Por Antonella Ladino
Cuernavaca, Mor., 27 de abril.- Los adultos a través de los hilos plasman el conocimiento adquirido de sus antepasados, relató Rosalinda López Santiago, autora del libro “Historia u cultura en la vestimenta amuzga de la comunidad de Cozoyoapan”.
Rosalinda es originaria de la comunidad Cozoyoapán, en la Costa Chica del estado de Guerrero, desde pequeña observaba a su abuela mientras tejía, “era algo muy bonito porque todos en la casa lo hacían, dedicaron semanas completas para la elaboración de una vestimenta de amuzgo”, expresó.
El proceso de dicha vestimenta iniciaba cuando se colocaban dos copos de algodón en un petate y cubrían con otro, ambos colocados en un colchón de hoja de plátano y con dos varas golpeaban el petate que cubría al algodón que después permitía quitarle la semilla y la materia orgánica, contó. El hilado lo hacían usando una pequeña jícara y una vara delgada a la que colocaban una bola de barro para darle equilibrio.
Rosalinda recordó que un día acudió a la cooperativa en el municipio de Xochistlahuaca, allí preguntó las bases para hacer una investigación respecto al tejido, su sorpresa fue que en lugar de apoyarla la respuesta fue negativa al ser cuestionada «¿cómo crees que vas a escribir sobre la comunidad si no sabes leer?»,, le dijo un hombre.
Sin embargo esa negativa la motivó a escribir el libro que presentará hoy en el Museo de Arte Indígena Contemporáneo, a través del conocimiento de la gente que habita en su comunidad descubrió que hay mucho que decir sobre la elaboración de prendas de vestimenta amuzga.
Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), la población total de Cozoyoapán es de 2 mil 45 personas, de cuales 977 son masculinos y mil 68 femeninas; de estás solo un 40 por ciento muestra interés en continuar con la elaboración de vestimenta amuzga.
Rosalinda López consideró que esta tradición se debe enseñar desde la escuela, aunque dijo, los jóvenes se ven más interesados en la tecnología o en otras cosas y además la falta de apoyo que se vive los impulsa a emigrar a otro país donde pueden tener una mejor vida.
En otros casos, dijo, la labor que realizan requiere meses o años, es dedicarle toda la vida, pero eso los compradores no ven el valor sentimental, sino una cadena de comercialización que beneficia a terceros porque en la comunidad los artesanos dan un precio pero en la ciudad el precio es más alto.
“Quisiera que la gente conozca parte de labor de los ñomndaa –palabra del agua- cómo ellos expresan sus sentimientos en una prenda, aunque la mayoría de las personas creen que los de la montaña o los de los pueblos son analfabetos, yo creo que no, porque escriben a través de la tela, expresan su visión, su saber, a través de hilos escriben todo el día”, comentó.
Los tejidos requieren mucho tiempo y tiene un gran simbolismo porque las telas no solamente son una herramienta que nace y muere, tienen sus procesos significativos, allí expresan las amuzgas, puntualizó, Rosalinda.
En 2007, López Santiago concluyó la licenciatura en Filosofía y Letras en la Universidad Autónoma de Guerrero (UAG) en Chilpancingo, ahí propuso elaborar su tesis enfocado al tejido, entonces surgió el libro. Actualmente forma parte del colectivo “Flor de piña”, que surgió en 2004 y en el cual integran 10 mujeres tejedoras que investigan sobre sus raíces.
Su libro “La historia y cultura en la vestimenta amuzga de la comunidad de Cozoyoapan», será presentado esta tarde en el Museo de Arte Indígena Contemporáneo, y estará a la venta con un costo de 100 pesos.