*Saldrá de su casa en Tetelcingo para ser incinerado en Jardines del Recuerdo.

Por Justino Miranda
El escritor José Agustín era velado la noche de este martes en su casa de Cuautla, donde vivía desde 1977.
Su cuerpo estaba acostado en su cama, rodeado de ramas de su árbol preferido, una araucaria, y acompañado de su primera máquina de escribir Olympia, así como flores y velas.

Esas fueron las instrucciones de la familia para despedir al escritor y no colocar su cuerpo dentro de una caja.

En el jardín de la casa su familiares y amigos más cercanos celebraban su vida y su obra.

Su hijo Jesús Ramírez Bermúdez contó que el deceso de su ladre ocurrió esta madrugada a consecuencia de varios padecimientos, como resultado de aquel accidente en 2009 en la ciudad de Puebla, donde cayó y tuvo fractura de cráneo, columna, tórax y hemorragias cerebrales que lo llevó a estar en terapia intensiva.

Jesús, médico de profesión, dijo que la secuela tardía fue una hidrocefalia le afectó más a nivel cerebral y le dificultaba caminar y realizar movimientos.

En 2014 fue operado por una válvula programable que lo ayudó a vivir 10 años más, sin embargo, en los últimos tres años le resultaba más difícil trasladarse de un lugar a otro, aunque seguía declamando obras enteras.

El diagnóstico de su muerte fue paro cardiorrespiratorio, probablemente por sangrado digestivo.
En los últimos días José Agustín hablaba como si estuviera declamado a García Lorca y Rubén Dario de cuyos autores se sabía de memoria sus poemas.

“Los utilizaba para hablar de su estado actual y si se sentía mal decía ‘porque el pueblo seguía esta cruel epifanía o está cruel melancolía’. Esas fueron sus últimas pláticas con sus familiares. Se despidió con poemas”, dice su hijo.

El cuerpo del escritor será incinerado este día en el panteón Jardines del Recuerdo, en esta ciudad.