Antonella Ladino
CUERNAVACA, Mor., 21 de mayo.- El obispo de Cuernavaca, Ramón Castro Castro, lideró la segunda Marcha por la Paz y condenó la acción del crimen organizado traducido en secuestros, extorsiones, homicidios violentos y asaltos en camiones de pasajeros.
Castro aprovechó el poder de convocatoria eclesiástica para acusar que los legisladores locales vendieron sus conciencias para la aprobación de las últimas reformas en el Congreso de Morelos, como la aprobación de los matrimonios gays, la anulación del juicio político contra el gobernador Graco Ramírez y la supresión en la Constitución local de la figura de revocación de mandato.
“Esos legisladores que corrompen sus principios por uno, dos o tres millones de pesos, traicionando la confianza del pueblo que los eligió”, dijo el jerarca católico en su discurso oficial.
Además afirmó que hay desvíos de recursos públicos y poca transparencia en la aplicación de los mismo, en tanto que la corrupción y el nepotismo carcomen las instituciones públicas.
“Exigimos y pedimos la separación de los poderes y decimos a los diputados no vendan su conciencia”, expresó al concluir la caminata que inició alrededor de las 9:00 horas desde el sur y centro de Cuernavaca.
A la convocatoria del obispo acudieron más de 20 mil personas y algunos organizadores estimaron que el número alcanzó los 30 mil participantes, los cuales salieron de cuatro puntos de la ciudad para conjuntarse en la catedral de Cuernavaca.
El jerarca religioso repudió la reciente aprobación, federal y estatal del matrimonio igualitario, incluso la marcha estuvo plagada de mantas en contra de la unión de personas del mismo sexo.
«La paz se forma en la familia, los nuevos modelos nos parecen raquíticos, mediocres, pero la iglesia no es homofóbica, sólo nos desconciertan las decisiones desde el gobierno federal», sentenció.
Al ser cuestionado sobre el porqué dos personas del mismo sexo que se aman no tienen cabida en su propuesta de paz, Ramón Castro rehusó tajante hablar del tema y pidió que sólo se hablara de la marcha, ello a pesar de que la mitad de su discurso fue dedicado a este tema.
En la catedral, sitio donde concluyó la marcha, el obispo inició su mensaje con dos minutos de silencio por las víctimas de extorsiones, secuestros y asesinatos, principalmente, y después se apoyó en los personajes bíblicos de Caín y Abel para ilustrar la falta de ayuda entre los morelenses frente al desarrollo de los índices delictivos.
Aunque reconoció algunos esfuerzos del gobierno para alcanzar la seguridad en el estado, dijo que todavía falta muchísimo y aludió las estadísticas oficiales “maquilladas” para ilustrar el daño que provocan los delitos de alto impacto en Morelos.
Enumeró que del 2012 al 2015, cuando inició el gobierno perredista, Morelos ha ocupado siempre uno de los primeros 10 lugares en todo. “Ocupamos el segundo lugar en secuestro, el cuarto el homicidios, el tercero en robo con violencia, el sexto de robo a negocios. En marzo Morelos fue el estado con mas secuestros”, dijo.
Más adelante reprobó los discursos oficial
Lo peor, dijo el prelado, es la cifra negra que alcanza el 92.8 por ciento ya que las víctimas no denuncian porque no hay confianza en la autoridad, además el 86.3% de la población morelense se siente insegura, dijo el obispo que se hizo acompañar de políticos adversos al gobernador Graco Ramírez como el rector de la UAEM, Alejandro Vera, el senador del PRD, Fidel Demedicis Hidalgo y el activista Javier Sicilia.
El obispo afirmó que la desconfianza de las víctimas para denunciar se debe a que, conforme a las cifras oficiales, sólo el 5% de las denuncias reciben sentencia. “Todo esto a pesar de 2 mil millones de pesos gastados en seguridad desde 2012 a 2015 con recursos federales, estatales y municipales”, expresó Castro Castro.
Ante esta situación el obispo dijo que la gente acude a la iglesia en busca de consuelo porque hasta los campesinos son víctimas de la delincuencia mediante amenazas de muerte, extorsiones, robos y asesinatos, abundó.
Castro tomó aire y otra vez arremetió contra la administración pública al decir que Morelos vive en la corrupción y nepotismo, mientras que los habitantes están preocupados y piden vivir en paz porque ya no aguanta más.
Luego acusó que la misma autoridad ejerce violencia hacia el pueblo y lamentó la ausencia de infraestructura para garantizar la seguridad de los ciudadanos. En contraparte, señaló, la autoridad usa los recursos para la autopromoción, la exageración de los logros y en ignorar la incapacidad, los desaciertos y la corrupción.
Más adelante criticó el discurso oficial que constantemente culpa a las administraciones anteriores de los índices delictivos del estado. El hecho de iniciar el año com con el asesinato de la alcaldesa de Temixco, Gisela Mota Ocampo, ocurrido horas después de su toma de protesta, deja en claro la vulnerabilidad que vive Morelos.
Esa vulnerabilidad, abundó el obispo, se manifiesta también con el descubrimiento de fosas clandestinas en Tetelcingo, municipio de Cuautla, así como en “la poca trasparencia de muchos recursos económicos, desviados, y la compra de conciencias que se ha hecho de algunos legisladores”.