Por Moisés Sánchez

Cuernavaca, Mor., 23 de octubre. – Algunos pasillos del parque San Miguel Acapatzingo se cubrieron con carpas que anuncian talleres, explicaciones y demostraciones de ciencia, innovación y tecnología de jóvenes estudiantes. Entre el bullicio de los participantes, tres alumnas del Centro de Estudios Científicos y Tecnológicos Tenextepango promocionan su proyecto, algo que podría parecer asqueroso: un abono hecho con estiércol de caballo, orina de lombriz y bacterias.

América Díaz Mederos, de 15 años, Montserrat Ramírez Hernández, de 17 años y Cielo Cruz Ruiz, 17 años, vinieron del municipio de Ayala para divulgar las bondades de un producto que pretende cuidar la tierra y aprovechar de mejor forma sus nutrientes, llamado “Humus- Lix”.

El abono sirve para cualquier cultivo y terreno “porque el lixiviado de lombriz, conocido como orina de lombriz, aunado a la inoculación de baterías hacen que los nutrimentos del suelo se fijen al a raíz de los cultivos. No todas son malas, en este caso aplicamos las buenas, que son micorrizas y son las fijadoras de los nutrientes”, explicó América.

Hasta el momento las bondades de ese abono orgánico sólo se aplican en los terrenos de la escuela y algunos campos de los productores locales, pero han comprobado su efectividad. Las estudiantes sostuvieron que sus cultivos de jitomate y pepino son más grandes que el promedio y tienen una coloración más viva.

Su producción es barata, afirmó América, porque en su región, una zona rural, es muy abundante el estiércol del caballo, “acudimos con ganaderos y dueños de rancho para adquirirlo; haciendo la suma, el costo por litro es de 12. 60 pesos, el precio al público es de 40 pesos, se le agrega esa utilidad, porque somos escuela y necesitamos recursos, pero en sí no es caro”, expuso.

Un litro de abono rinde para una hectárea, disolviéndolo con un sistema de riego por goteo. Entre otra de las ventajas que presumen las jóvenes estudiantes es que su producto no es tóxico, si se excede la dosis no pasa nada, como con cualquier otro químico o fertilizante, afirmaron.

La idea de la composta la desarrollaron otros de sus compañeros en el pasado, pero la idea de la inoculación de bacterias es nueva, se las proporcionó un profesor y ellas la ejecutaron, lo cual les valió ir en mayo pasado a un concurso nacional en Mérida, Yucatán, de donde volvieron con un segundo lugar.

Con ese reconocimiento también ganaron su pase para ir a un certamen internacional en Colombia del 11 al 15 de octubre, sin embargo, por los estragos que ocasionó el sismo se lo perdieron, los directores generales les comunicaron que no había recursos más que para la reconstrucción. Pero aún tienen la esperanza de ir en diciembre a otro nacional, en Baja California.

 

A finales de año ellas tendrán que separarse del proyecto, luego de un año de estar desarrollándolo, porque al igual que ellas recibieron la idea de la composta, deben heredar sus avances a otra generación, la cual tendrá la obligación de buscar una nueva innovación.

“Estamos esperando que nos vayamos a Baja California, pero lamentablemente no pudimos ir, yo creo que hasta ahí llegaríamos al proyecto, de ahí entrarían otros chicos”, apuntaron.

El producto se podría masificar y los recursos se destinarían al beneficio de la escuela, pero no han planeado la idea, tal vez eso corresponda a los nuevos integrantes, “estamos a la espera de que se integren más chicos y se saque el proyecto adelante”, argumentaron.

Al evento también acudió el gobernador Graco Ramírez, quien expresó que en Morelos están instalados más de 40 centros de investigación, lo que da un clima favorable para desarrollar la ciencia y tecnología.

Manifestó que esas posibilidad permiten que los jóvenes morelenses crezcan en ese ámbito, «ellos van permitir que la humanidad logre cosas que no se han logrado hasta ahora”, añadió en alusión a los estudiantes que se dieron cita en el parque San Miguel Acapatzingo.