Redacción SL
Cuernavaca, Mor.- El 6 de enero de 1998 tres policías judiciales que formaban parte del temible grupo antisecuestro que se había formado a la llegada del general Jorge Carrillo Olea al gobierno de Morelos (1994), detuvieron a María Luisa Villanueva Márquez, la acusaron de ser junto con varios hombres más integrante de una banda de secuestradores que había privado de la libertad a una menor de nombre Sara.
Los periódicos, televisoras y radiodifusoras, de entonces, publicaron que había caído una banda de secuestradores, entre ellos una mujer, y que solo comercializaba con menores de edad, lo que vendió más titulares escandalosos en los noticieros.
Desde entonces, María Luisa, se encuentra en el reclusorio femenil del estado de Morelos, cumpliendo una condena de 30 años de cárcel, aunque asegura que fue torturada y violada durante días para declararse culpable de un delito que no cometió. Reclusión que la obligó a separarse de sus dos hijos, un bebe que tenía solo 11 meses de nacido y el grande de 8 años de edad.
El caso de María Luisa Villanueva Márquez, es suigéneris en México. Ha sido una mamá a distancia, alejada de sus dos hijos desde hace 24 años, y podría tratarse de un caso de tortura en donde fue obligada a declararse culpable pero tiene una característica más: ya puede salir de reclusión con los beneficios que brinda a ley pero se niega sino es con una declaratoria de inocencia por medio de una nueva investigación que se ha promovido ante la Fiscalía General de Morelos (FGM) y que se encuentra en espera de dictaminación de magistrados del Tribunal Superior de Justicia (TSJ).
Desde una celda cuenta su historia a Sinlineadiario.
– Mire, sin duda mi encarcelamiento se da exclusivamente en una detención arbitraria del grupo antisecuestro. Un comandante de aquel entonces era mi pareja, en el momento en que nos detienen en un lugar distinto al que se dice, los policías le exigen el dinero de “El Jefe”, muchas veces lo repitieron, mientras que a mí se me fabricó el delito de secuestro, en aquellos tiempos se sabía quién era el verdadero grupo antisecuestro, ellos eran los verdaderos delincuentes, fabricaban delitos persiguiendo a gente inocente para cubrir lo que ellos hacían, decía a la sociedad que se estaba trabajando en el combate al crimen pero la realidad era otra.
Violaban y secuestraban los derechos humanos de inocente, en mi caso por falta de dinero, por falta de mi familia, pues la verdad no pude defenderme, en este tiempo la falta de todo tipo de apoyo me hizo parecer culpable y fui señalada por parte de la víctima porque los mismos agentes indujeron bajo el argumento de que podía ser yo quién había secuestrado a la menor Sara. Los mismos elementos llamaron a la afectada poniendo mi fotografía en sus manos para que en el momento que pasara la Cámara de Gesell me señalaran, me pusieron a mí sola con 3 hombres y después argumentaron que a mí me pusieron con dos mujeres más cuando eso fue falso, violaron mis garantías constitucionales, con ese señalamiento inducido por parte del grupo antisecuestro.
En la causa penal se generó la falsa creencia que mi poder se habían encontrado unas joyas, y que por tener en mi poder dichas joyas había que reparar el daño, por esa falsa creencia el juzgador creyó semejante acto y emitió condena en mi contra, cuando los jefes de estos tiempos sabían quién había cometido ese secuestro y que a ellos se les había encontrado dichas joyas el 10 de septiembre de 1997.
Al detener en fragancia a la banda que plagió al niño “Bucio” (1997), el jefe de la Policía Ministerial Jesús Miyazawa, declaró a los medios de comunicación un 15 de septiembre de 1997 que se había descubierto a la banda responsable del secuestro del niño “Bucio” y que habían encontrado en su poder las joyas que dio la familia como rescate, joyas que un año después me las sembraron al argumentar que yo las poseía.
Era evidente que yo nada tenía que ver en dicho delito, ya que yo fui detenida el día 6 de enero de 1998, esas joyas que dicen que yo tenía, estaban ya en la procuraduría desde el septiembre de 1997, es decir un año antes, hoy lo sé por el estudio exhaustivo que se le hizo a la causa penal.
La narrativa de los aprehensores es falsa, dicen que me encontraba a la orilla de la carretera con otros hombres el día 10 de enero del año 1998, cuando eso es mentira porque yo me encontraba en el 6 de enero en el restaurante del «Porky» con el que antes era mi esposo, solamente él y yo estábamos cuándo llegan los encapuchados que me llevaron a una casa de seguridad.
Ahí me tuvieron desde el 6 de enero hasta el 10 de enero cometiendo conmigo toda clase de tortura, sobre todo sexual, hay evidencia que estuve en manos de esos depravados donde fui víctima de tortura, en la causa penal están los testimonios y evidencias de otros detenidos donde aparecen con marcas porque fueron torturados, que al dar fe de la tortura había costras, de mí no hay fe y no quedó asentado porque yo no contaba con costras, a mí lo que se quedó fue todo el daño psicológico del abuso sexual y la tortura de estar amarrada desnuda por los agentes captores durante 4 días, entonces no puedo aceptar un beneficio, una preliberación porque yo no cometí un delito.
Lo que espero es que esta vez los magistrados se detengan a leer exhaustivamente todas mis pruebas, mis pruebas hablan de mí inocencia, yo no tengo que ver en el secuestro, entonces el beneficio es muy bueno para personas que por error cometieron un delito impulsados por la sociedad, pero yo no he cometido ningún delito y se me ha causado mucho daño.
Yo tengo 24 años en la cárcel de una sentencia de 30. Aún confío, aún creo que hay ley y que encontraré justicia porque definitivamente llevo 24 años sin ninguna causa, sin haber cometido un delito, porque mi encarcelamiento lleva la enorme corrupción de los policías del grupo antisecuestro de aquellos días, hoy pido mi libertad que se me restauren mis derechos, que no debieron haberse violentado, porque fui encarcelada siendo inocente, no quiero dejar la presión así.
No soy la jovenzuela, los años han pasado, lo que más me ha dolido son haber abandonado a dos hijos, uno de 8 años y uno de 11 meses, desde luego pido mi libertad a gritos pero no a cualquier precio, no aceptaré jamás que fui autora de un delito bajo argumentos falsos. Por ese motivo, no aceptó solicitar el beneficios, porque es para quienes por error se lanzaron a cometer un delito, yo no he cometido delito alguno, he cometido muchos errores pero ni todos los errores juntos ameritan estar tantos años en prisión.
Hoy estamos esperando que los magistrados resuelvan pronto con base en los Protocolos de Estambul (investigación donde se documenta tortura, castigos y tratamientos crueles), sí toda la investigación que se ha hecho y se me aplica el protocolo de Estambul, entonces, se llevará a cabo la audiencia en el tribunal, no hay fecha porque todavía los peritos no han entregado su trabajo, están ya por entregarlo, pero no sabemos cuándo ocurrirá eso.
Lo que quiero decir es que creí que esto ya lo tenía superado pero creo que todavía duele mucho, duele mucho por esta injusticia, lo que pido es que se reconozca que se equivocaron conmigo, que se cometió una gran injusticia, me enterraron viva, me condenar a 30 años por un delito que no cometí.
Reprocho a los tribunales la incapacidad de quienes me condenaron, sostengo que son culpables quiénes debieron sembrar la justicia con valor y faltaron a su mandamiento me condenaron bajo falso argumento, me fabricaron el delito atropellar mi vida, nunca debí pisar la presión, hoy pido que se estudié mis pruebas a fondo, de verdad que la fiscalía tome en cuenta cada una de mis pruebas aportadas, que se agilice la investigación, hoy están más que sustentadas mis pruebas, cada argumento he portado habla de mí inocencia, no voy a aceptar que soy culpable de un delito que no cometí, no he solicitado beneficios, ni los solicitaré.