Por mx.hola.com
Su nombre dio la vuelta al mundo hace siete años abriendo un gran debate ético. Natalie Suleman, antes conocida como Nadya, se convirtió en noticia en 2009 tras dar a luz a octillizos (como resultado de un tratamiento de fertilidad) en un hospital de Bellflower, en una localidad de California (Estados Unidos). Y es que este nacimiento múltiple sorprendió aún más cuando se supo que Nadya ya tenía seis hijos, una gran familia numerosa que se situó en seguida en el punto de mira –incluso recibió críticas de su propia madre que cuestionó su estabilidad, entonces no tenía ni pareja ni trabajo-. Su vida fue examinada al milímetro, su situación se convirtió en objeto de comentario, y la fama, en protagonista. Bautizada como la «octomom», su nombre ocupó los titulares y fue objeto de controversia.
El tiempo ha pasado y poco a poco la atención pública sobre Nadya fue desapareciendo, aunque algunas de las noticias que han transcendido sobre ella no estuvieron exentas de polémica. Siete años después, la «octomom» ha concedido unas reveladoras declaraciones en las que explica cómo ha conseguido dejar atrás su convulso pasado y es ahora una persona nueva. Nadya declara al Daily Mail que está avergonzada de las cosas que ha hecho en estos años, “un trabajo “deshumanizador” como actriz y bailarina que la llevó incluso a convertirse en adicta a ciertos medicamentos.
“Todo lo que hice fue para ganar dinero y poner comida en la mesa” aclara. “La gente piensa que tuve todas estas donaciones y ayuda pero no fue así. Hice todo por mí misma y lo pagué todo de mi bolsillo así que fui ‘octomom’ durante cuatro años. Los últimos dos años fueron muy oscuros. Acabé en un camino muy destructivo”. Prefirió asumir ella las consecuencias del escrutinio de la fama antes que poner a sus niños en frente de una cámara, asegura (le habían ofrecido protagonizar un reality). En 2013, tomó la decisión de “matar” a su personaje para dedicarse por completo a sus hijos y rehacer su vida antes de que fuera demasiado tarde. Asegura: “Prefiero vivir con mis 14 hijos en una furgoneta que dejar que alguna de mis hijas siga el mismo camino que yo”.
Ha dado un giro radical, ha regresado a su ciudad natal en Orange County y ha encontrado trabajo con mujeres en situación de vulnerabilidad, utilizando su formación como enfermera psiquiátrica y consejera. Asegura que esta decisión disgustó al equipo que trabajaba con ella y que tuvo algunos enfrentamientos y problemas legales con su exmanager, cuestiones que ha solucionado con esfuerzo. Una determinación con la que se ha enfrentado a duros episodios en su vida personal: su madre falleció y su padre se quedó paralítico, además de que algunos de sus hijos están enfermos (sufren autismo) y ella misma lidia aún con las consecuencias del embarazo múltiple que le provoca terribles dolores de espalda.
Suleman es una persona distinta desde hace más de tres años y ha logrado sacar adelante a su familia. “Me he mantenido fuerte por mis hijos. Saben lo que hice como la ‘octomom’, les he dicho la verdad. Les he contado que hice cosas malas y vergonzosas y me han dicho: ‘Está bien mamá, te queremos de todos modos y siempre lo haremos’”. Su día a día comienza a las cinco de la mañana, prepara el desayuno, ayuda a los niños a prepararse para el colegio y se va a trabajar. Recoge a los niños, les da la cena, les baña, recoge la casa y se va a dormir en torno a la medianoche. Llevan una vida saludable, hacen deporte juntos y son “como un equipo”. Echando la vista atrás, Nadya asegura: “Nadie odia tanto a la ‘octomom’ como yo”.
Su situación personal, sus operaciones estéticas, sus deseos de ser madre… todo lo que rodeó la vida de Nadya se situó bajo el escrutinio público tras conocerse la noticia de su maternidad múltiple. Se cuestionaron sus motivos, abriendo todo un debate ético acerca de los tratamientos de fertilidad, y se convirtió en protagonista de una fama involuntaria que le pasó factura. Ha dejado atrás su antigua vida, resurgiendo como una madre trabajadora que tiene un objetivo: que sus hijos sean felices.