Leticia Villaseñor

Cuernavaca, Mor., 17 de diciembre.- La noche de la primer posada de la época decembrina en el año acogió al presidente municipal de Cuernavaca en la sede de la religión católica en el estado: la catedral de esta ciudad.

Cuauhtémoc Blanco Bravo, el Cuauh, aquel legendario jugador de fútbol que tantas glorias le dio a este país, tanto futbolero como guadalupano, inició el 16 de diciembre una huelga de hambre en protesta por el juicio político al que los legisladores locales declararon procedente una noche antes.

Acompañado de parte de su gabinete, el Cuauh se enfundó en unos jeans, una playera, un rompimientos negro, unos tenis y así se instaló en el atrio del convento franciscano donde pasó la noche.

La mañana del sábado, los cientos de visitantes al lugar, enclavado en el centro histórico de la ciudad de la eterna primavera se toparon con unas mantas en las puertas de la diócesis católica. «Regidores, no vendan a Cuauhtémoc», «Respeto al voto ciudadano. El pueblo está con Cuauhtémoc», «Huelga de hambre por la justicia en Cuernavaca», además de unas 10 motocicletas de la Policía Vial.

Vienes a misa y casual, te encuentras al Cuauh en huelga de hambre… expresó una joven «emperifollada», invitada a una de las cuatro misas de XV años que se celebraban en el recinto.

Una pareja de novios buscaban uno de los jardines para la toma del recuerdo de su evento, pero tuvieron que buscar un espacio en el que los simpatizantes del edil, parte de su gabinete o medios de comunicación no estuvieran invadiendo el espacio.

Todo el día fue un peregrinar de curiosos, quienes lanzaron porras a favor del astro del balompié. Unos sólo se conformaron con verlo de lejos y tomar una foto con el teléfono celular, otros fueron a su encuentro, lo abrazaron y se tomaron la típica «selfie», cual firma de autógrafos.

Pero no sólo ciudadanos que se toparon «invioluntariamente» con el Cuauh desfilaron frente a él. La pasarela de políticos no se hizo esperar. Al mediodía, hora de mayor afluencia de visitantes y parroquianos que entraban y salían de las misas, llegó el exgobernador panista Sergio Estrada Cajigal Ramírez con su esposa. Saludó fraterno al munícipe y se fue.

Luego llegó Gerardo Chávez de Ita, vocero de la Coordinadora Morelense de Movimientos Ciudadanos, principal promotora del juicio político en contra del gobernador Graco Ramírez, el cual fue improcedente.

En las inmediaciones de la iglesia conocida como tercera orden, medio centenar de policías de vialidad manifestaron abiertamente su apoyo. Poco les importó la amenaza de su recién nombrado jefe Orlando Julián Guerrero Barona, quien les dijo que el asunto era político, que se retiraran del lugar o serían despedidos. Ni un solo elemento se fue, al contrario, llegaron los policías que estaban de descanso.

Por la tarde-noche, el ambiente se volvió festivo. Desde la calle Hidalgo, donde se ubican varios cafés, se escuchaban comentarios de los visitantes. «que el Cuauh está en Catedral en huelga de hambre». «Uhhh, no va a aguantar, es bien tragón», dijo otro.

«Ya viste a tu muñequito en huelga de hambre, ya vámonos», le dijo una novia a su pareja, quien veía embelesado la foto que  acababa de tomar con su ídolo.

Pa completar el cuadro, al menos unas tres camionetas de medios internacionales se estacionaron en la guarnición de la catedral, y una decena de automóviles, varios de ellos, causaron más expectación.

Varias personas llegaron incluso ataviadas con la camiseta del américa, agrupación de fútbol que lo encumbró en dicho deporte.

En medio del atrio se instaló un stand de una televisora de Estado Unidos, y los reporteros en enlaces en vivo no faltaron.

Cuando llegó el ocaso, el panorama se volvió navideño. Las luces que adornan todo el inmueble histórico, que está bajo el resguardo del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) se encendieron.

Entonces el Cuauh se acercó a lo que se conoce como capilla abierta y donde se colocó el nacimiento gigante. Ahí se colocó una mesa con un libro de registro donde decenas de visitantes firmaron en apoyo al Cuauh.

Luego de plasmar su rúbrica, la gente hizo fila para tomarse la foto, platicar unos momentos con su ídolo, abrazarlo, besarlo y dedicarle palabras de ánimo, las cuales recibió sonriente.