Redacción SL
Cuernavaca, Mor., 3 de agosto.- Cercado por sus adversarios en la sierra de Guerrero, Santiago Mazari, El Carrete, buscó refugio en una casa de la montaña. Ingresó a un domicilio y ofreció a los habitantes dinero a cambio de alojamiento clandestino. Lo miraron con asombro, como extraño y tuvieron miedo de rechazarlo.
El jueves 1 de agosto, según publicó el periódico EL UNIVERSAL, el dueño de la casa conducía un camión de carga y en esos momentos realizaba viajes de piedra de río a la escuela de la comunidad, donde llevaban a cabo trabajos de reparación.
El Carrete vio el camión y pidió a su propietario usarlo para intentar salir de la zona de riesgo porque sus adversarios, con los que mantenía enfrentamientos desde unos tres días antes, cerraban el cerco de persecución.
Atemorizado por la presencia del Carrete el dueño del camión entregó la llaves y enseguida vio salir a Santiago junto con su compadre Marco “N” y dirigirse hacia el camión estacionado frente a la escuela.
Santiago tomó el volante y a su compadre lo mandó a la caja del camión. Pusieron en marcha el vehículo pero cuando avanzaron hacia la salida del terreno surgió un grupo de hombres que levantaron un cordón para impedir la salida de los vehículos. Era una especie de retén instalado por habitantes de la comunidad para impedir el paso de vehículos extraños o el robo de sus automotores.
Quienes se acercaron al camión desconocieron al conductor que todos los días pasaba para realizar sus viajes de piedra. La cara que vieron los desconcertó y ordenaron al chofer que descendiera. Otros ‘vigilantes’ revisaron la caja y vieron el cuerpo acostado de Marco “N”. “Es un hombre muerto”, gritaron.
Uno de los comuneros llevaba consigo un radio de comunicación y se enlazó con sus compañeros de otra zona para pedir apoyo porque habían detenido a dos hombres extraños a bordo de un camión que pertenecía a su vecino.
Más tarde Santiago y su compadre fueron interrogados y cuando los comuneros supieron su identidad informaron a la Policía estatal para entregar a Mazari.
Un día antes, el miércoles, cuando el combate entre los grupos antagónicos sacudió la tranquilidad de la zona serrana de Guerrero, las fuerzas federales estaban enterados de la presencia del Carrete en la región.
Soldados, infantes de la Marina, la Policía Federal y fuerzas estatales desplegaron un cerco por la zona y a medida que avanzaban practicaban un ‘barrido’ para impedir la fuga del Carrete.
Cuando fueron avisados sobre la captura de Mazari Hernández cerraron los caminos y al llegar a la zona de detención tomaron al Carrete y lo subieron a un helicóptero de la Marina para llevarlo a la Ciudad de México.
Ese helicóptero atravesó Morelos alrededor de la 17:30 horas.