Foto: Tony Rivera / ciudadanos.mx

Texto y fotos Tony Rivera

JIUTEPEC, Mor., 24 de junio.- San Juan «Parrandero», caminó por Jiutepec, su municipio natal. Este “santo”, sin embargo, no tiene como morada la iglesia sino una casa. De hecho en el seno católico no es reconocido como santo pero la gente lo venera porque, dicen, “ha concedido milagros a sus fieles”.

Aunque su origen se remonta a San Juan Bautista, la iglesia católica de este municipio no acepta a Juan “Parrandero” como santo, ya que “es incongruente que avale la ingesta desmesurada de alcohol y parranda”, aduce el párroco de la iglesia de Santiago Apóstol.

La venera de Juan comienza desde la tarde del 23 de junio con una ofrenda en la puerta de la casa del mayordomo del pueblo, donde la comida y bebida corre a raudales.

Al “santo” se le pone mezcal, mole y un puro, que simbolizan a la madre Tierra, la abundancia y las buenas cosechas.

El mayordomo carga la figura hasta el manantial del municipio, un balneario ejidal donde nace al agua, “Las Fuentes”. Ahí bañan a san Juan y con ello bendicen el agua que proveerá al pueblo; también se marca el inicio del temporal de cosecha.

Juan “Parrandero» y su comitiva entran al agua para ser bendecidos y pedir milagros; ahí comienza la fiesta. De regreso por las calles, la gente baila con “El Parrandero” al compás de la música de banda para significar la visita a los “Juanes” del pueblo de vivos y muertos.

De nuevo en la ofrenda, el mayordomo recibe a los fieles con comida y abundante agua, que ya es bendita, además de litros de alcohol.

 

Un santo que pierde la cabeza… y se le cae la mano

Este año, Juan “Parrandero” sufrió un percance, la imagen, que estaba en resguardo en una casa particular, se cayó. Una mano se separó completamente del resto del cuerpo y el cuello se fracturó, por lo que se le pidió a la feligresía “que no lo zangolotearan mucho” porque podría perder la cabeza y caérsele de nuevo la mano”, que simplemente fue amarrada al resto de cuerpo.

Juan “Parrandero” debía ser restaurado pero aquel sobre quien recayó la encomienda nunc hizo su trabajo, no permitió que se tomara registro de su “trabajo”. La imagen fue pintada para disimular la fractura del cuello y la mano sujetada al brazo, con una cuerda.

Ni eso detuvo al “santo”, que aún “convaleciente” salió a festejar la fiesta que los Juanes habían preparado en su honor.

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