Leticia Villaseñor

Cuernavaca, Mor., 26 de enero.- Los alumnos iban y venían como en un día normal de clases. La mayoría enfundados en jeans, tenis y playera blanca tipo polo con el logotipo de la escuela preparatoria “Profr. Bernabé L. de Elías”. Sólo un par de trabajadores encaramados en la azotea del salón 1 A eran “ajenos” al plantel. Los dos con mazos derribaban parte del techo del salón.

El sismo del pasado 19 de septiembre dejó afectaciones en las bardas perimetrales y una intermedia. Las instalaciones no sufrieron daños estructurales pero por la antigüedad del plantel, más de 50 años, la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM) solicitó que el plantel fuera considerado por el Fondo de Desastres Naturales (Fonden) de la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu).

Desde septiembre a la fecha, alrededor de 800 alumnos de primer grado de ambos turnos, continuaron con sus clases normales en los 10 salones, pero a partir de este día que inició el derribo será en los laboratorios, aulas de cómputo y carpas donde reciban su instrucción a fin de que no pierdan clases, comentó la directora del turno matutino Alma Delia Adame Arcos.

Sergio Enrique Jaimes Díaz, director del plantel vespertino, explicó que además del riesgo que representaban las instalaciones ante otra eventualidad, las dimensiones de los salones ya no son aptas pues fueron hechas para 25 alumnos pero desde hace al menos dos décadas, la matrícula es de 50 o más por cada uno.

Los trabajaos están programados para cinco días, tres para la demolición en sí y dos para recoger el escombro, posteriormente se iniciará la construcción de dos edificios de dos pisos y siete salones en cada uno los que se construyan, según el proyecto.

 

De estudiante a profesor

Mario Alcantara Malanco estudió en la Prepa 1, como es conocida la escuela, hace 40 años precisamente en el 1A, el primer salón demolido. Ahí conoció a maestros que lo motivaron a seguir con su instrucción a nivel licenciatura como la profesora Guiniver Villanueva o el maestro Alegría, cuyo nombre no pudo recordar.

La vida lo llevó de nueva cuenta a su preparatoria pero frente a grupo, hace más de 35 años. Inició impartiendo la materia de Administración y actualmente es maestro de Ciencias Sociales y Taller de Lectura y Redacción.

El profe Alcantra, como le dicen sus alumnos del turno vespertino, no pudo ocultar una serie de emociones encontradas, su mirada se extravió por los pasillos de los edificios a punto de ser demolidos pero se mostró optimista por el cambio.

“Me da tristeza pero a la vez estoy contento de que podamos sobrepasar la tragedia, la construcción de nuevos salones que se llenarán de nuevas caras, de tantos jóvenes que encuentran un aliciente en estos muros, somos el semillero de miles y miles de profesionistas en el estado y eso me llena de orgullo”. Admitió.

La historia del director del turno vespertino es peculiar. Enrique Jaimes Díaz tiene sólo 37 años y esa juventud es la que le permite un trato más cercano con sus alumnos, entre los 15 y 18 años. Él, a diferencia del profesor Alcantara, no estudió en la Prepa 1 sino en la 2, su “acérrima rival” que también pertenece a la Universidad y que se ubica en la colonia Alta Vista.

“Siempre ha sido un ‘pique’ sabroso entre ambos planteles, ahora es distinto, cuando yo era estudiante no podíamos ni vernos y se armaba la campal, pero eso quedó atrás, los jóvenes han logrado superar su rivalidad y el ‘pique’ actualmente es por obtener el mejor reconocimiento”, dijo.

La nostalgia también embargó al director vespertino, pues en marzo próximo su gestión al frente de la escuela termina.

La ceremonia de la demolición inició con una hora de retraso, presumiblemente esperaban la llegada del recién nombrado rector Gustavo Urquiza Beltrán, quien no llegó por cuestiones de agenda.

La corneta de la banda de guerra dio la señal de “firmes y saludar” para el paso de la bandera nacional. Luego de los honores, ambos directivos dieron sendos mensajes al alumnado, más de 3 mil 500 entre los dos turnos.

Pero la ceremonia se largó al punto que al final de ésta más de la mitad de los adolescentes se confinaron en la puerta principal del plantel, que fue cerrada para impedir su salida hasta el final del acto.

Ambos directores y otras personalidades universitarias dieron los golpes “mortales” al 1A. Un “marrazo”, otro y otro, los alumnos impacientes gritaron “con ganas, como si fueran los alumnos”, luego risas, gritos eufóricos y carcajadas. Finalmente se dio la orden de abrir la reja, y decenas de jóvenes salieron a tropel bajo el grito de los guardias de seguridad de “no se empujen”.