Por Antonella Ladino

Tepoztlán, Mor., 8 de abril.-  Un machete, un rastrillo y un pañuelo para cubrirse de las cenizas, son herramientas al estilo mexicano, expresó Humberto Ayala Cortés, brigadista voluntario desde hace 55 años.

Don Beto como todos le dicen, aprendió esta labor de su padre cuando era niño, recordó que estos cerros que hoy y muchas veces se incendiaron eran los lugares donde él podía correr, sin ningún temor.

Humberto Ayala es vecino del barrio Santa Cruz y desde niño aprendió a combatir incendios gracias a su padre. “Nosotros conocemos muy bien le cerro, desde niños estamos en contacto con la naturaleza y jugamos en estos lugares”, expresó.

A diferencia de otros años, ésta vez el incendio destruyó 244 hectáreas de hojarasca y pastizales, según el reporte preliminar de la Comisión Nacional Forestal (Conafor). A decir de don Beto es el incendio más fuerte, hasta donde tiene memoria.

En años anteriores, dijo, las autoridades lo atendieron a tiempo, sin embargo esta vez, a pesar de que se notificó al Regidor de Ecología Eligio Ayala su respuesta fue que al día siguiente será atendido, pero los  vientos de la noche del miércoles ocasionaron la expansión de las llamas.

Según las versiones de los habitantes el fuego fue ocasionado en el barrio de Santo Domingo Ocotitlán por un vecino de esa comunidad mientras quemaba basura en un terreno. No supo controlarlo y logró su esparcimiento, sin que hasta el momento ni las autoridades, ni los habitantes lo hayan encontrado.

A pesar de que desde el  miércoles pasado participan en el combate 227 brigadistas forestales, 24  de la Comisión Nacional Forestal (Conafor), 30 brigadas rurales, 20 de la Secretaría de Desarrollo Social (SDS) y 100 elementos del Ejército, fue necesaria la participación de los brigadistas comunitarios, pues “ellos conocen mejor los caminos”, dijo.

Don Beto participó en más de 50 incendios registrados en el cerro de Tepoztlán pero algunos fueron menores y no tuvieron mayor difusión; entre habitantes y autoridades lograron sofocarlo de manera inmediata.

A sus casi 70 años no teme a los accidentes que puede ocasionar la cercanía de las llamas y su ropa sucia y el rostro empolvado son testigos de su experiencia entre los matorrales; no es fácil asegura, pero “aquí nos tocó vivir y vamos a defender nuestros cerros donde un día hubo animales y que con el paso del tiempo desaparecieron”.

Mario Trejo, originario de la Ciudad de México, opinó que el combate de los incendios “es una  bonita experiencia, nos gusta apoyar y cuando nos avisaron de lo sucedido de inmediato salimos para Tepoztlán”.

Mientras tanto en el zócalo de Tepoztlán los habitantes recolectan comida y agua para distribuirla entre los brigadistas. Hasta la tarde habían acumulado más de 5 mil botellas de agua, comida, y tortas para llevarlos a los puntos más cercanos.