Por Oswald Alonso
Rodrigo Gayosso Cepeda -hijo del gobernador Graco Ramírez Garrido Abreu y Elena Cepeda de León, actual dirigente del PRD en Morelos, fue electo inmerecidamente por la mayoría de consejeros de este partido político; se trata de un hombre hecho fuera de las izquierdas.
Su rastro político lo dejó en el PRI, en ultimas fechas en la administración municipal más cuestionada de la las últimas décadas, la de Manuel Martínez Garrigós, expulsado del PRI por presuntos actos de corrupción.
Este dirigente forma parte de una nueva clase política, la de los Juniors, hijos de papá que sin merecer han sido colocados en lugares privilegiados para cuidar negocios y espaldas de incondicionales.
En el PRD cuentan que Rodrigo es un mal necesario por la relación familiar con el perredista más importante: el gobernador. También aceptan que el beneficio ha sido menor al esperado. Por ejemplo, esperaban que al frente del PRD en el estado, los resultados electorales en el pasado proceso serían favorables, ocurrió todo lo contrario a pesar de que este amarillo partido sigue siendo la primera fuerza en el estado.
Lo acusan de haber sido, con Jorge Messeguer Guillén –candidato perdedor del PRD a la alcaldía de Cuernavaca-, los responsables de la derrota electoral, los acusan de soberbios, de no escuchar, de imponer, de llevar al callejón de la derrota a su partido con sus erróneas estrategias. Aún así, de manera inexplicable, los consejeros mantienen a Gayosso como su líder. No se entiende.
Al interior del PRD saben que el hijo del gobernador les hace daño, que no sabe que hacer con tal paquete político que le heredaron, lo intenta pero no puede levantar el pico para volar. Los perredistas son testigos de que sí se esfuerza, pero al no conocer la estructura, las bases, se desespera para tropezar con la misma piedra (su actitud soberbia).
En el PRD, según se me ha dicho, para lo único que ha servido es para fabricar dinero, para financiar proyectos rumbo al proceso electoral de 2018 con recursos externos provenientes de empresas ligadas al gobierno. Casi todos le ven la cara de signo de pesos.
Los perredistas, me cuentan, jamás habían tenido a un líder tan resguardado por escoltas –policías estatales asignados por la Comisión Estatal de Seguridad (CES)-.
Es un líder con perfil diferente que bien o mal, ha sabido meterse a la estructura de un partido autodestructivo; llama la atención que no haya sido a estas alturas cuestionado o removido por sus errores y falta de liderazgo en los grupos hegemónicos (tribus). Forma parte de una nueva clase política.
También es necesario escribir sobre sus formas. Está aprendiendo, eso es claro, comete muchos errores, pero no es justificable porque al final no es un jovencito. Tiene responsabilidades como pocos y parece no entenderlo.
Este martes dio muestra de no estar listo para asumir otras responsabilidades. Después de una conferencia de prensa, encaró al reportero Gerardo Suárez Dorantes, le reclamó que el periódico en el que colabora no es objetivo. Gerardo respondió que cualquier queja se la hiciera llegar a su director. Aquí la parte final del «diálogo» que sostuvieron, si se le puede llamar así.
-Me saludas a tu padre ( el gobernador Graco Ramírez Garrido Abreu)-, dijo el reportero a Rodrigo Gayosso en el intento de terminar con el reclamo.
-Me saludas a tu madre, respondió Gayosso.
rodrigo encaró al reportero, los que fuimos testigos pensamos que incluso lo golpearía, la voz sensible de la reportera Dulce Maya intervino para pedir calma del dirigente perredista. No pasó a más pero queda la sensación de que a Rodrigo le hace falta entender que no puede perder el control en un lugar público, con reporteros y cámaras porque seguramente su carrera política no terminará aquí. Casi estoy seguro que será impuesto para una diputación local o federal plurinominal. Lo necesita.