Casi en los límites del municipio de Huitzilac con Cuernavaca, se encuentra uno de los manantiales más secretos que da vida a una gran cantidad de especies de flora y fauna en la barranca del Salto, que cruza la ciudad y que inicia en la zona de Santa María Ahuacatitlán.
Se trata de una de las barrancas más limpias y conservadas, por donde se puede realizar caminatas entre paisajes que aun existen en la Ciudad de la Eterna Primavera.

Uno de los promotores de visitas guiadas a este lugar donde habitan especies nativas, es el biólogo Víctor Hugo Flores Armillas, quien el año pasado exploró la posibilidad de llevar a ciudadanos a la barranca para crear conciencia y educación ambiental desde una forma vivencial.
El biólogo trabaja desde la fundación Biosfera de Anáhuac en proyectos de manejo sustentable del agua y el bosque, para el manejo del territorio la conservación de la biodiversidad y los servicios ecosistémicos.
Con esa visión sugiere que con las visitas a las barrancas se puede aprender de la conservación y las problemáticas que existen en las mimas, pero cree también que con la divulgación de la importancia de estos ecosistemas, sobre todo desde una experiencia vivencial, se puede ayudar a la conservación de estos lugares que además se encuentras a pocos minutos del centro de Cuernavaca.
Considera que lo más atractivo de estas barrancas es que son cercanas a la ciudad, a las zonas urbanas y porque tienen muy buenas características de conservación al no haber desarrollos inmobiliarios o habitacionales.
“Aún tienen buena vegetación, muchos árboles, está conservada, todavía encontramos especies que se consideran como indicares de la calidad del hábitat, como por ejemplo, los anfibios, también hemos encontrado que el agua está pura, es otro indicador.
“Del agua del manantial que nace es pura, esto significa que no hay contaminación alrededor y qué hace al lugar único, sí tenemos en cuenta justo que estamos en cerca del centro y de zonas urbanas, entonces todavía se considera una buena barranca con buenas condiciones”, expresó.
Con la divulgación que realiza para las visitas a las barrancas, busca que la gente las conozca y vea cómo sí puede haber una barranca conservada en la ciudad y que las compare con otras, por ejemplo, con las Barranca de Chapultepec, que se trata de un lugar intervenido para su cuidado, mientras que la del Salto, es semi conservada por los habitantes de Santa María.
El conservacionista considera que tenemos más de 200 barrancas sin contaminación grave, sin embargo, la relación que tenemos con ellas es difícil ya que vivimos en ellas, pasamos por ellas todos los días, pero no las vemos como parte de nuestro paisaje urbano.
Al inicio de la barranca se encuentra un restaurante rústico, propiedad de don Alfonso, donde cultivan truchas con el agua del manantial, y cuenta con un amplio jardín para descansar después de varias horas de caminar por la barranca.
