Por Antonella Ladino

Cuernavaca, Mor., 24 de diciembre.- Pásele, pásele…qué le voy a dar güerita, decían unos jóvenes a la multitud de gente que camina por los pasillos del mercado Adolfo López Mateos, en temporada decembrina.

Por su extensión y variedad, la mayoría de las familias morelenses realiza sus compras para su cena de navidad en ese lugar; este día apenas se puede caminar por esos pasillos llenos de frutas, verduras, dulces, carne, trastes, entre otras cosas.

En uno de los rincones, una señora delgada y de estatura media se acerca, qué le vamos a dar jefecita, preguntan unos seis jóvenes, entonces doña Gilberta se apresura en su mandado, deme un kilo de queso panela, una crema, tocino y un kilo de jamón, y de inmediato la despachan porque atrás esperan más clientes.

Por su edad, doña Gilberta, se muestra cansada; entonces un joven se acerca, le ayudo jefa, pregunta, sí dice doña Gilberta y pone en sus manos unas bolsas cargadas de cosas. Enseguida dirigió su paso a la carnicería y pidió dos kilos de carne molida.

Doña Gilberta vestía una falda café y blusa gris, su cuerpo se veía cansado pero ella no bajó la guardia, caminó a los puestos de verdura donde compró tres manojos de espinacas, y en la frutería unas manzanas, tejocotes, guayabas y naranjas.

Estuvo a punto de retirarse, cuando recordó que faltaba el ingrediente especial, piloncillo, pasas y barras de caña para que le dé más sabor al ponche, dijo.

Cerca del mediodía, se retiró del centro comercial donde permaneció por lo menos una hora, el cargador la guió hasta los andenes donde una hilera de taxis esperan pasaje, en uno de esos abordó doña Gilberta y siguió su camino.

Antes, relató que en su cena de Navidad, para seis personas, invirtió cerca de 800 pesos pero solo en fruta y verdura, porque falta la piñata y los dulces, dijo doña Gilberta y explicó que ese es otro gasto más de casi 600 pesos porque los dulces son de los buenos, dijo entre risas.