En cada sector, el logro de metas y resultados obedece a un acertado ejercicio previo de toma de decisiones, pero en el caso del sector público, ello implica, además, un impacto en la vida y bienestar de la ciudadanía. Es así, que con la idea de traer a la atención la conveniencia social y política que implica el dominio de los elementos de juicio en dicha toma de decisiones que nos afectan a todos, retomo, por el interés que despierta y la vigencia que representa, los conceptos de Andrew Likierman, autor del artículo The Elements of Good Judgment publicado en el Harvard Buniness Review.

El buen juicio (criterio), representa la capacidad de combinar las cualidades personales con el conocimiento y la experiencia relevantes para formar opiniones y tomar decisiones, permitiendo una elección acertada en ausencia de datos claros y relevantes o bien, ante una alternativa evidente. Likierman, identifica seis elementos clave que en conjunto constituyen un buen juicio: 

Aprendizaje. [Escuchar atentamente, leer con espíritu crítico] Transformar el conocimiento en entendimiento; pues muchas de las malas decisiones, se toman porque de forma inconsciente se filtra la información recibida o no se es lo suficientemente crítico con lo que se escucha o lee.

Confianza. [Buscar el contraste, no la validación] El liderazgo no es un trabajo solitario, requiere aprovechar las habilidades y experiencias de los demás, considerar el consejo confiable, la opinión experta que no siempre coincida, que contraste y no se torne en un eco o validación condescendiente de la decisión tomada, que hace inútil el desarrollo crítico y construcción del juicio. 

Experiencia. [Que sea relevante pero no restrinja] Más allá de los datos y de la evidencia pertinente ante una decisión, la experiencia influye a la hora de emitir juicios, facilita entender el contexto e identificar soluciones potenciales, así como el anticiparse a los retos; así, al enfrentar un reto similar a alguno previo, permite visualizar donde centrar energía y recursos; considerando que, si la experiencia se circunscribe a determinados sectores, la familiaridad puede ser un riesgo ya que la experiencia en un dominio en particular puede fallar al tomar decisiones apoyándose en los hábitos, la complacencia o el exceso de confianza.

Desapego. [Identificar y desafiar prejuicios] Al tiempo que procesamos la información y aprovechamos nuestro conocimiento y el de los demás, es crítico que reconozcamos y nos enfrentemos a nuestros propios prejuicios; la habilidad para desprendernos, tanto intelectual como emocionalmente, de nuestros sesgos es un componente vital del buen juicio, tarea nada fácil, dada la aversión natural al riesgo.

Opciones. [Cuestionar las soluciones disponibles] Al tomar una decisión, se espera que un líder tenga que elegir entre al menos dos opciones formuladas, pero no se tiene porqué aceptar que esas dos, sean las únicas alternativas. Muchos errores de juicio y malas decisiones son tomadas simplemente porque, opciones importantes ni siquiera fueron consideradas, opciones que hubieran sujetado el juicio a debate, acercándose en consecuencia a la decisión correcto.

Ejecución. [Viabilidad y Cumplimiento] Se pueden tomar todas las decisiones estratégicas, pero se puede fracasar si no tiene en cuenta el cómo y el quién tiene que ejecutarlas. 

El trabajo de Sir Andrew, sugiere incluso cómo mejorar en cada elemento, dejando en claro que, el liderazgo conlleva varias cualidades, pero la base de todas ellas es el buen juicio; pues aquellos líderes con carisma, pero sin juicio, conducen a sus seguidores en la dirección equivocada y aunque la suerte y factores externos pueden ser determinantes en el éxito, el buen juicio dispondrá siempre las cartas a favor de una mejor decisión.