Cuernavaca, Mor., 25 de febrero.- El catedrático e investigador en temas de democracia, transparencia y rendición de cuentas, de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM), Juan Francisco Escobedo Delgado, afirmó que cuando un partido político o gobierno intenta utilizar a una Universidad bajo la visión de subordinación ideológica, está equivocando su rol y estropea los propósitos  y naturaleza de la Universidad pública.

El académico de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales (FDyCS), impartió la conferencia virtual Democracia y Universidad Pública: Una relación esencial, el pasado 24 de febrero, en la cual hizo una breve síntesis de la historia de la democracia en México y de la autonomía de la Universidad pública, para después plantear los puntos de conexión.

Recordó que la autonomía se le otorga a la Universidad Nacional en 1929, siendo presidente provisional Emilio Portes Gil, “este es el punto de inflexión que ayuda a explicar el proceso que va a seguir en distintas regiones del país, para concederle la autonomía a las universidades públicas estatales”, dijo.

El investigador aseguró que la autonomía se dio a las universidades para evitar que terminaran colonizadas por planteamientos partidistas y que sus objetivos académicos, de  investigación y de divulgación de la cultura, no fueran perturbados o atrapados por las visiones reduccionistas de los políticos.

Además, ubicó como momentos históricos importantes cuando se da a la Universidad la autonomía regulada, con capacidad para autogobernarse y construir sus propias reglas del juego, “después viene la dependencia financiera y una última fase que viven son las crisis financieras y los problemas para garantizar su continuidad”.

Juan Francisco Escobedo, dijo que el punto de conexión entre democracia y Universidad, se refiere a que una parte de los actores políticos que compiten en los procesos electorales son universitarios y también a que buena parte de los servidores públicos que organizan las elecciones, son universitarios, “finalmente una parte de la sociedad que el día de las elecciones irá a votar por uno o por otro candidato o partido político, son universitarios. Por lo tanto, no se puede negar la incidencia de los universitarios en la democracia, ni la influencia de la democracia en la vida universitaria”.

El académico aclaró, sin embargo, que “la Universidad no es una asamblea de partisanos que están esperando una señal del rector para pronunciarse en favor o en contra de ningún candidato o partido político. En todo caso, los universitarios tienen el derecho y la libertad de allegarse de información necesaria para que en lo particular determinen qué posición van a tener el día de las elecciones o durante el proceso electoral”.

Escobedo Delgado subraya que cuando un actor político, un partido o un gobierno quiere utilizar a una Universidad con una visión parcial partidista,   subordinada a un planteamiento ideológico, equivoca su enfoque, estropea y manipula los propósitos de la naturaleza de la Universidad.

“Pero la Universidad tampoco puede darle la espalda a estos procesos democráticos, lo que sí puede hacer es promover y fomentar la deliberación pública, ofreciendo expresiones de la sociedad civil y espacios cotidianos para generar discusión abierta y permitir la circulación de las ideas de distintos enfoques”, señaló.