Por Antonella Ladino

Cuernavaca, Mor., 25 de marzo.- Lamentó el obispo Ramón Castro Castro las desapariciones y secuestros que se viven en el estado, después del testimonio de un hombre que fue secuestrado en 2012 y que relató al término del viacrucis, durante Semana Santa.

«Nos vemos más tarde para comer”, dijo el hombre a su familia el 10 de mayo de 2012 cuando se dirigía a su trabajo en el campo.

Llegó la hora de la comida y aquel hombre no se apareció, al día siguiente a las 7 de la mañana su esposa recibió la noticia de que su esposo fue secuestrado, se dirigió a su altar ubicado en la sala de su casa y pidió a Dios por él.

Un hombre de aproximadamente 50 años de edad, piel morena, y estatura mediana relató que hace cuatro años se dirigió a su trabajo, estaba próximo a llegar cuando cuatro sujetos a bordo de una camioneta color negro, lo tomaron por la espalda y lo llevaron hasta un cerro donde estuvo secuestrado siete días.

Cuando llegaron al cerro, a pesar de que tenía el rostro cubierto, se percató que no era el único que estaba en este lugar, había por lo menos 10 personas más.

Pasaron los días, y diariamente le apuntaban con la pistola, cortaba cartucho a cada hora, el sonido que emitía lo alertaba y pensaba que en cualquier momento podía morir, sin ver por última vez a su familia, desde el Día de las Madres.

En la noche la lluvia cayó muy fuerte,  “mi perro duerme en mejor lugar que yo”, dijo entre lágrimas, ya que, él dormía bajo las ramas de un árbol, en ese momento suplicó a Dios por su vida porque los malhechores no lo mataran, y porque su familia se encuentre bien.

Con estas ramas formó una cruz, la guardó en su bolsillo, con ella suplicó a Dios por su vida mientras entonaba, “entre tus manos está mi vida señor, entre tus manos pongo mi existir, hay que morir para vivir”, cantaba en todo momento.

Finalmente los sujetos  lo arrojaron por un cerro cerca de una comunidad, donde pidió ayuda para contactar a su familia, y la cruz que lo acompañó durante esos días, aun la conserva dentro de una vitrina.

La familia de cinco integrantes acudió esta mañana al viacrucis que empezó en la Catedral, recorrió avenida Morelos, bajó hasta matamoros, siguió por la calle Hidalgo y concluyó en la Catedral, durante el camino el hombre portó la cruz que elaboró cuando fue secuestrado.

Ante esta situación, el obispo Castro Castro pidió por esta familia y por los que se encuentran en una situación similar, y que Dios toque el corazón de los malhechores, expresó el obispo.