Por Uzziel Becerra

Una propuesta de Morena a la Comisión Permanente de la Cámara de Diputados puso en jaque al gremio cinematográfico por la desaparición de los fideicomisos que garantizaban el apoyo a la producción, distribución, comercialización y exhibición del séptimo arte nacional. Sin embargo, la intervención de Guillermo del Toro, González Iñárritu y Alfonso Cuarón en los diálogos y negociaciones con los legisladores posibilitó que se desistiera el intento de extinguir al Fidecine, dando una valiosa lección en términos de ciudadanía y la importancia del control del poder político a través de la sociedad civil.

La defensa que hicieron los tres cineastas mexicanos ganadores de los premios Oscar se dio en torno al reconocimiento del cine para la cultura mexicana, la necesidad de que la producción cinematográfica nacional sea conocida por el mundo y el impulso para las generaciones de cineastas jóvenes en su proceso creativo. Guillermo del Toro se manifestó vía Twitter diciendo “el cine es memoria, y sin memoria no es posible existir”; “esta no es una medida momentánea o de rectificación: es permanente, y significa la devastación de un ecosistema cultural ya en peligro de extinción”. Alejandro González Iñárritu se pronunció al respecto en los diálogos entre legisladores y autoridades del cine mexicano: “Amamos México, amamos todo lo que representamos y entendemos perfectamente que el cine es un arte, pero también es una industria”.

Por su parte, Cuarón recordó el impacto del cine mexicano en el extranjero al ser embajador de la cultura, haciendo énfasis en que dicho impacto trasciende lo artístico hasta llegar a los productos comerciales nacionales o consumo local. Al final las intervenciones tuvieron éxito, ¡Se queda!, pronunció el coordinador de los diputados de Morena en la Junta de Coordinación Política, Mario Delgado, aludiendo a que no se tocaría lo relativo al fideicomiso de la industria cinematográfica en la propuesta de la diputada Dolores Padierna. Una victoria que compartieron los cineastas con la presidenta de la Academia Mexicana de Artes y ciencias Cinematográficas, Mónica Lozano, a quien respaldaron y confiaron en su liderazgo para la renegociación del Fidecine y su fusión con el Foprocine.

No se podría entender el desistimiento de los legisladores de Morena respecto de la desaparición del fideicomiso sino por las siguientes condiciones: 1) el carácter universal de los cineastas, siendo directores de origen nacional pero con trayectoria y audiencias internacionales con las que interactúan profesionalmente; 2) la fuerza de Twitter respecto de la comunicación política, puesto que la mayoría de los liderazgos plantean opiniones que adquieren relevancia mediática con consecuencias políticas y que en este caso encendieron las redes sociales en defensa del cine mexicano; 3) los costos políticos a los que se enfrentarían los legisladores de Morena si se opusieran tajantemente a los cineastas o bien si ignoraran sus apreciaciones, puesto que en muchos sectores sociales la opinión de Cuarón, Iñárritu y Del Toro tiene un peso específico valioso; 4) el respaldo de la comunidad artística y científica, así como de la sociedad civil, respecto de la defensa de los fideicomisos para garantizar la continuidad de las labores cinematográficas nacionales, entre otros.

Brevemente tenemos que explicar que un fideicomiso es una figura jurídica que tiene el objetivo de transmitir bienes, beneficios económicos o en especie a una determinada persona física, moral o institucional llamado fideicomisario o beneficiario, otorgados por un fideicomitente o emisario (quien dispone de los recursos y bienes a otorgar) y a través de una fiduciaria (persona, institución o sociedad de crédito) quien tendrá la responsabilidad del fideicomiso para administrar los bienes o recursos destinados en beneficio del fideicomisario. Aunque se trata de una figura compleja, cobra relevancia en algunos sectores específicos que requieren apoyo gubernamental para el desarrollo y continuidad de sus labores a través de programas y proyectos. De esa forma, en un fideicomiso público, siempre será agente fideicomitente la Secretaría de Hacienda y Crédito Público en representación del Gobierno Federal.

Tal es el caso de la comunidad artística y, en específico, de la cinematográfica. El séptimo arte, el cine, como una actividad cultural y educativa, que a la vez se constituye como una industria en cadena productiva (conformada por tres sectores: producción, distribución y exhibición) cuenta con dos fideicomisos de carácter público: el Fondo de la Producción Cinematográfica de Calidad (Foprocine) y el Fondo de Inversión y Estímulos al Cine (Fidecine). El primero fue creado en 1998 por decreto presidencial, mientras que el segundo tiene su origen en la Ley de Cine del mismo año. De 1998 a 2019, según la revista Proceso, Foprocine ha apoyado al menos 402 filmes en toda su cadena de producción. Fidecine es un fideicomiso sectorizado en la Secretaría de Educación Pública, cuya misión es el fomento y promoción de la industria cinematográfica nacional que permita brindar un sistema de apoyos financieros, garantía, estímulos e inversiones en beneficio de productores, distribuidores, comercializadores y exhibidores de películas nacionales.

Un Decreto firmado por el presidente López Obrador, a inicios de mayo, ordenó la extinción de los fideicomisos públicos sin estructura orgánica, mandatos o análogos de carácter federal, como acciones encaminadas para ejecutar su plan de austeridad, con excepción de los que fueran parte de una ley, golpeando diversos sectores como la academia, los centros de investigación científica, las artes y el cine, por la desaparición de Foprocine. En el caso de Fidecine el mismo gobierno federal propuso fusionar ambos fideicomisos “como uno solo que apoye la creación cinematográfica de calidad”, pues dicho fideicomiso está establecido en el artículo 36 de la Ley Federal de Cinematografía. Así lo hizo saber la Academia Mexicana de Artes y ciencias Cinematográficas, asimismo la titular del Instituto Mexicano de Cinematografía (Imcine) quien se mostró optimista respecto de salvaguardar los fideicomisos a través de su fusión.

El problema se acrecentó a raíz de la propuesta en la bancada de Morena a la Comisión Permanente de la Cámara de Diputados para desaparecer 44 fideicomisos a través de modificaciones a diversas legislaciones, entre ella la Ley Federal de Cinematografía, que acumularían 91 millones de pesos para destinarlos al Gobierno Federal y responder a la crisis sanitaria y económica. Dicha iniciativa alertó al gremio cinematográfico por la falta de diálogo y de compromiso con las artes y el cine nacionales. “Nos alarma una iniciativa de esta naturaleza justamente un día después de que la Directora General del Instituto Mexicano de Cinematografía estableciera un diálogo abierto e incluyente con la comunidad cinematográfica del país, garantizando la permanencia de este fideicomiso, tal como lo ha reiterado la propia Secretaría de Cultura”, expresó la Presidencia de la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas. Los cineastas nacionales y trabajadores de la industria cinematográfica se manifestaron en redes sociales, expresando su malestar para con los legisladores del partido en el poder.

Pero dicha tensión tuvo un giro favorable al intervenir los cineastas ganadores de los premios Oscar, utilizando sus redes sociales y su condición de personajes públicos de la industria. Sin la importante crítica que lanzó Guillermo del Toro a través de su cuenta personal, los legisladores Delgado y Padierna no hubiesen flexibilizado su postura, puesto que había un ambiente de desdén por los pronunciamientos de las autoridades cinematográficas y el gremio. Finalmente se abrieron al diálogo y se posibilitó el encuentro, teniendo como consecuencia que Mario Delgado anunciara que no se va a dictaminar la iniciativa sino hasta que exista una mesa de trabajo, diálogo con los sectores involucrados y un Parlamento Abierto. Se evitó una afrenta a la producción cultural del séptimo arte que, dicho sea de paso, en muchas ocasiones es crítica al poder político, al plasmar la tendencia autoritaria de nuestro país en el ejercicio gubernamental, sus vínculos con el narcotráfico, la violación de derechos humanos, discrecionalidad y abuso de funciones públicas en perjuicio de los ciudadanos.

La victoria de los 3 cineastas constituye en términos politológicos una forma de control del poder a través del poder suave: cultural, artístico y ciudadano, con los matices y variables que intervienen en la circunstancia específica que describimos con anterioridad. El balance del diálogo entre los legisladores y cineastas trajo aparejado el recuerdo de que existen ciudadanos fuertes en términos culturales, intelectuales, académicos, artísticos, deportivos, entre otros, que pueden ser capaces de impulsar, de forma legítima, limites a las decisiones irresponsables de los actores políticos. Precisamente ese es el objetivo de la acción colectiva a través de la sociedad civil. Urge a la academia comenzar su defensa de los fideicomisos públicos a favor de los centros de investigación científica nacionales si queremos continuar por la senda de los estándares internacionales de calidad científica y educativa. De lo contrario se corre el riesgo de sucumbir ante un proyecto político que, en busca de hegemonía, pretende acallar las voces críticas, el conocimiento experto y escrutinio público gubernamental.

* Consejero Universitario de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales. Auxiliar Jurídico en el Corporativo Jurídico Paredes. Secretario de Asuntos Políticos en el Colegio Nacional de Ciencias Políticas y Administración Pública Sección Morelos. Representante del CEA de la Asociación Mexicana de Ciencias Políticas en Morelos.