Leticia Villaseñor

Cuernavaca, Mor., 1 de noviembre.- Dos ofrendas fueron dispuestas en el Jardín Borda, aquella morada que en 1865 recibió a Maximiliano de Habsburgo y Carlota Amalia como casa de verano.

Una corresponde a don Ángel, uno de los cereros de mayor tradición en el estado, oriundo de Tepoztlán, quien por años dedicó su vida al arte de las velas floreadas y que murió recientemente. La otra es de Salomón, Salo como le decían de cariño, un joven de unos 25 años de edad, extrovertido, con gran vitalidad.

Salo era de mediana estatura, chaparrito en realidad, apenas llegaba al 1.60. Muy delgado, tez morena, ojos grandes y una sonrisa fácil y contagiosa, siempre bromista y optimista.

Salo no fue víctima de la inseguridad ni murió en un accidente. Salo murió por una enfermedad en los pulmones. Cómo un joven que no llegaba ni a los 30, sin antecedentes de enfermedades respiratorias crónicas, pudo tener un padecimiento de tal tipo que acabó con su vida.

El resultado de los análisis fue aún más sorprendente, una bacteria que se encuentra en el guano fue lo que le enfermó hasta matarlo.

Los últimos días

A finales de julio pasado, Salo realizaba una actividad cuando se sintió fatigado, llevaba semanas con tos crónica, se sofocaba al menor esfuerzo; se sentó a «tomar aire» pero una hora después no sólo no se repuso, su condición emperoró. Fue al médico, incluso lo internaron, lo sacaron de la crisis pero no fue diagnosticado a tiempo.

Fue dado de alta, lo incapacitaron para que guardara reposo y pudiera reponerse, pero en casa su condición se volvió crítica, lo llevaron de emergencia al hospital donde finalmente su luz se extinguió.

Al paso de los días se reveló la causa de su mal, una bacteria que se encuentra en el guano (excremento de murciélagos) se alojó en sus pulmones. Pero, de dónde y cómo contrajo Salo esta bacteria.

El joven, a pesar de que se desempeñó como técnico en electricidad e iluminación fue asignado para realizar labores de limpieza en donde fue colocada la casa del terror en el Parque Ecológico Chapultepec, sitio administrado por el gobierno del Estado,  ello a pesar de que no era personal de limpieza ni mantenimiento del lugar. Lo anterior ocurrió el año pasado.

La faena fue realizada sin ningún tipo de precaución ni medidas de seguridad en una especie de sótano, sitio donde habitan cientos de murciélagos. Así fue como la bacteria encontró un sitio de alojamiento en los pulmones de Salo.

Varios días pasaron para hilvanar la historia en la que las condiciones precarias para realizar un trabajo, por el cual no fue contratado Salo, cobraron su vida. Sin embargo, el joven no fue el único que laboró de manera extraordinaria en el lugar por lo que hay temor de que más trabajadores estén enfermos.

Los compañeros de Salo se organizaron y junto a la ofrenda del reconocido cerero Don Ángel, colocaron la de Salomón, sin que los cientos de visitantes al festival Miquixtli, más de 20 mil el pasado domingo aseguraron las autoridades de la Secretaría de Cultura del Estado, conozcan la desgarradora historia detrás del rostro alegre de la fotografía, de quien por más de 7 años laboró en el Teatro Ocampo y la Secretaría de Cultura.

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