Redacción SL
Cuernavaca, Mor.- “En mi matrimonio viví una violencia muy fuerte durante dos años y no supe cómo reaccionar porque me daba miedo dejar a mi pareja. Llegó un día que dije: ¡basta!, pero me buscaba y después me seguía pegando hasta que decidí romper esas cadenas y lo dejé”, contó Patricia Suastegui.
Paty, de profesión enfermera auxiliar, es una de las asistentes a las clases de defensa personal que imparte la coach Lyah Sanz en el Ayuntamiento de Cuernavaca a solicitud del Instituto de la Mujer de Cuernavaca.
Por miedo Paty no se atrevía a dejar su esposo porque él ejercía violencia física y psicológica sobre ella hasta que en una plática con sus amigas la animaron a tomar clases de defensa personal.
“Mis compañeras me decían ‘tienes que salir de todo eso, tienes que aprender a defenderte y a no quedarte estática por miedo’. Yo decía que no tenía dinero para pagar una clase así y después me enteré de las clases en el Ayuntamiento y, además, es gratis”.
En su segunda clase -refirió- aunque no ha aprendido todas las técnicas de defensa esta actividad le brinda mayor seguridad y confianza en sí misma.
Dijo que conoce el caso de una mujer que vive violencia doméstica y no se ha separado porque su esposo es tan agresivo que ni siquiera la deja respirar o asomarse a la ventana.
“Conocí a una amiga que siempre que iba a su casa me decía ‘no te puedo abrir, tengo mucho miedo porque va a llegar mi esposo’. Le decía ‘ábreme’ hasta que empecé a ver que la golpeaba y le dije que lo dejara, pero su esposo la estaba amenazando y a veces la golpeaba hasta en la calle. Sentía feo verla muy golpeada, pero ella sigue con ese miedo porque su esposo es muy agresivo”.
A las mujeres que viven alguna situación de violencia les dijo que se quiten el miedo y busquen ayuda.
Por su parte Lyah Sanz cuya trayectoria como entrenadora de defensa personal es de 13 años afirmó que a raíz de la pandemia de covid-19 la violencia doméstica se incrementó, por eso es importante que las mujeres aprendan algunas técnicas para sentirse seguras en su casa y en la calle.
Aseguró que es mucha la demanda de mujeres que quieren aprender a defenderse, incluso, algunas preguntan por movimientos específicos. Por ejemplo, cómo reaccionar cuando a una persona la toman por el cuello o la jalan de las muñecas.
Sin embargo, dijo que hacen falta más espacios públicos donde se puedan impartir estas clases de manera gratuita.