JUSTINO MIRANDA

CUERNAVACA, Mor.- Caminaron en silencio pero al llegar frente al palacio de gobierno detonaron sus consignas. Una gran manta se desplegó con la leyenda que resumió sus demandas: “Pena de muerte a secuestradores, rateros y asesinos. Solicitamos a la Marina y el Ejército. Graco no pudiste tienes que irte”.

El contingente que concurrió a la protesta por el homicidio del Director de la Escuela de Trabajo Social, Alejandro Chao Barona y su esposa Sara Rebolledo, concitó a la comunidad universitaria, grupos de otras universidades públicas, la UNAM, el Instituto Nacional de Salud Pública y comunidades indígenas de 10 municipios.

Todos gritaron consignas contra la inseguridad publica que atraviesa el estado de Morelos, cuya estela de violencia alcanzó a médicos, abogados, líderes de productores, estudiantes universitarios y catedráticos de la UAEM, en lo que va del año.

La marcha que sumó, según autoridades de vialidad y tránsito a casi 30 mil participantes, aplaudieron cuando el rector de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM), Alejandro Vera Jiménez, acusó que los tres niveles de gobierno han guardado un silencio cómplice frente a la situación adversa que padece la entidad.

Antes del arribo del grupo de protesta al zócalo capitalino, el fiscal estatal Rodrigo Dorantes Salgado dio cuenta de la detención de tres personas, entre ellos un adolescente de 16 años de edad, presuntamente vinculados con el doble crimen.

Se trata de ex empleados del matrimonio asesinado que actuaron por una posible venganza por despido injustificado, citó.

En conferencia de prensa el fiscal sostuvo que la Policía de Investigación Criminal cuenta con imágenes de video, pertenencias de objetos sustraídos de la casa y testimonios de otros trabajadores del catedrático -familiares de los imputados- quienes relataron que los detenidos tenían planeado atentar contra el profesor.

Hasta el medio día había preocupación en la Fiscalía porque los agentes del Ministerio Público no habían obtenido las órdenes de aprehensión en contra de los detenidos por el delito de homicidio.

Dorantes salgado dijo que en total fueron interrogados 13 personas relacionadas con el matrimonio asesinado la mañana del lunes pasado, y continúan las investigaciones porque los autores materiales del doble homicidio tenían llaves de la puerta principal del domicilio, es decir, no tuvieron que forzar las chapas de las puertas.

Por su parte el rector de la UAEM vació su discurso de señalamientos contra las autoridades, entre ellas el edil de Cuernavaca, Jorge Morales Barud, a quien acusó que los asesinatos proliferan en la capital morelense y no se esclarecen ni se previenen.
«El gobierno del estado, la Fiscalía General y la Comisión Estatal de Seguridad Pública no otorgan paz y tranquilidad a la ciudadanía; el Mando Único no da ninguna certeza y la Procuraduría no procura justicia», señaló el rector.
Al mismo tiempo sostuvo que “las fuerzas federales se encuentran inmiscuidas con la delincuencia organizada, no importan las piedras ni la sangre derramada, las piedras no lapidarán nuestra voz, los asesinos no nos callarán”, advirtió.
El rector afirmó que la ciudad “no debe estar en manos de la delincuencia ni de los militares ni de la policía, debe estar en manos de la ciudadanía”.
A su paso por el Congreso estatal el rector Alejandro Vera y el escritor Javier Sicilia fueron recibidos por Juan Ángel Flores Bustamante, presidente de la Mesa Directiva a quien le exigieron se legisle en materia de seguridad.
Y reiteraron su exhorto para que el próximo 15 de mayo se presenten los representantes de los poderes Legislativo, Ejecutivo y Judicial, así como los partidos políticos para redefinir la «fallida estrategia de seguridad en el estado».

El mitin terminó con un minuto de silencio y de aplausos en memoria del catedrático victimado y después el rector, el escritor Javier Sicilia e integrantes del Consejo Universitario depositaron una ofrenda floral y colocaron la foto del matrimonio en el altar dedicado a las víctimas de la violencia, ubicada a las puertas del Palacio de Gobierno.

Los alumnos encendieron veladoras y las notas de “Dios nunca muere” y “Las Golondrinas”, interpretadas por la Banda de Tlayacapan, de quien Chao era íntimo amigo, se fusionaron con los tambores batientes de la agrupación Wamazo, dirigida por Víctor Castillo, quien fuera pupilo de Alejandro.

Los cientos de manifestantes dejaron piedras, símbolo de la causa de la muerte del matrimonio.