Por Oswald Alonso

La Comisión Ejecutiva de Atención y Reparación a Víctimas de Morelos es una institución que en los hechos no es autónoma ni independiente. Fue creada  para regular, reconocer y garantizar los derechos de las víctimas del delito y violaciones a Derechos Humanos. Nació con una enfermedad que se extiende sin antídoto alguno.

Desde su conformación se inyectó un virus  que evita funcione. Resulta que por un lado existe un consejo –cuyos integrantes son nombrados por el Poder Legislativo- formado por hombres y mujeres conocedoras del dolor de las víctimas y el derecho, encargadas de velar por los derechos de las víctimas; pero por otro lado, existe una figura de Coordinación Ejecutiva cuyo titular es nombrado directamente por el gobernador.

El académico Ernesto Villanueva, ha dicho en uno de sus últimos artículos que el diseño institucional de la Comisión genera pesos y contrapesos. No del todo, sus efectos negativos han sido devastadores en el buen funcionamiento de la citada comisión que a su corta edad entró ya en una crisis por una guerra de poder entre los nombrados por los diputados y la nombrada por el gobernador.

La ley cita que el nombramiento de los servidores públicos dentro de la Comisión Ejecutiva recae en el Consejo, sin embargo, en los hechos esta figura ha ido de más a menos. Nadxieelii Carranco Lechuga, titular de la Coordinación Ejecutiva, ha tomado en sus manos un control desmedido de tal institución.

Muestra de lo anterior fue el bochornoso escándalo público que generó Elena Cepeda, titular del DIF estatal, quien al inaugurar las instalaciones de la Comisión, aseguró que la única que trabaja verdaderamente por las víctimas era  Nadxieelii, en critica contra las consejeras que lo único que buscaban era un sueldo de 60 mil pesos.

Con esta muestra de poder en su favor, Nadxieelli, una exactivista  a favor de los derechos de las mujeres del Comité Contra el Feminicidio (Cocofem), se volvió loca de poder, o ya lo estaba. Sobre las consejeras pasó –seguramente recibió ordenes- decidió tomar decisiones que no le corresponden. Despidió a la responsable de la Dirección de Reparación Integral y Derecho a la Verdad que además tiene a su cargo el Fideicomiso del Fondo de Ayuda, Asistencia y Reparación Integral de la Comisión Ejecutiva.

Leonora Valentina Jiménez Franco, ahora extitular de esa dirección subió a su cuenta de redes sociales una fotografía justo cuando sale de las instalaciones de la Comisión, carga sólo una caja con sus cosas personales. Al presentar una queja ante la Comisión de Derechos Humanos de Morelos (CDHEM), acusa que repentinamente Nadxieelli le pidió renuncia y ya no se le dejó entrar a su oficina.

¿Qué es lo que pasa en las entrañas de este organismo que debe velar por las víctimas?¿Se trata de una guerra por el control del organismo que puede representar el nido de nuevas activistas contratadas?¿Son muchos los millones de pesos los que ahí se manejan como para que el diablo acaricie, incluso, a una activista? ¿O será que en el fondo es tan importante la Comisión que podría ser un dolor de cabeza para el mismo gobierno que se anticipa en su control?¿O de plano son tantas las mujeres que ahí confluyen incapaces para ponerse de acuerdo en el funcionamiento de un organismo en pañales?¿Es una guerra de activistas contra el gobierno que ha captado a otras activistas haciéndolas burócratas?

Es una Comisión nacida con enfermedad, cuyos consejeros y consejeras debieran renunciar por dignidad, al igual que el resto de las funcionarias activistas (Nadxieelli) que ahora defienden un trabajo gubernamental a favor de las victimas. Es lo mejor para curarla.