Por Moisés Sánchez

Cuernavaca, Mor., 11 de septiembre. – Un ruido extraño, que nunca había oído, despertó a Agustín Tapia en medio de la madrugada del 12 de julio pasado, pues el patio de su casa, ubicada a un costado de la barranca Santo Cristo, que atraviesa el Paso Exprés, se inundaba más con el paso de los minutos, debido a las obras de reparación de la carretera.

Cerca de las 04: 00 horas el estruendo de un caudal crecido lo alertó, despertó a su esposa y aviso a sus vecinos, en su preocupación, decidió ir al otro lado de la carretera, para ver si el agua salía, y así era, pero no por donde debía. Esa situación no le llamó la atención hasta que un crujido seco se oyó. Temían que los muros colapsarán, sin embargo, una hora más tarde escuchó otro ruido, ahora como de succión.

Eran las 05:00 horas cuando una oquedad se abrió en los carriles centrales hacia la Ciudad de México, y en ella cayeron dos hombres, padre e hijo, quienes murieron de asfixia, tras ser rescatados 10 horas después de haber caído en el agujero.

El socavón, de acuerdo con el peritaje que realizó el Colegio de Ingenieros Civiles del Estado de Morelos (CICEM), se originó a causa de que la tubería colapsó por el peso de la construcción de la autopista y la colocación de dos muros de contención. Lo cual creó una obstrucción en la cañería, que se haría más grande con basura y concreto de los muros. Al llover, el agua se desbordó y reblandeció la base de carretera.

Esa circunstancia trajo consigo la muerte de dos hombres, 8 inundaciones en el andador Mitre, peligro de colapso de los muros de contención de la carretera en las casas de la privada Camelinas y dos anegaciones en el estacionamiento que perjudicaron vehículos en el fraccionamiento Jardines de Palmira.

Sin socavón pero en las mismas

El 24 de julio el hoyo fue tapado, como parte del proyecto del puente, que será la solución definitiva, pero el día que se hizo cambió la vida de las personas que habitan a sus costados.

“Estar así es cansado, tenemos que ir a las reuniones con la SCT cada 8 días, se prolongan por horas y no podemos hacer las actividades normales”, lamentó Catalina Martínez, una de las colonas perjudicadas.

Desde que acude a las juntas, confiesa Catalina, tuvo que dejar de trabajar, pero ahora trata de integrarse de nuevo a la vida que tenía antes, sin embargo, dijo, es complicado.

“El socavón cambió nuestras vidas, en algo muy siempre, la hora de dormir, nos dormimos a las 01:00 horas, preocupados de que no llueva fuerte porque nos inundaríamos otra vez”, refirió.

Tanto ella, como su esposo, Agustín, aceptaron que anhelan que la fecha de conclusión del puente llegue, para regresar a la cotidianidad.

Sin solución

La Secretaría de Comunicaciones y Transportes, encargada de la licitación de la obra del Paso Exprés, que costó más de dos mil millones de pesos, aseguró un par de semanas después del accidente que la solución definitiva sería un puente, que medirá 48 metros de largo y 15 de largo, que estaría terminado en 10 semanas.

Sin embargo, Héctor Castañeda Molina, director del centro SCT Morelos, informó que a petición de los vecinos de la privada Camelinas sólo laborar de 08:00 a 20:00 horas, por lo que sus planes se retrasarían, sin dar una fecha, pero según los vecinos, las autoridades pronostican que hasta diciembre se concluyan los trabajos.

Los residentes del andador Mitre aseguran que las autoridades les explicaron que el avance es de 12%, y que entre el 7 y el 10 de octubre el cuerpo b, los carriles de sur a norte, estarían abiertos al a circulación vehicular, e iniciarían las obras en los carriles de norte a sur.

Hace unos días, Miguel Ángel Rojas Esquivel, presidente de la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción, delegación Morelos, responsable de supervisar la construcción del puente, dijo que los residentes del andador Mitre seguirán sufriendo inundaciones en tanto no se termine el puente.