Por Uzziel Becerra

Se ha registrado el primer fallecimiento a causa del covid-19 en México. Al mismo tiempo se ha registrado una depreciación histórica del peso por la volatilidad del tipo de cambio, la caída de los precios del petróleo y una expectativa económica que augura la entrada a una recesión con dimensiones parecidas o peores que las de la crisis del 2008. Ante un panorama desalentador y complejo, los gobiernos del mundo inician medidas drásticas para reaccionar ante la pandemia y la coyuntura económica, mientras que en nuestro país, el gobierno apenas parece entender lo que sucede y lo que se avecina.

En Francia, el presidente francés Emmanuel Macron envió un mensaje televisado el pasado lunes anunciando medidas estrictas para mitigar el impacto de la pandemia y evitar el colapso de la economía nacional en aquel país. Explicó que su gobierno dedicará un paquete de emergencia de 300 mil millones de euros para salvar a las empresas, pues ninguna de ellas debería quebrar debido al coronavirus. Asimismo, afirmó que el Estado asumirá el pago de los créditos bancarios contraídos, suspenderá el pago de impuestos y cotizaciones sociales, pagos de servicios de agua potable, luz, gas y las rentas o alquileres, todo ello en razón de que se tomaron medidas de protección para restringir los desplazamientos con excepción de la búsqueda de alimentos y atención médica. En cuanto lo político, pidió mesura y suspendió todos los trámites de reformas en el Legislativo. Vale la pena recalcar que, en el primer mundo, la vida, la integridad y solvencia económica de los ciudadanos está por encima de las tensiones políticas.

Alemania, no se queda atrás. La canciller alemana Angela Merkel envió un comunicado por televisión a la población, advirtiendo la probable crisis global provocada por el coronavirus, calificándola como la peor crisis que ha azotado a Alemania desde la Segunda Guerra Mundial: “Es grave. Tómenselo en serio. Desde la reunificación alemana, no, desde la II Guerra Mundial no ha habido un desafío en nuestro país que dependa tanto de nuestra actuación común y solidaria”. Aseguró que la situación debe ser atendida por los ciudadanos, acatando las medidas de confinamiento, protección y resguardo, calificándolo como “una tarea histórica que solo se puede lograr juntos”. En ese sentido, advirtió que temporalmente se debe reducir la vida pública al máximo posible. Lo anterior tras registrar 8 mil 200 infectados y 12 muertos a causa del coronavirus. En España se registran a la fecha 767 muertos, tomando medidas similares.

Mientras tanto en México las reacciones son tardías. Apenas el martes pasado el presidente López Obrador convocó a su gabinete ampliado a una reunión a puerta cerrada en Palacio Nacional con la intención de formar equipos de trabajo para analizar e impacto económico que tendrá la pandemia del covid-19 en el país. No le son suficientes las estimaciones internacionales al respecto, ni de los organismos internacionales como la ONU ni de las calificadoras internacionales de carácter privado. Como de costumbre, se muestra escéptico ante los indicadores y los pronósticos globales.

Y es que apenas en febrero de este año el peso mexicano se encontraba entre las divisas más fortalecidas de los países emergentes, sin embargo la pandemia cambió el escenario global. La moneda registró una depreciación de 52 centavos respecto a su cierre, de 23.87 unidades por la tarde del miércoles, subiendo su valor hasta las 24.35 unidades por dólar en operaciones electrónicas de acuerdo con los datos publicados por Bloomberg, alcanzando de esta forma un nuevo mínimo histórico. La divisa estadounidense se ofertó hasta 24.27 pesos en el caso de BBVA, Citibanamex lo ofertó en 23.94 unidades, y Banorte en 24.20 pesos.

Según las estimaciones de Banco Base, dicha depreciación del peso tiene como origen que el mercado puede estar descontando una crisis económica con dimensiones más grandes que la del 2008, por los efectos de la pandemia del coronavirus y la caída de los precios del petróleo.

En ese sentido, por cuanto al precio de la gasolina en México, debemos señalar que el origen, lejos de lo que se vitoria en redes sociales, es el conflicto sobre la producción de petróleo promovida por Arabia Saudita en el contexto de una negociación con Rusia y Estados Unidos para apuntalar los mercados del crudo. Los miembros de la Organización de Países Productores de Petróleo (OPEP) se reunieron para negociar la reducción de la producción del crudo por la baja en la demanda a causa del coronavirus, lo cual, tras la negativa de Arabia Saudita y utilizando la agresividad de nuevos niveles de producción, trajo como consecuencia el desplome de los precios de los derivados del hidrocarburo.

Lo anterior tuvo repercusiones en México gracias a la reforma energética que tuvo lugar en México durante el sexenio pasado, en el que se liberalizó el precio de la gasolina a los mercados internacionales. Sin embargo, la mezcla mexicana de exportación (MME) registró una importante pérdida de 31.6 por ciento respecto a la última cotización del viernes pasado. Debe precisarse que la caída de los precios es un factor de riesgo para Petróleos Mexicanos (PEMEX) y el nivel de deuda del gobierno federal, pues llevaría a la reducción en la calificación crediticia por parte de las agencias evaluadoras, como Fitch Ratings, que señala a México en grado especulativo.

Las operaciones en Wall Street se detuvieron como una medida de protección para evitar las ventas de pánico ante el desplome del valor accionario y de los mercados bursátiles. Los índices de volatilidad continúan en máximos históricos a la fecha. Incluso las medidas de la Reserva Federal estadounidense o FED, bajando la tasa de referencia, buscando transmitir confianza en inversores y evitar una nueva caída en la política monetaria, no han podido contener el impacto del coronavirus. En consecuencia, la Bolsa Mexicana de Valores registró pérdidas de la mayoría de los accionistas nacionales como Grupo Carso, Grupo Financiero Inbursa, América Móvil, Grupo México entre otros.

Para cumplir con su mandato constitucional y proteger al peso mexicano de la alta volatilidad, el Banxico y la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, a través de la Comisión de Cambios, acordaron incrementar en 10 mil millones de dólares el Programa de Coberturas cambiarias liquidables, para aumentarlo de 20 mil millones a 30 mil millones y darle certeza al valor de la moneda. Aunado a ello, Banxico inició la subasta de dos mil millones de dólares como medida de contención del mercado cambiario y mejorar las condiciones de liquidez.

La Conferencia de las Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo señaló que la crisis de la pandemia del covid-19 desencadenará una recesión en algunos países y la desaceleración del crecimiento anual global, puesto que los bancos centrales de los países no están en condiciones de resolver la crisis que se avecina. De esa manera señalaron: “Una respuesta adecuada de política macroeconómica necesitará un gasto fiscal agresivo con una inversión pública significativa y apoyo de asistencia social dirigido a trabajadores, empresas y comunidades afectadas negativamente”.

Asimismo, la Agencia de calificación crediticia S&P Global advirtió que el freno económico ocasionado por las medidas de contención contra el coronavirus causará una recesión económica global este año, pues la conjunción de factores como la baja del precio de petróleo, la baja en la productividad global, la volatilidad monetaria y las condiciones financieras generan una suerte de “golpe simultáneo” con consecuencias previsibles de recesión.

En entrevista para Milenio, Omar Taboada Cortez, director de análisis de bolsa Citibanamex, señaló que la coyuntura internacional, la baja de crecimiento en Estados Unidos, la caída de los precios de petróleo y una fuerte depreciación del tipo de cambio hacen más débil la capacidad de respuesta del gobierno ante una probable crisis económica, no obstante que ya se tenían bajas expectativas de crecimiento económico desde el año pasado.

El gobierno mexicano se ha limitado a señalar que, mientras nos encontremos en la fase 1, el paro de las actividades económicas no tiene cabida. Y esto es así porque México ya tenía una estimación negativa sobre el Producto Interno Bruto para este año, oscilando entre el 1 y el 0.1 por ciento, por lo que la suspensión de los trabajos, de la producción, solo acrecentaría el panorama del crecimiento negativo para el país. Aunado a ello, la población económicamente activa y que se encuentra en la informalidad no podría parar sus actividades productivas, pues las finanzas personales son estrechas para responder a un confinamiento voluntario.

El sector aeroportuario es uno de los más afectados por la pandemia. Moody´s, una de las calificadoras internacionales más reconocidas, ha reducido la calificación de Aeroméxico, pues las restricciones de viajes, la sensibilidad de la demanda y la baja en el consumo de este servicio tienen como consecuencia el probable incumplimiento de pagos de la aerolínea mexicana. Y este sector es el primero en reconocer las consecuencias de la baja demanda a causa del coronavirus.

En suma, mientras los mandatarios del mundo actúan con responsabilidad y urgencia ante la crisis sanitaria y económica, el presidente de México prefiere sonreír y bromear en sus conferencias mañaneras, mostrando amuletos de la suerte a la población, mandando un mensaje de tranquilidad irresponsable y desdén ante una crisis que ya ha comenzado a afectar el sector energético, aeroportuario y continuará mostrando sus consecuencias en la economía nacional. ¿Aún estamos a tiempo de responder ante la gravedad de las circunstancias, o al menos a mitigar sus efectos?

* Consejero Universitario de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la UAEM. Secretario de Asuntos Políticos en el Colegio Nacional de Ciencias Políticas y Administración Pública Sección Morelos. Representante del CEA de la Asociación Mexicana de Ciencias Políticas en Morelos.