Por Leticia Villaseñor
Jojutla, Mor., 5 de octubre.- Por una de las grietas se asoma la leyenda “Miradas de un momento” en ese edifico de tabique y piedra recién restaurado que no soportó el embate del terremoto del 19 de septiembre. Se vino abajo en un 60%. Tan sólo una semana antes del sismo, el 13 de septiembre, fue inaugurada en el lugar la exposición fotográfica y así se convirtió en un recinto cultural.
El edificio colapsó en sus laterales y techo y sólo quedó en pie parte del lugar. En la planta alta quedaron un par de fotografías de los alumnos del profesional de la lente Lázaro Sandoval del Museo de Arte Indígena Contemporáneo, de la UAEM, quienes exhibieron su obra fotográfica en la Antigua Estación de Ferrocarril de Jojutla. La muestra pasó por cuatro sedes previas a la Estación, donde acabó su trajín.
En 2009, luego de 25 años en total abandono, el inmueble fue restuarado y en ese año se inauguró la galería la Rielera y el fotógrafo Roberto Federico Burnet Abúndez donó una colección de imágenes de Jojutla.
El lugar perteneció a Ferrocarriles Nacionales cuando en 1878 se edificó sobre la línea de Morelos del antiguo Ferrocarril Interoceánico, la cual fue construida por medio de la concesión número 9 y a través de la Ley de 16 de abril de ese año.
La Ley del 13 de febrero de 1883 consolidó en una sola la concesión del 16 de abril de 1878 y a partir de entonces fue denominado el Ferrocarril Interoceánico de Acapulco, México, Morelos, Irolo y Veracruz.
En los años 70 el ferrocarril sufrió un declive y el medio resultó obsoleto y quedó en el abandono hasta el año 2009. Pasaron ocho años y apenas unos meses atrás el lugar quedó totalmente restaurado.
“Miradas de un momento” contenía imágenes no sólo de Morelos, sino que los alumnos captaron también a la Ciudad de México, Michoacán y Puebla, entre otros. La expo estaría vigente hasta el 20 de octubre en ese lugar que quedó devastado.
Como si desafiaran a la gravedad, las paredes quedaron sostenidas apenas por el cúmulo de escombros que quedaron sobre la calle Vía Central, donde archiveros, escritorios y demás enseres de oficina están revueltos e inservibles entre toneladas de cemento y varillas.
En las ruinas de la galería reposan un par de imágenes colgadas sin ningún daño, ni siquiera el vidrio que resguarda la imagen se quebró.