Por Uzziel Becerra
Kamala Harris y Mike Pence participaron este miércoles en el debate rumbo a la Vicepresidencia de los Estados Unidos de América, la primera respaldando la candidatura de Joe Biden por el Partido Demócrata y el segundo como Vicepresidente de Donald Trump, por el Partido Republicano, viviendo momentos de interrupciones, tensiones y señalamientos sobre la presente administración. Los temas del debate versaron sobre la crisis del coronavirus, las afectaciones económicas, el cambio climático, las acciones de la política exterior y la violencia racial. Dicha temática seguirá presente en los próximos debates entre Trump y Biden rumbo a la Presidencia. ¿Cuáles son los escenarios al respecto?
El debate se llevó a cabo en Salt Lake City, desde la Universidad de Utah. La relevancia del debate puede incluso transcender lo meramente electoral, puesto que la candidata a Vicepresidente, Kamala Harris representa el respaldo institucional de los movimientos contra el racismo, discriminación y que apoyan las causas feministas, pues es señalada como la voz de la comunidad afroamericana y asiática americana, contrarrestando la candidatura y administración de Donald Trump, que ha perpetuado los actos discriminatorios, la violencia policial y la estigmatización de la población por sus características étnicas.
Harris es abogada de profesión y una política nacida en Oakland, California. Su madre fue una científica especialista en cáncer de mamá, originaria de Tamil, India; y su padre es un profesor de economía en la Universidad de Stanford, originario de Jamaica. Se ha desempeñado como Fiscal de Distrito adjunta del Condado de Alameda, California, de 1990 a 1998, cuando fue reclutada por la fiscal de San Francisco, oportunidad para convertirse en Fiscal de Distrito y del Condado de San Francisco en 2003. Durante ese encargo impulsó la ley “Back On Track”, un programa de reinserción social para delincuentes no violentos sin antecedentes penales, declarándolos culpables a cambio de aplazar su sentencia para entrar al programa en el que se les incentivaría a concluir sus estudios, capacitación para un trabajo estable, clases de crianza y comprometerse a abandonar el abuso de las drogas. Aunque el resultado del programa fue mínimo, se reconoció en Harris el abanderamiento de luchas sociales legítimas.
En 2010, Harris contendió y triunfó en su candidatura como Fiscal General de California, siendo la primera mujer, afroamericana y surasiática estadounidense en ocupar ese cargo en California. Y en el año 2017 se eligió a Harris como Congresista, Senadora en California con el respaldo del expresidente Barack Obama y el entonces vicepresidente Joe Biden. Con ese antecedente, Harris representa algo más que una candidatura a la Vicepresidencia de los Estados Unidos, lo cual se actualiza con los movimientos recientes como “Black Lives Matter”, las protestas contra el abuso policial y las causas feministas, puesto que abiertamente se ha declarado en favor del aborto. “…siempre pelearé por el derecho de la mujer a decidir sobre su propio cuerpo; debería ser una decisión personal y no de Donald Trump ni del Vicepresidente Michael Pence”, declaró en el debate del miércoles.
Durante el debate, Harris se mostró contundente en los señalamientos y clara en sus propósitos. Uno de los aspectos más relevantes del debate fue la exigencia a Pence para respetar los tiempos de diálogo y evitar que la interrumpiera, pues el antecedente del primer debate entre Trump y Biden estuvo marcado por esa característica. En esta ocasión las interrupciones fueron menores pero intensas. Harris acusó: “Todavía no tienen un plan… el pueblo estadounidense ha sido testigo del mayor fracaso de cualquier administración presidencial en la historia de nuestro país”, aludiendo a ese fracaso la muerte de 210 mil personas. Por otro lado, Pence defendió la responsabilidad de la administración que representa al señalar la defensa de la libertad, el mantenimiento del orden y acusa a la oposición de utilizar la crisis sanitaria para hacer política. La Senadora Harris señalando las fallas del gobierno de Trump y el actual Vicepresidente Pence defendiendo su administración, aprovechando para acusar a Biden sus omisiones cuando fue Vicepresidente de Obama.
En los hechos, las candidaturas del Partido Demócrata abanderan las causas progresistas, de justicia social y se respeto a las minorías, afroamericanas y latinas inmigrantes, mientras que la candidatura por la reelección de Trump abandera lo que el actual presidente sentencia “Ley y Orden”, pese a que sus decretos han violentado el principio de legalidad en diversas ocasiones; busca la supremacía del hombre blanco y la idea del conflicto comercial con China. Mientras Trump sigue radicalizándose, Mike Pence es el hombre mesurado y sensato, cuya encomienda es apaciguar las aguas turbulentas que dejan las acciones y palabras de Trump en su paso por la Presidencia y en la contienda electoral.
No obstante, pese a que Trump va por debajo de Biden en las encuestas para las elecciones de noviembre, lo cierto es que el actual presidente cuenta con la institución presidencial y la experiencia de haber contendido y vencido frente a todo pronóstico, pues el escenario de contienda recuerda cuando Hillary Clinton iba por arriba de Trump en las encuestas y, gracias al sistema electoral norteamericano, y aunque en el número de votos por habitante Clinton llevó la delantera, los votos de los electores (por ser una vía indirecta de votación) favorecieron a Trump. En ese sentido, no hay seguridades en dicha elección. Sobre el sistema electoral estadounidense hablaremos en otra ocasión con detenimiento.
Aún faltan dos debates entre Trump y Biden por la presidencia de los Estados Unidos, uno se realizará en Miami, el 15 de octubre, y según el formato planeado habrá ciudadanos que podrán formular preguntas a los candidatos. La moderación estará a cargo de Wteve Scully, editor político de C-SPAN. Y el tercer y último debate se realizará el 22 de octubre en la Universidad de Belmont en Nashville, Tennessee, con un formato dividido en seis segmentos de quince minutos, sin cortes comerciales, moderado por Kristen Welker, corresponsal de NBC News en la Casa Blanca. La tendencia es radicalizar el mensaje, utilizar la coyuntura de crisis global sanitaria y económica a favor, así como la defensa de valores y principios fundamentales para la sociedad norteamericana, pese a sus divisiones y polarización social. Aunque Trump ha contraído el Covid-19, su participación en los debates ya ha sido confirmada por la oficina presidencial.
La posibilidad de que Biden llegue al poder en Estados Unidos tendrá eco en las relaciones entre países aliados, como en México, pues Andrés Manuel López Obrador ha dado un respaldo permanente a la administración republicana de Trump, lo cual debilitaría el escenario de negociación de entrada y minaría la relación con el vecino del norte, sobre todo en las renegociaciones bilaterales del Tratado de Libre Comercio reciente, el combate al narcotráfico y la cooperación estratégica en las negociaciones internacionales de hidrocarburos, entre otros rubros. En efecto, México necesita una buena relación con Estados Unidos, al menos una estable, para buscar la consecución de los fines del gobierno actual. Sin ese respaldo, muchas expectativas quedarán frustradas y la tendencia personal del presidente de México lo hará regresar a considerar las alianzas con el eje sur latinoamericano. En suma, la elección en Estados Unidos sí podrá cambiar una parte de la realidad política en el continente y en occidente. Atentos, todavía falta un mes.
*Consejero Universitario de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la UAEM. Representante del CEA de la Asociación Mexicana de Ciencias Políticas en Morelos. Secretario de Asuntos Políticos en el Colegio Nacional de Ciencias Políticas y Administración Pública Sección Morelos. Representante de Morelos en el Congreso Nacional Universitario.