Por Oswald Alonso

 Lo que ocurre este sábado en la ciudad de México tendría que estar pasando también en Morelos y otros estados donde los gobernadores no tienen contrapesos a sus decisiones, muchas de ellas, antidemocráticas. Me refiero a la consulta ciudadana que realiza el  órgano electoral del D.F para saber si los ciudadanos de la zona aceptan que se construya el Corredor Cultural Chapultepec.

Se trata de un proyecto para construir un segundo piso de 1.4 kilómetros  sobre avenida Chapultepec, que será –si se concreta- de un área privada cultural para los ciudadanos  -imita al High Line Park (HLP) de Nueva York-.

Los más grandes críticos aseguran que se trata de un intento de una gran inversión inmobiliaria para el desarrollo de nuevos complejos alrededor del Corredor Cultural Chapultepec. Todo apunta a esta hipótesis, sería raro que hombres de negocios regalen sus dinero a espacios públicos, eso en ningún lugar del planeta se da.

Los promotores del Corredor Chapultepec han dicho que se trata de un proyecto similar al High Line Park (HLP) de Nueva York. Sin embargo, el urbanista Salvador Medina Ramírez ha dicho que el High Line Park (HLP) de Nueva York tiene un carácter especial, casi único, tanto por el lugar en donde se realizó como por su contexto socio-económico.

Considerar que se puede replicar solo con copiar su arquitectura en un contexto diferente o es simple ignorancia o es especulación urbana de altísimo riesgo social. Una de esas dos opciones es lo que está ocurriendo ahora con el Corredor Cultural Chapultepec, escribió el urbanista para horizontal.mx

Tiene razón, el HLP se edificó sobre las viejas vías del tren, era una zona industrial y de vivienda barata, era un lugar abandonado que fue rescatado por los ciudadanos, actualmente es administrado ese espacio por un especie de patronado que consigue anualmente millones de dólares para el mantenimiento y el programa anual de actividades.

El origen del proyecto del Corredor Cultural Chapultepec, es otro. Nace de la idea de inversionistas que intentan copiar sólo en una parte el modelo de Nueva York. Aquí son los dólares los que asoman, no existe un movimiento social o cultural empujando un corredor. Ahí están las grandes diferencias que los habitantes de a ciudad de México tienen muy claro.

En Morelos tendríamos, desde hace muchos años atrás, que estar  haciendo consultas para saber que si queremos y que no queremos para nuestra ciudad o para el estado. Por ejemplo, tendríamos que estar impulsando una consulta para saber si es el Morebus una opción de transporte público para el estado y las ciudades.

Es menester recordar que este tema de las consultas ciudadanas ha sido un tema que han empujado cámaras empresariales pero que el gobierno del gobernador Graco Ramírez se ha encargado de descarrilar para evitar que la Ley de Participación Ciudadana se aplique en su detrimento. La ley considera además de la consulta ciudadana, la revocación del mandato y el referéndum.

La ley existe desde hace años pero ha sido congelada a modo de los gobernantes en turno. Ahora mismo existe un litigio en tribunales que inicio una organización empresarial para obligar a constituir el Consejo que daría forma a esa legislación.

Falta un largo trecho para que en Morelos podamos hacer lo que hacen en la ciudad de la Esperanza, falta mucho para que los ciudadanos podamos lanzar a consulta las decisiones de las autoridades, pero de algo tenemos que estar claros, ese tiempo llegará tarde que temprano; sólo espero que los ciudadanos estemos a nivel de nuestras propias exigencias y hagamos posible las consultas para saber el tipo de ciudad que queremos porque consultas “patito” existirán como la que realizó el PAN para saber que pensaba el ciudadano del modelo de policía de Mando Único.

O la consulta del Partido Social Demócrata (PSD), para saber cuales son los problemas que más aqueja a los ciudadanos de la capital, como si no se conocieran.