Por Moisés Sánchez

Jiutepec, Mor., 18 de octubre. – Algunos de los habitantes de la Unidad Habitacional de El Pochotal, en Jiutepec, cuyos departamentos son inhabitables por el sismo del 19 de septiembre, llevan un mes afuera de sus edificios, en espera de que las autoridades les digan qué pasará con su patrimonio.

Mientras aguardan mantienen la guardia levantada peor tienen miedo que les roben o la tierra se mueva otra vez y queden con menos que nada.

Las autoridades hicieron inspecciones infructuosas, al menos para darle certidumbre a los colonos, asegura Verónica Martínez Mena, quien lamenta que a un mes de la desgracia sigan sumidos en la incertidumbre porque “siempre que vienen dicen lo mismo: que van a estudiar y tengamos paciencia, pero algún día se nos va a acabar la paciencia”, acusa.

Lo peor, indica, es no poder irse a otro lado, deben estar pendientes del arribo de las autoridades, en una de esas podrían darles solución, “no podemos estar lejos, en cualquier momento pueden llegar y hablarte”, expone.

Verónica habitó el departamento 304, del edifico 30 c, durante 24 años hasta el pasado 19 de septiembre, estaba sólo cuatro años de pagar su hogar; ahora, pasa las horas y duerme en una casa de campaña china.

A ella y al resto de sus vecinos les han ofrecidos nuevos créditos para adquirir una nueva casa, la idea se la venden como una ayuda, pero los afectados se niegan, porque les parece una injusticia.

“No nos han dicho si nos van reubicar, demoler o reparar nuestros edificios. Supuestamente nos condonaron los años que nos faltaban pagar, también nos ofrecieron un crédito, pero no lo aceptaré, no me moveré de aquí. ¿Imagínate, volverte a encharcar, no se me hace justo, cómo vas a agarrar un nuevo crédito? ¿Y los 24 años que ya pagamos dónde quedarán?”, recrimina Verónica.

Jiutepec, municipio ubicado a unas dos horas de la Ciudad de México, no es una zona cero, pero cerca del 30 por ciento del su territorio (que es de casi 70 kilómetros cuadrados) resultó afectado con el temblor, al menos 700 viviendas sufrieron daños, 300 de ellas están catalogadas como inhabitables. Y los estragos se acumularon en las Unidades Habitaciones como El Pochotal, La Campestre, Narciso Mendoza, La rosa, Tezontepec, Los gallos, así como las colonias Tejalpa, El Texcal, Vista hermosa y La independencia, de acuerdo con el Ayuntamiento.

Tan sólo en El Pochotal, que alberga a 48 edificios de 20 departamentos cada uno, 5 construcciones tienen averías posiblemente irreparables, por lo que un aproximado de 60 familias fueron desalojadas.

La claridad tardará en llegar

Teresa Saldívar Pineda, representante de El Pochotal, asegura que no han tenido una respuesta de Infonavit, que es la autoridad que se hará cargo de ver por los damnificados que vivan en Unidades Habitaciones, “seguimos en la misma situación, por el momento estamos presionando a Infonavit y a las aseguradoras, pero siguen haciendo revisiones”, declara.

Para Verónica el panorama es adverso, considera que “esto va para largo”, porque “no sólo somos nosotros, hay muchas casas dañadas en todos lados”, dice. “Todos se echan la bolita, el Infonavit al Fonden, el estado a al municipio y así… las autoridades brillan por su ausencia”, recrimina.

En lo que esperan algo que podría tardar años en llegar, los vecinos se acoplaron a la situación, con cocinas móviles y extensiones largas tienen luz, ven la tele en las calles y conversan entre sí. Sin embargo, la rapiña y otro posible sismo ponen en duda su resistencia; reconocen, la tensión y el miedo es igual que el primer día.

“Tenemos miedo, sigue temblando, esos pequeños movimientos siguen aflojando los edificios, no hay seguridad. Entre la inseguridad y la poca respuesta de las autoridades estamos en la incertidumbre, no queremos esperar años”, refiere Teresa, cuya casa también es inhabitable.

Si la situación no fuera tan adversa la posibilidad de esperar años sería viable, puesto que la ayuda humanitaria, aunque no como al principio, sigue llegando, no obstante, el riesgo de colapso de edificios y más pérdidas merma el ánimo de los residentes de El Pochotal.

“Hay réplicas, esto está mal, es un riesgo, pero estamos al pendiente, aunque no creo que aguantemos si no solucionan pronto, llegará el momento en que nos desesperaremos y correremos”, pronostica Verónica.