Por Leticia Villaseñor

Cuernavaca, Mor., 14 de abril.- Una serie de telones sorprenden al espectador. Todas forman una secuencia de enormes telas colgantes con imágenes superpuestas de la Guerra de Troya a partir del collage, el fotomontaje y diagramas conceptuales entrecruzadas con signos contemporáneas, que obligan a entretejer otra historia.

El artista plástico, Erick Beltrán, autor de El sueño de Laocoonte que se expone en el Proyecto Siqueiros La Tallera, en Cuernavaca, toma la mitología griega para provocar una narrativa fragmentada y a partir de cada relato, el espectador se reformule la historia.

El personaje de Laocoonte dentro de la mitología griega se ubica como era sacerdote de Poseidón (o Neptuno para los romanos), que descubre el engaño del Caballo de Troya a las puertas de Ilión pero a quien nadie cree y es asesinado con sus dos hijos por una serie de serpientes que envían los dioses para castigarlo

¿Qué hubiera pasado si le hubieran creído a Laocoonte?, cuestiona el autor. ¿Quiénes son los caballos de Troya y los Laocoontes en la época actual?, ¿cómo evitamos que el sacerdote muera de nuevo?, asestó Beltrán durante el recorrido de la obra, que será inaugurada este sábado.

Los periodistas son el ejemplo claro que pueden ser ambos, acorde al pensamiento de cada ser. Hay que hacerles caso, ejemplificó.

La obra monumental consta de cinco ejes centrales uno de ellos el Caballo de Troya que representa la máquina de guerra, así como la entrada de la sociedad a una etapa moderna e industrializada; Laocoonte, el vidente y sacerdote troyano que simboliza la separación entre lo humano y lo divino; la serpiente, el ser que conoce todas las cosas reales y posibles, entretejiendo el discurso de lo visible y lo invisible; los hijos, como la metáfora del dolor, del pasado y del futuro, y finalmente Ilión, el otro nombre de Troya y representa la construcción de la sociedad partiendo de la lucha violenta.

Beltrán explicó, en el tono intenso que le caracteriza, el juego de telones que hizo en su obra, donde el espectador debe ser parte del “inicio del espectáculo”, y para ello debe interactuar con la obra al deslizar los enormes telones, “esa es la obra en sí”, reveló.

Los telones están dispuestos a manera de un catálogo de historias con cinco momentos duales, al tener doble vista,  que, a decirdel autor, generarán nuevas narrativas a partir de las ya existentes.

Pero la obra también comprende una especie de tótems los cuales deben ser recorridos para “conectar” las imágenes entrecruzadas de la máquina de guerra, el Ara, Paladio, el Toro y el Pathos muertos situándose en un punto exacto para que el eje de la siguiente no se interponga.

También hay periódicos en español-inglés que contienen la estructura teórica de los telones, mesas con imágenes reunidas por el artista de las distintas representaciones del Laocoonte y su enfrentamiento con el Caballo de Troya y una videoinstalación la que se proyecta una animación con una colección de íconos, a través de los  cuales las figuras del Laocoonte y el caballo de Troya  se insertan  en  la  psique contemporánea.

Erick Beltrán estudió en la Escuela Nacional de Artes Plásticas  de la UNAM y en la Rijksakademie Van Beeldende Kunsten, Ámsterdam, Holanda. Actualmente está cursando el Doctorado en la Uniarts de Helsinki. Vive y trabaja en Barcelona. Ha expuesto individualmente en el Museo Arte Contemporáneo La Tertulia, Cali; Kadist Foundation San Francisco; Galería Joan Prats, Barcelona; Museo Rufino Tamayo, Ciudad de México; Galería Luisa Strina, São Paulo; Centre d’Art Comtemporain  Synagogue du Delme, Metz; Form&Content, Londres; Troppen Museum, Amsterdam; GalerÍa Labor, Ciudad de México, entre otras, y de manera colectiva en nuestro país, España, Estados Unidos, Francia, Canadá, Alemania, Argentina, entre otros.