municipio indígena de Coatetelco “pretenden iniciar la explotación en el municipio de Temixco en una área que incluye e involucra a 10 kilómetros a la redonda, en donde se encuentran más de 200 mil habitantes”, señala. 

Las concesiones, explica el investigador  quien abiertamente  expresa estar en contra de la mina, abarca el subsuelo de diferentes comunidades urbanas y de diferentes núcleos agrarios en donde no involucra el terreno concesionado pero si les afecta.

Directamente, es el caso de la Unidad Morelos y las colonias adyacentes como Loma  Bonita, la colonia Benito Juárez, quienes  tienen una colindancia prácticamente directa, donde únicamente  los separa una barranca del espacio donde la minera pretende colocar sus patios de lixiviados. 

El científico explica que es el lugar donde reutilizarán  el cianuro con agua para hacer la separación entre los metales y la tierra pero también tiene cercanía prácticamente a los cráteres que se van a generar y a todos los residuos que son los que se llaman escombreras, dónde se va acumular aquello que ha sido utilizado para extraer el metal. 

Y además denunció que la salud de los habitantes de las comunidades esta en riesgo si se permite su funcionamiento: «Entonces este es parte del problema que tenemos porque la afectación es múltiple, no solo por la contaminación directa del agua, no solo por el consumo desmedido de agua que plantea la empresa, que va usar dos millones de litros cada día a partir de pozos, sino también por el hecho de que contaminará el aire con las partículas”. 

Asegura que las partículas de contaminantes pesados son muy pequeñas y por vías respiratoria, incluso oftálmica, pasan libremente y se introducen al torrente circulatorio llegando a órganos vitales como el hígado o como los riñones, y tienen un efecto “devastador en términos de la vida misma” en las comunidades porque también la empresa genera lo que se denomina ingeniería de conflictos, propiciando el divisionismo y la confrontación entre los integrantes de las comunidades. 

El investigador fue entrevistado en Radio Educación para visibilizar el problema que enfrentan las comunidades en la lucha social para evitar la operación de la minera en territorio morelense, que involucra afectación incluso a la zona arqueológica de Xochicalco. 

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