Por la redacción

Cuernavaca, Mor., 1 de abril.- Sergio Gómez Guerra, comunicador de más de tres décadas, dejó el mundo de las plumas, de la cobertura, de la nota.  Un amigo, compañero y extraordinario reportero que plasmó con creces  su huella en el difícil mundo del periodismo.

El medio digital joskaag.wix.com realizó en octubre pasado una entrevista a “Cheko”, la cual se reproduce a continuación.

La cita fue en un café de Las Plazas en el centro de Cuernavaca; el encuentro estaba planeado para las 16:30, y “estaba” porque la reunión se pospuso hasta las 18 hrs de ese día Jueves 1 de Octubre de 2015, el entrevistado salió tarde de un Juicio Oral –donde el juez no les permite el uso del celular-, y después de haber llamado varias veces ,por fin contestó el celular y reacomodamos la hora de la cita.

El ambiente era de una típica tarde de otoño en el centro de Cuernavaca, gente caminando por aquí y por allá, el tren de Las Plazas con algunos niños a bordo realizando su clásico rondín; los mariachis en el otro lado de la calle esperando que alguien los contratara… Y por fin llegué  yo; Sergio ya me esperaba sentado, durante los casi 30 minutos de entrevista, nos acompañaron dos pares de tazas con café que se fueron vaciando con los sorbos, y unas papas a la francesa que nuestra amiga a la que apodamos “Fantasma”, había comprado, además del cenicero en que Sergio depositaba las colillas de sus cigarros. Hoy trae el chaleco de Quadratín Morelos porque mi amigo Josué se lo prestó en la mañana debido a que tenía frío.

Sergio Gómez Guerra es un amigo periodista que tengo el gusto de conocer desde hace poco más de medio año, las canas cubren algunos de sus cabellos y tiene una manera muy peculiar de caminar, lento y observando siempre a todos lados, con su chaleco, grabadora, cuaderno, y los cigarros que nunca le faltan. Es de ojos verdes y piel blanca, y de entre 1.55 y 1.65 de estatura y delgado de complexión. Alegre y siempre dispuesto a dar un buen consejo, a reírse y contagiar sonrisas; mientras escribe la gusta fumar entre que acaba una nota y otra, al igual que beber Coca-Cola fría de envase de vidrio; su comida favorita es la japonesa.

Así que entre café, el ruido de los autos pasando por la calle, las personas de las mesas aledañas,  las cosas que conozco de el, y lo que me falta conocer, comenzó la entrevista.

-¿Dónde nace Sergio Gómez Guerra?

-Nací en Guadalajara , Jalisco; aunque prácticamente me considero más morelense porque desde muy pequeño me trajeron mis papás a vivir a Cuernavaca y desde entonces he radicado aquí.

 

-¿Cuándo nació Sergio Gómez Guerra?

-El 20 de Abril de 1970

¿Cuándo decide Sergio hacerse periodista?

-Ha de haber sido por ahí de 1990; incursioné en aquel entonces en comunicación social. En  aquel entonces era gobernador don Antonio Riva palacio López; yo tenía la ilusión de poder estudiar derecho; pero por circunstancias de la vida no pude y ahí comencé a desarrollar trabajo relacionado con el periodismo, aunque no era obviamente reportero ni nada que tuviera que ver con eso; más bien era como entregando boletines, periódicos, pero me empezó a llamar la atención lo que hacían los reporteros; ahí se concentraban 20, 30 a escribir diario ;y empecé a ver el trabajo y me empezó a llamar la atención. Pero te estoy hablando cuando no se utilizaban computadoras; eran máquinas de escribir, la comunicación era vía fax y ni pensar en el internet todavía en aquel entonces.

-Justamente tocando ahora los temas del internet, ¿Cómo cambió tu trabajo con el internet? ¿Tú te lo imaginaste alguna vez?

-Bueno, no lo imaginé como tal. Además recordarás que cuando empezó el internet hasta tenías que conectar tu teléfono de oficina a la computadora y el sonidito… y luego no entraba; entonces decía: ¿Cuándo puedo conectar mi teléfono celular-en aquel entonces eran unos tabicotes-, a la computadora para mandar? Así me lo imaginaba que ya dentro del teléfono tenías internet y podías hacer todo ¿no?  Ha sido, yo creo que de la historia de la humanidad estos últimos años, la tecnología más avanzada; más con el internet, donde encuentras todo.

 

-¿Cuándo comienza entonces Sergio a trabajar formalmente en un periódico, o a escribir para alguna redacción de prensa?

-Formalmente empecé por el año 1992; en aquel entonces que gobernaba Antonio Riva palacio se crea un periódico en el que la misión era golpearlo, que es La Unión de Morelos; fui de los pioneros, de los fundadores.

 

-Entonces le llegaste a pegar a tu patrón, le afirmo.

-Sí, primero trabajaba para él y después me toca. En aquel entonces comienzo en deportes; cubriendo partidos de beisbol, partidos de futbol; yo no sabía nada de beisbol. A aprender más que el deporte, a redactar una nota.

 

-Después ¿con qué seguiste?

-Me pasaron a nota roja porque además en aquel entonces aquellos maestros de periodismo decían que era el ABC del periodismo; y pues es que sí. Ahí tienes que recopilar mucho dato para construir la nota; lo que no pasaba en política, donde te mandaban boletines y prácticamente todo te lo regalaban; era revolcar el boletín.

En nota roja tenías que investigar el lugar, la hora, los hechos, tenías que estarte comunicando… y te sirve mucho para aprender a redactar; decían que quién redacta una buena nota roja redactaba una muy buena nota de política. Me aventé muchos años en nota roja; fue una experiencia padre, porque eran otros tiempos, no estaba el narco, en aquel entonces estaba el secuestro, con el “Mocha Orejas”; la banda de “la víbora”. En aquel entonces el narcotráfico no era lo que ahora es.

 

-¿Cómo has vivido tu ese cambio de cuando cubrías nota roja a ahora como está la nota roja?

-Pues es lo que yo le platicaba a muchos jóvenes; antes por ejemplo, una nota roja como no era tan peligrosa, te ganaban la nota. Te enterabas de un muerto, no decías nada; de repente estábamos en el café, decías “Ahorita vengo”, y te ibas tu solo a cubrir tu nota porque te peleabas la exclusividad. Ahora los tiempos han obligado a los reporteros a hacer un protocolo; entonces hay una balacera y tienen que ir todos por seguridad; en aquel entonces era muy distinto; tenías que ser muy celoso de tu información para sobresalir y ahora no, quizá producto de que ahora pasa lo inimaginable; de repente 43 desaparecidos… ¿Cuándo pensarías tu en la década de los 90 desaparecieran a 43? Quizá pasaba, pero nunca lo decían los medios de comunicación, ahora vivimos muy distinta la delincuencia; nos ha obligado a cambiar desde tu forma de vida hasta el periodismo propio.

 

-¿Alguna experiencia que recuerdes que te haya marcado de algo que hayas hecho de nota roja?

-Por ejemplo, me tocó el rescate de un comerciante del mercado Adolfo López Mateos; una balacera como de 8 o 9 horas; parapetados los secuestradores y ahí checando todo lo que estaba pasando; que fue la época de Jesús Miyazawa Álvarez, Director de la policía judicial; un policía muy famoso en la época de los 70’s , 80’s, con “El negro” Durazo, y toda esa camada de policías. Y a tal grado que esa nota ganó un premio estatal de periodismo.

 

-¿Tú lo ganaste?

-No lo gané yo, porque alguien la escribió esa nota y se la dieron a ese alguien, pero si fue arriesgar tu vida, estar ahí en la línea de la balacera; entonces fue algo que me dejó marcado de por vida; otra nota que me tocó cubrir fue cuando aquí agarraron al “Mocha Orejas” Daniel Arizmendi; me tocó la persecución, en todo estuve. Vi como una camioneta entró y tiró las puertas de la casa, ya se les había ido el “Mocha Orejas”, realmente agarraron a su hermano, a la esposa y a la nieta; el Mocha Orejas ya se había pelado del lugar. Pero si me tocaron operativos muy impresionantes, pero insisto, era otro tipo de delincuencia;  en aquel entonces hablar del Mocha Orejas era hablar como del Chapo Guzmán, pero era por secuestro, no por narcotráfico.

 

-¿De otro tipo de notas tienes alguna experiencia que recuerdes?

-Si tengo experiencias, pero sinceramente no me marcaron tanto como la nota roja. En su momento con Carrillo Olea, cuando en Casino de la Selva se pretendía construir la Comercial Mexicana y Costo, muchos estaban en contra ; me tocó el operativo cuando los detuvieron y llevaron a la Fiscalía. Pero tengo que decir no eran gobiernos tan represores, porque lo pensaban; solamente en casos donde se violentaba el estado de derecho, y ahora ya es más frecuente la represión; al menos yo así lo veo.

 

-¿A qué personas te ha acercado el periodismo?

-A figuras pero a nivel estatal, gobernadores, procuradores , diputados; gente que ha tenido el poder decidir el futuro del estado. Es yo creo que una de las cosas más bonitas del periodismo, te permite conocer personas de todos los estratos sociales, económicos y políticos. Es una carrera que te permite convivir con todos los estratos de la sociedad, a todos los círculos sociales; un día puedes estar desayunando en una construcción con los albañiles porque te tocó hacer un reportaje, y al otro día puedes estar comiendo en Las Mañanitas en un evento; osea, no hay una rutina, como un abogado que ya tiene su cartera de clientes acomodados y convive y se relaciona con gente rica; un arquitecto igual si ya llegó a un nivel, en ese nivel trabaja. Nosotros los periodistas buscamos la verdad, y ella no tiene un sector, puede estar en todos lados y tienes que buscar, ir e intercambiar ideas con gente de todos lados.

 

– Regresando al tema de la infancia, ¿Me podrías compartir alguna experiencia que recuerdes?

-Yo de niño fui muy inquieto; me tocó un barrio que en aquel entonces y yo creo que todavía hasta la fecha era muy bravo, el barrio de Amatitlán; a cuatro cuadras del centro. Me crié con Luis Miguel Ramírez Romero, Adrián Rivera Pérez, mucho político que ha surgido incluso de ese barrio. Yo tengo muy marcada la infancia de aquel entonces, cuando los que mencioné eran adolescentes y yo era niño, pero si era un barrio pictórico de Cuernavaca; como si estuvieras hablando de La Merced en el Distrito Federal. Desde niño tenías que aprender a defenderte; eran las clásicas “banditas”, aunque en aquel entonces era distinto a ahora, antes eran trompadas y no pasaba de ahí, y al otro día el que perdía saludaba al que ganaba y había un respeto; ahora pues ya sabes, es de balaceras y otro tipo de cosas.

 

-¿Algún deporte que te gustara jugar mucho?

-Futbol, siempre me ha apasionado.

 

-¿Te gustaba ir a la escuela o eras de los niños que no?

-No era un alumno sobresaliente, me dedicaba más a jugar futbol y a estar con la bola, aunque tampoco era de los de 5, pero no estaba en el cuadro de honor. Estudiaba lo que tenía que estudiar, lo que consideraba yo que iba a satisfacer a mis papás y no me iban a regañar.

 

– ¿A partir de cuándo comenzaste a cubrir los juicios o la parte relacionada a la justicia?

-Lo que pasa es que yo estuve muchos años en la cámara de diputados,  de hecho llegué a ser coordinador de Comunicación Social; cuando regreso a La Unión, porque tuve que renunciar, prácticamente venía de terminar la carrera de Derecho; entonces la justicia adversarial, los juicios orales son nuevos; de hecho este año entraron en todo el país, Morelos era de los pioneros. Entonces me mandan a cubrir eso por el perfil, eres abogado… Aunque he de confesar que al principio no me gustaba, pero tengo la ventaja de conocer muy bien  el lenguaje. Por eso es que me toca cubrir los juicios orales, me enriquece a obtener conocimientos como abogado en materia penal, ahora quizá ya no estoy tan rejego en decir que no lo quiero cubrir, pero lo mío es la política; es mi fuerte.

 

-Con relación a lo anterior, ya no me mencionaste ¿En qué año fue?

-Yo estuve en el Congreso del 2010 al 2012 y la carrera la terminé en 2013.Estaba en la salida de la carrera cuando comencé a cubrir los juicios orales.

 

-¿Qué planes tiene Sergio a futuro?. ¿Cómo te ves en 5 o 10 años?

-Me encanta la situación que estoy viviendo ahorita porque me da chance de litigar y de escribir, y es algo que quiero seguir haciendo. Si no tuviera ya la oportunidad de hacerlo en La Unión, tal vez haría mi propio medio, buscaría ser un micro empresario. Pero yo creo que La Unión hasta eso es una buena tribuna ;tiene sus lectores, osea, está bien, solamente que pasara algo buscaría yo empezar a hacer medios alternativos; que ahora el internet te da esa facilidad de poderte hacer empresario e incluso quitarte la censura, porque con lo que peleamos los periodistas es contra la censura, que paradójicamente inicia desde dentro del periódico. Cualquiera piensa que la censura viene desde el gobierno, y si, también, con el primero que comienzas a luchar es contra tu editor, y ahí es donde empieza la censura.

 

-¿Qué tanto piensas antes de escribir?, sabiendo que lo que tu vas a escribir puede tener repercusión dentro de la sociedad o sobre cierto grupo de personas.

-Mucho, porque yo creo que exactamente el periodismo es una herramienta donde tu eres el micrófono; la grabadora, la voz de los que necesitan que alguien los escuche. No forzosamente el gobierno, hay que denunciar a veces irregularidades, y tu eres ese conducto; el que lleva esa voz para darlo a conocer a la sociedad, duele más el desprestigio, que el que te apliquen la norma y nadie sepa. A veces te duele más que la sociedad se entere e incluso hasta presiona. Yo regreso al ejemplo de los 43 jóvenes desaparecidos; tal vez en la década de los 80, cuando el control sobre los medios era muy férreo no hubiera pasado nada; tal vez una nota ahí aislada y con el tiempo se hubiera diluido; creo que la sociedad está despertando y creo que en parte de ese despertar los medios hemos cumplido un papel muy importante, como que es nuestra tarea abrirle los ojos a los gobernados para que se acaben los excesos e incluso hasta las violaciones a derechos humanos, esa es nuestra tarea. Aunque tal vez, todos los periodistas no lo veamos así.

 

-De todo lo que has escrito sobre Juicios Orales, ¿Algo que te haya marcado o te haya sido muy emotivo?

-Sí, hay muchos; hay unos incluso que te entristecen. Yo recuerdo el caso de una familia que venía de vacaciones a Morelos; venían de Guerrero, se pararon en la carretera; llegó un loco y mató a 5 miembros de la familia.

Lo de Luigi; un acto de caridad, de solidaridad de un juez; cuando el juez es el que tiene que impartir la ley y se entiende pues que cuando tú impartes la ley eres estricto, no debes o tenemos esa idea de que los jueces no deben tener sentimentalismos ni corazón, imparciales e incluso hasta rígidos, y ves que no, son humanos y hasta ese tipo de situaciones es lo que comúnmente se vive en los juzgados.

 

-¿Me podrías explicar el Caso de Luigi?

-Sí , claro. Luigi era un drogadicto que deseaba curarse; ya había caído no sé, 10, 15 veces; robaba no por necesidad de comer, sino por necesidad de drogarse. El pidió ser aislado precisamente para dejar de drogarse, y el día que llegó a la audiencia el cuate iba temblando; se veía mal. Entonces ahí mismo se comentaba que era importantísimo sacarlo porque tenía que ir a una clínica contra adicciones de lo contrario le iba a dar un ataque cardiáco ; yo me acuerdo que tenía que tenía que juntarse una fianza, no sé, tal vez 500 pesos, algo así. Ya estaba recluido en el penal, y tenía la oportunidad de salir, pero con el pago de la fianza.

Entonces me acuerdo que el Ministerio Público, que es el encargado de acusar, cooperó; la juez cooperó, el defensor público cooperó; bueno, hasta yo cooperé, me acuerdo que puse $50. Porque tú veías el semblante del tipo y decías “este cuate si no sale; porque estaba aislado sin nada de droga se puede morir”, tú sabes que ese tipo de terapias les van disminuyendo las dosis de droga; un cuate que consume ya fuertes cantidades de heroína no la va a dejar de la noche a la mañana, porque puede morir; tiene que ser paulatinamente, entonces era urgente que saliera del penal para tener un tratamiento especializado.

 

-¿Cómo era Luigi físicamente?

-El decía que tenía como 25 años, y la edad que el representaba era como de cuarenta y tantos; muy delgado, se veía ya que la droga le había provocado estragos no solo físicamente, hasta mentales. La verdad es que sí era un caso muy lamentable.

 

Y de esos a diario llegan ante los jueces; lo que pasa es que no nos enteramos de todos; pero lo raro es, repito, ver la sensibilidad que existe entre personas. A lo mejor un  juez diario tiene que presidir una audiencia 5 veces contra adictos; llega un momento en que pierdes la capacidad de ver el sufrimiento en el otro, y aquí no pasó; por eso es que a mí me llamó mucho la atención, desde el punto de vista periodístico, que todavía sucedan ese tipo de gestos por parte de la gente que está involucrada en todo esto que tiene que ver con los juicios orales.

 

-¿Tienes algo que te inspire día a día cuando te levantas?, que digas “pues hoy voy a seguir escribiendo”, o alguna filosofía de vida que tengas

-Sí, claro; es que el periodismo es una carrera gratificante e ingrata a la vez. Gratificante porque te da la oportunidad de llegar a muchas personas; ingrata porque la verdad es que los periodistas medio comemos, medio vivimos; y no tan solo en lo económico, es sacrificada la carrera. De repente te absorbe ; yo creo que es motivante y a diario por supuesto trato de superarme, porque además es una carrera que te permite aprender de todo; si te mandan a escribir salud, aprendes del sector salud, si te mandan a cubrir a los maestros aprendes de pedagogía, si te mandan a cubrir tribunales aprendes de leyes, etcétera.