Por Aranzazú Ayala Martínez | Emmanuel Anguiano-Hernández / ladobe.com
Los puntos rojos del mapa empiezan en Huauchinango, desde la izquierda, y siguen hacia Zacatlán, Tetela de Ocampo, Zacapoaxtla, Tlatlauquitepec y Teziutlán. Otra línea baja de Huehuetla y Cuetzalan hasta Zacapoaxtla, naciendo de las comunidades que colindan con Veracruz. El trazo principal sale desde Hidalgo, camino a Tulancingo: los reportes de la Procuraduría General de Justicia (PGJ) de personas no localizadas, extraviadas o desaparecidas cruzan el norte del estado de Puebla y desembocan en Altotonga, Veracruz.
Así como ocurre en otros lugares de la entidad, el tema también está invisibilizado tanto por las autoridades como por la propia sociedad civil. En entrevista, el equipo de RadioExpresión, medio de comunicación de la Sierra Norte, dijo que el fenómeno ha aumentado en los últimos cinco años pero en sí, el tema de desaparecidos no se ha posicionado en la agenda política, social ni mediática. Algunos de los casos quedan en denuncias de secuestros y la mayoría sólo en simples chismes o rumores.
“Muchas de las familias afectadas por la desaparición de algún miembro ni siquiera han tenido la oportunidad de denunciar de manera oportuna para el inicio de la búsqueda, por los ‘protocolos’ que siguen los agentes del Ministerio Público, y todo queda a nivel de un reporte policiaco, del que las corporaciones municipales en la zona se desentienden con el argumento de que está fuera de sus funciones y corresponde a la Policía Ministerial hacer las indagaciones al respecto”, explican los periodistas. Ha habido algunos casos donde los familiares utilizan las redes sociales y la difusión pública, como pegar carteles en las calles para dar a conocer el caso.
Al hacer una búsqueda en internet resaltan varios casos violentos de desapariciones en la región. Incluso en la red de cuentas de Twitter La Alameda, de búsqueda de personas desaparecidas en todo México, hay dos casos de la región: el de Crescencia Martínez Hernández, desaparecida el 26 de febrero de 2014 en Hueyapan, Tlatlauquitepec, cuando tenía 20 años, y el de Jessica Arheli Hernández Guevara, desaparecida en Zoquitlán. Un caso emblemático es el del ingeniero Marco Antonio Orgen Maldonado, de quien no se sabe nada desde el 17 de noviembre de 2013 en Huauchinango, y forma parte de la lista de la Procuraduría General de la República (PGR) que ofrece recompensas hasta por 25 millones y medio de pesos para localizar a 17 personas desaparecidas de todo el país. El equipo de RadioExpresión describe este caso como excepcional, porque la familia logró que se ingresara al programa de recompensas, aunque sin ningún éxito.
El 10 mayo de 2012 desapareció Iván Rodríguez Macín, de 31 años de edad, originario de Tulancingo, Hidalgo, y fue encontrado dos días más tarde en el municipio de Ahuazotepec, perteneciente al distrito judicial de Huauchinango; tenía heridas de arma de fuego. También desapareció un taxista de apellidos Sánchez Flores, quien fue hallado esposado y desollado en Huauchinango, donde también se encontraron los restos óseos del desaparecido comerciante José Luis Cruz Martínez, de 37 años. Y para el 22 de octubre también se reportaron como no localizados los menores Angeles Briyit Santos Terán y José Manuel Santos Terán, de 12 y 7 años, respectivamente.
Durante el sexenio del ex presidente Felipe Calderón Hinojosa los datos oficiales dieron cuenta de la desaparición de 283 personas desaparecidas en Puebla; de acuerdo con una nota publicada en este portal en 2013, Huauchinango estaba en el 5o lugar de denuncias. Y en un reportaje de Intolerancia acerca de desapariciones de menores de edad, los municipios del norte del estado que son parte de este corredor, Teziutlán y Zacatlán, estaban en tercer lugar junto con Tepeaca, con tres casos; y Tetela de Ocampo, Huauchinango y Cuetzalan también se encontraban en la lista, con dos casos el primero y uno cada uno los últimos dos.
En mayo de 2014 desaparecieron 5 mujeres en Huauchinango; una nota del portal e-consulta del 5 de mayo dice que pese a que fueron cinco jóvenes, la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) sólo tenía tres reportes formales y el titular de la dependencia, José Ramón Herrera Zacatenco, dijo que eran casos aislados y la única coincidencia entre los tres casos es que eran mujeres.
Las jóvenes son Candy Jazmín Hernández Martínez, de 16 años; Marimar Valderas Hernández, de 14; Andrea González Cortés, de 21; Miriam Karina Reyes Ángeles, de 24 y Claudia Santos Luna, originaria de Querétaro. En junio de ese mismo año se activó la Alerta Ámber por la desaparición de una recién nacida en Huauchinango. La periodista Leticia Ánimas documentó el caso del rapto de las menores Edith Muñoz González y María Guadalupe Morales, en el municipio de Xicotepec. La joven Karla Yajaira Barrera García fue señalada como la “enganchadora” de las niñas y se denunció que con la banda de tratantes estaba involucrado un militar: René Garrido González. Aunque las niñas fueron liberadas, la madre de Edith, Lucía González, denunció varias irregularidades en el caso y hostigamiento posterior.
Pese a que en la región al menos los medios han documentado una cantidad importante de desapariciones, muchas de ellas todavía en incógnita, son pocas las personas que aceptan acercarse a los medios de comunicación para denunciar.
Ejemplo de ello es el presunto secuestro de Albino Santos Dolores, empresario inmobiliario que supuestamente fue privado de su libertad en octubre de 2014. “Según testigos fue subido a una camioneta por un grupo de gente armada, cuando iba a entrar a su domicilio en la colonia Santa Cruz. Hubo rumores del pago de un rescate y días después sus familiares colocaron carteles con su fotografía y dos números telefónicos para recibir información”, explica RadioExpresión, pero ni siquiera se presentó una denuncia ante el Ministerio Público. Tampoco existen en la Sierra Norte grupos muy visibles de la sociedad civil o familiares organizados que documenten los casos y presionen a las autoridades.
La solicitud de información 00007015, con fecha del 21 de enero de 2015, da cuenta de que Huauchinango ocupa el 6o lugar estatal en el índice de personas desaparecidas por cada cien mil habitantes. De 2011 a 2014 el municipio serrano tuvo un índice de 24.55 personas extraviadas por cada cien mil, mientras que Tetela de Ocampo ocupó el noveno puesto, con un índice de 19.39, y Teziutlán el 12avo, con 18.43. Como parte del mismo corredor que atraviesa el norte del estado seguido están los municipios de Zacatlán, Zacapoaxtla y Chignahuapan, que están en los lugares 15, 16 y 17, con índices de 15.73 personas desaparecidas por cada cien mil habitantes, 15.01 y 12.09, respectivamente. Pese a que los índices más altos los tienen los municipios del cinturón del centro de la entidad –como Tepeaca, Ciudad Serdán y Tecamachalco–, hay una mayor documentación en medios de comunicación de desapariciones, muchas veces con finales violentos de asesinatos o con denuncias públicas de trata de personas.
Si bien es alto el número de personas extraviadas, es muy posible que sea mayor por el subregistro causado por la falta de denuncias y de presión de la sociedad. “Lo que abunda es el silencio y la parálisis por miedo, debido a que se sabe que la zona es usada como ruta por algunos grupos de la delincuencia organizada que se desplazan entre los estados de Hidalgo y el norte de Veracruz”, dicen los reporteros.
Foto: Marlene Martínez