Por  Antonella Ladino

CUERNAVACA, Mor., 25 de noviembre.- Una madrugada el acecho de la muerte la despertó: Su esposo mantenía un cuchillo en su cuello para asesinarla. Ese había sido un episodio más de violencia en los 15 años de matrimonio de Karina con un hombre alcohólico, cuyos ataques verbales constantes lastimaron su seguridad… Por mucho tiempo le hizo creer que la vida de ella no tenía sentido y que su familia no la quería.

Karina cuenta que otra ocasión estaba en su habitación con su hija Andrea de 4 años de edad cuando de pronto llegó su esposo alcoholizado e intentó ahorcarla.  “Siempre que llegaba a la casa (su esposo), me preguntaba si vendría borracho, de buenas, enojado; no sabía si hablarle o hacerme la dormida y fingir que no escuchaba lo que me decía”, relató Karina.

Karina acudió al evento del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia Contra la Mujer en calidad de víctima, organizado por el ayuntamiento de Cuernavaca, y posteriormente habló de sus momentos de sufrimiento, amenazas, golpes y vejaciones durante su matrimonio.

Dijo que tras el ciclo de violencia quiso rendirse al considerar que su vida no tenía sentido y entonces pasó de ser la víctima a una mujer agresora, porque cada vez que su esposo la golpeaba ese coraje que sentía la desquitaba con sus hijos.

El miedo que tenía a su esposo la paralizó. En ese tiempo, al sentirse sola se alejó de su familia cuyos integrantes preguntaba en ocasiones si las cosas en su matrimonio estaban bien. Su respuesta casi siempre era un sí. “Mi decisión era fingir que no pasa nada y taparlo todo, mis padres se mantuvieron al margen de esta situación”, contó Karina.

En una de tantas veces que fue violentada, fue echada a la calle sin dinero, sin teléfono y sin llaves porque él sabía que regresaría a pedirle perdón por algo que no había hecho, pero hace seis años Karina decidió detener la ola de violencia y acudió al Instituto de la Mujer estatal donde recibió ayuda psicológica y asesoría legal para iniciar una demanda en contra de su esposo.

Actualmente tiene 41 años y asegura que vive feliz y orgullosa del gran paso que dio porque su vida dio un giro, ahora disfruta una nueva vida con sus hijos Andrea y Santiago de 12 y 15 años y en compañía de una pareja que conoció hace poco tiempo.

“Mi vida es otra y me siento afortunada, mis hijos están tranquilos porque la vida para ellos cambió. Descubrí que soy una persona que sí puede, por eso invito a las mujeres que viven la misma situación que se atrevan y denuncien porque no están solas y hay gente que quiere lo mejor para ellas”, comentó Karina Torres.