Por Leticia Villaseñor
Xochitepec, Mor., 30 de octubre.- «Esto ya mamó”, comunicó un interno a su familia, vía telefónica. Lo que siguió fue un mar de fotografías con cuerpos decapitados, quemados, apilados con rictus de dolor y otros tirados en corredores del Centro Estatal de Reinserción Social Morelos. Así concluyó el segundo choque entre grupos criminales que conviven en el penal de mediana seguridad.
La cuenta oficial refirió seis internos muertos y dos heridos que sumados al otro asesinado y dos heridos en la jornada de violencia del martes, dan como resultado siete muertos y cuatro lesionados. Todos, de acuerdo con la versión oficial, por heridas producidas por armas punzocortante. En ningún caso se usaron armas de fuego, dijo la Fiscalía General.
Desde temprano trascendió que entre los cadáveres tirados en el penal se encontraba Raymundo Isidro Castro, ”El Ray», considerado por las autoridades como líder del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) en Morelos, detenido en mayo pasado en el estado de Puebla.
El enfrentamiento entre los grupos antagónicos comenzó la mañana del martes pero la Comisión Estatal de Seguridad lo desmintió aunque luego rectificó y afirmó que la riña comenzó por el supuesto robo de un par de zapatos. Por la tarde aseguró que la fuerza pública había recuperado el control del penal.
Pero la historia cambió la mañana del miércoles cuando de nueva cuenta trascendió en redes sociales, otra disputa entre los internos con detonaciones de arma de fuego y dispersión de reclusos mediante gas lacrimógeno. Dos helicópteros de la CES sobrevolaron la zona y enseguida fuerzas federales instalaron un cordón de seguridad en el perímetro del centro penitenciario.
Protestan familiares
Una mujer, madre de uno de los internos, comentó que recibió una llamada de su familiar, recluido en el área de máxima seguridad, que le manifestó que los internos del área conocida como «el patio» tomaron por asalto el área de ingreso, sometieron al menos a cinco custodios, y en videos difundidos desde el interior del penal se observó la quema de la entrada del lugar.
Los familiares acusaron que sus internos habían sido lesionados por arma blanca y al menos dos mujeres más aseguraron que habían sido asesinados.
Los ánimos se caldearon cuando una camioneta de Reinserción Social salió del penal y varios de los familiares exigieron informes sobre las personas que serían trasladadas, así como su estado de salud.
En un momento de desesperación, una de las mujeres subió a la parte posterior de la camioneta cerrada y observó que mantenían a varios internos sobre el piso, boca abajo, quienes al escuchar los gritos y los golpes sobre la unidad empezaron a quejarse.
En ese instante arribó al lugar un camión de granaderos quienes al observar a la multitud rodeando la camioneta oficial se bajaron a resguardarla y «a punta de macanazos» dispersaron a los inconformes, principalmente sobre un hombre y una mujer quienes aseguraron que sus familiares habían sido privados de la vida.
El grueso de los inconformes permitió el tránsito de la unidad pero en cuanto detectaban la llegada o salida de alguna unidad oficial, del Semefo o de la Fiscalía, se interponían a su paso para demandar informes los cuales nunca les fueron otorgados.
Pasadas las 13:00 horas se suscitó otro momento de tensión cuando personal de la Fiscalía pretendió meter cadenas y candados al pena pero se encontró con la oposición de los manifestantes.
Al pasar el tiempo se difundieron imágenes del área de patio donde se expusieron varios cuerpos ensangrentados y uno calcinado, quien presuntamente era «El Ray”.
Pasadas las 14:30 horas el Ejecutivo Estatal dio cuenta de los hechos y confirmó que los internos José Manuel, Roberto, Lorenzo, Vicente, Néstor y Raymundo Isidro perdieron la vida en tanto que Leopoldo y Adalberto resultaron lesionados.
Media hora después fueron atendidos los familiares de los recluidos y se les permitió el ingreso al penal en grupos de cinco personas, al tiempo que las unidades de las fuerzas armadas se retiraban del penal.