Redacción SL
Cuernavaca, Mor., 8 de diciembre.- Repartidores de comida que ofrecen el servicio por medio de aplicaciones de teléfono como Uber Eats, Didi y Rappi, realizaron una caravana desde Boulevard Cuauhnáhuac al zócalo de Cuernavaca para exigir mejores condiciones de seguridad y de trabajo.
Javier López Domínguez, denunció que todos los días son víctimas de asaltos y discriminación por parte de los comensales y los administradores de los restaurantes, así como de las grandes plazas comerciales.
En entrevista señaló que el Sistema de Administración Tributaria (SAT) les cobra entre el 8 y 16 por ciento del Impuesto Sobre la Renta (ISR), pero la Secretaría del Trabajo está ausente y no se preocupa por si este sector de la población cuenta con seguro social o prestaciones.
Narró que entre las dificultades que se presentan cotidianamente en su trabajo es la cancelación de los pedidos y además en las plazas comerciales les hacen caminar largos trayectos para hacerlos entrar por la puerta de atrás de los negocios, «a escondidas de los otros clientes»,
Refirió que en Morelos son alrededor de 800 repartidores de comida y quienes diario son víctimas de asaltos en colonias como Alta Vista y Antonio Barona, en Cuernavaca; así como en Tejalpa en Jiutepec, El Capiri y Tres de Mayo en el municipio de Emiliano Zapata.
Dijo que solo el fin de semana documentaron cinco robos de motocicletas y uno de sus compañeros que se resistió al asalto fue baleado, por lo que se encuentra en el hospital. Otro de sus compañeros, está desaparecido desde hace tres días.
Roberto Villa, otro de los afectados, dijo que el sábado una de sus compañeras repartidora de comida la golpearon y le robaron su motocicleta en Emiliano Zapata, y a pesar de que había policías no defendieron a la joven.
Los inconformes pidieron al gobierno estatal designar una área de estacionamiento para los repartidores porque al menos en la calle Gutenberg del centro de la ciudad, los oficiales de tránsito los infraccionan cuando acuden a un restaurante a recoger pedidos.
“Estamos en calle y nadie nos apoya, la autoridad brilla por su ausencia, estamos solos; no tenemos prestaciones y la inseguridad ha aumentado en colonias conflictivas como Alta Vista y la Barona, donde se registran entre dos y tres asaltos diarios y ni siquiera hay recorridos de la Comisión Estatal de Seguridad (CES)”, señaló Roberto Villa.