Por Uzziel Becerra

“Los científicos pueden plantear los problemas que afectarán al medio ambiente con base en la evidencia disponible, pero su solución no es responsabilidad de los científicos, es responsabilidad de toda la sociedad” afirmó el Doctor Mario Molina, uno de los científicos mexicanos más reconocidos en el mundo por sus aportaciones a la comprensión de la química atmosférica. Junto al poeta Octavio Paz y el diplomático Alfonso García Robles, Molina es uno de los tres mexicanos que han recibido un Premio Nobel, en 1995. Durante la pandemia del SARS-CoV-2, Molina fue una de las voces más críticas sobre el uso obligatorio del cubrebocas para reducir los riesgos del contagio, así como la gestión de la crisis sanitaria. Su lamentable fallecimiento hizo que diversos actores políticos honraran su legado en redes sociales, mismos personajes que menospreciaron sus señalamientos y aportaciones en vida.

El pasado miércoles siete de octubre se anunció en los medios de comunicación el lamentable fallecimiento del Dr. José Mario Molina Pasquel y Henríquez, ingeniero químico, ganador del Premio Nobel de Química en 1995 por su trabajo sobre la formación y desintegración del ozono en la atmósfera, mismo que permitió desarrollar los estudios sobre el cambio climático. Pese a que la principal causa de muerte en la actualidad sigue siendo el Covid-19, Molina falleció de un infarto a los 77 años. La UNAM lamentó el deceso de Molina, por ser un referente nacional y un distinguido profesor universitario de la máxima casa de estudios de México.

Molina fue un ingeniero químico egresado de la UNAM, y fue coautor junto con Frank Sherwood Rowland en 1974 del primer artículo científico que predecía el adelgazamiento de la capa de ozono como consecuencia de la emisión de los clorofluorocarbonos (CFCs), artículo que les mereció el Premio Nobel de Química, un trabajo que posibilitó la creación del Protocolo de Montreal de la ONU, dedicado a combatir el cambio climático, específicamente para la protección de la capa de ozono.

Entre 1976 y 1986 el Dr. Molina y su equipo de investigadores publicaron diversos artículos en los que identificaron las propiedades químicas de los compuestos esenciales en la descomposición del ozono de la atmósfera. De 1967 a 1968 fue profesor investigador de la UNAM, de la Universidad de California entre 1975 y 1979, teniendo a cargo el Laboratorio del CALTECH DE 1982 A 1989 y de 1989 a 2004 fue profesor en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT). En ese sentido, el Dr. Molina dirigió y enseñó en los lugares más importantes del mundo para el desarrollo científico, y también dirigió investigaciones en el Instituto de Oceanografía SCRIPPS. Desde 2004 había sido profesor en el Departamento de Química en la Universidad de California.

Además, fue miembro de la Academia Nacional de Ciencias y del Instituto de Medicina de los Estados Unidos, siendo uno de los 21 científicos que formaron el Consejo de Asesores

de Ciencia y Tecnología del presidente norteamericano Barack Obama. Fue miembro distinguido de la Pontificia Academia de las Ciencias del Vaticano, del Colegio Nacional, la Academia Mexicana de Ciencias y Academia Mexicana de Ingeniería, entre otras. Recibió más de 40 doctorados honoris causa, el Premio Tyler de Energía y Ecología, Premio Sasakawa de la ONU, entre otros múltiples premios, y fue el primer mexicano en recibir la Medalla Presidencial de la Libertad de Estados Unidos.

Tras su regreso a México, presidió un centro de investigación y promoción de políticas públicas con su nombre (el Centro Mario Molina), en el que se realizan a la fecha estudios sobre energía, medio ambiente, cambio climático y calidad del aire, buscando incidir en las decisiones sobre la política medioambiental nacional. En sus últimos años, el Dr. Molina se dedicó a conformar grupos de trabajo e investigación interdisciplinarios para enfrentar el problema de la degradación del aire en las zonas urbanas, especialmente por la contaminación atmosférica de la Zona Metropolitana del Valle de México.

Llegada la crisis sanitaria global a causa de la pandemia de coronavirus, el Dr. Molina se posicionó como una de las voces críticas más importantes sobre la reconsideración del uso obligatorio del cubrebocas para frenar la curva epidemiológica y los contagios entre los habitantes, misma medida que había sido vilipendiada por miembros del sector salud, incluido el mismo subsecretario Dr. Hugo López-Gatell, por considerarla una medida que provocaría mayores desigualdades y cuestionando su efectividad, pues, a su criterio, es solo una medida auxiliar en los protocolos de prevención de contagios. Pese a la insistencia del Dr. Molina, la respuesta gubernamental fue el menosprecio.

Aunado a lo anterior, el Centro Mario Molina se ha dedicado a impulsar el diseño de políticas públicas que protejan al medio ambiente, a promover planes y programas energéticos y ambientales para gobiernos nacionales y locales. En ese sentido, conforme a la visión que se encuentra plasmada en sus páginas oficiales, el Centro Mario Molina pretende que en los próximos años México cuente con un Programa Integral de Desarrollo Sustentable, que integre medidas viables para la solución a los problemas energéticos y medioambientales, posicionándose como líder en la adopción e instrumentación de medidas que contribuyan a la mitigación del cambio climático y se encamine a un desarrollo con baja intensidad de carbono.

Sin embargo, tampoco han tenido respaldo gubernamental, pues la SEMARNAT ha sido una de las secretarías más inestables de la presente administración y ha sido capturada en su definición de políticas por la Secretaría de Energía, así lo expresó en su momento el exsecretario Víctor Toledo en un audio, acusando las enormes contradicciones del presente gobierno en materia energética y medioambiental. De esa manera, las voces críticas nacionales y con peso internacional fueron vilipendiadas y menospreciadas.

Otra tendencia en contra es la extinción de los fideicomisos que se destinaban a mantener centros de investigación dedicados a ciencia y tecnología, así como la investigación en

materia medioambiental. El pragmatismo y la urgencia ante la crisis sepultaron la posibilidad de que el país continúe produciendo científicos y académicos del más alto nivel. Al Dr. Mario Molina, como a muchos intelectuales, académicos y científicos destacados, se les critica la necesidad de buscar educación en el extranjero, (el mismo Molina tuvo que naturalizarse norteamericano para continuar sus investigaciones) y sin embargo las administraciones nacionales inhiben la capacidad institucional de los centros e institutos especializados para ofrecer educación de calidad internacional.

Si en algo debe reedificarse la actividad política y las decisiones gubernamentales en nuestro país es, ante todo, en el desarrollo científico, de todas las áreas del conocimiento, para diseñar, implementar y evaluar políticas públicas con mayores oportunidades de éxito. El discurso de la ciencia neoliberal, impulsado por el mismo CONACYT, será nuestra mayor limitante al respecto, pero si no logramos reenfocar la manera en que se toman decisiones públicas, las consecuencias serán perniciosas a largo plazo. En el corto plazo, lamentablemente ya lo son.

*Consejero Universitario de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la UAEM. Representante del CEA de la Asociación Mexicana de Ciencias Políticas en Morelos. Secretario de Asuntos Políticos en el Colegio Nacional de Ciencias Políticas y Administración Pública Sección Morelos. Representante de Morelos en el Congreso Nacional Universitario.