*El obispo Ramón Castro acusó que el crimen organizado ya forma parte del gobierno. “Hasta para quitar ambulantes hay que pedirle permiso al narco”, denunció.

Por Antonella Ladino
Durante la XI Caminata por la Paz en Cuernavaca, el obispo de la Diócesis local y presidente del Episcopado Mexicano, Ramón Castro Castro, lanzó un severo llamado a los gobiernos federal, estatal y municipal para que abandonen las “narrativas falsas” sobre seguridad y trabajen con resultados reales por la paz.

El prelado advirtió que Morelos ocupa los primeros lugares nacionales en feminicidios, robo de vehículos, homicidios dolosos y extorsiones, lo que refleja una profunda crisis de inseguridad. Señaló que el crimen organizado se ha infiltrado en todos los sectores, incluso al grado de que los funcionarios deben pedirle permiso para obras públicas como pavimentar calles o remover vendedores ambulantes.

“Lo peor —dijo— es que esto ya se volvió cotidiano. El contacto con los jefes del narco ya no escandaliza, se ve como parte de la gobernabilidad, y quien se asombra es tratado como ingenuo.” El obispo también cuestionó las cifras oficiales que presumen una baja en los índices delictivos, y advirtió que son mediciones poco creíbles que contrastan con la realidad que viven los ciudadanos.


Castro denunció el abandono institucional hacia las víctimas, en particular hacia las madres buscadoras, quienes —dijo— han sido agredidas y hasta asesinadas por su lucha, mientras el Estado permanece indiferente. Reprochó que se les deje solas en su tarea de localizar a los desaparecidos, y señaló que esa violencia “mina la confianza en sí mismas y en el futuro”.

Pidió a la ciudadanía no cruzarse de brazos ante la violencia, la impunidad y la corrupción que, denunció, están destruyendo el tejido social. “No se puede vivir con miedo permanente. No se puede aceptar que pagar derecho de piso sea parte de la vida diaria de una mujer que vende tamales o frutas”, reclamó.