Por Leticia Villaseñor

Tepoztlán, Mor., 8 de agosto.- Eduardo del Río, Rius, llegó a Tepoztlán en plena crisis del club del golf, lucha de la que participó activamente por el año 1994.

En el palacio municipal de Tepoztlán, él y su gran amigo y colega Rafael Barajas Durán, El Fisgón, plasmaron la oposición de los tepoztecos a la construcción de un club de golf en la cima de los cerros considerados como sagrados para sus habitantes que pretendían imponerles autoridades municipales y federales.

El inconfundible personaje de Calzonzin inspector, de Rius, exclamaba “La dignidad vale más que un pinche club de golf”, con la respuesta lógica de un perro, incluido en la obra que le responde “Pos que lo haga y en Los Pinos si tanto le urge”. Como testigo mudo del “diálogo” plasmó a uno de los inconformes que porta una playera con la leyenda “No al cártel del golf”.

Los alrededores de la plaza principal también fueron cubiertos con una variada colección de murales menores (los murales de la plaza). En lo que entonces era un restaurante, frente al mercado, un grande y complejo mural, que contaba la vida y hechos de El Tepozteco, apareció en 1995 (el mural del mercado).

Por varios trienios, los murales permanecieron hasta que, en una “manita de gato”, simplemente desaparecieron bajo las capas de pinturas.

Pero la presencia de Rius no se borró. De nueva cuenta otra problemática lo puso en la escena combativa de Tepoztlán, la ampliación La Pera-Cuautla, lucha que inició desde 2011. Su ánimo ambientalista aún le dio fuerza para estar presente en algunas asambleas, hacer algunos folletos, pero sus fuerzas estaban minadas.

En 2015, a sus 81 años, Del Río fue homenajeado con la exposición “Rius para principiantes”, donde luego de 60 años de críticas, sátiras, luchas, de ser uno de los pocos escritores de historietas y de libros ilustrados, puso a leer al país a través de sus publicaciones tanto de libros como de revistas.

Entonces, con un dejo de decepción, el férreo crítico del sistema lamentó que sus esfuerzos por cambiar el país hayan fracasado ante la clase política imperante, con 30 millones de analfabetos y 50 millones de pobres.

“Da risa que cada Presidente asegura un combate frontal contra la corrupción, el mayor problema que enfrentamos, ¿el PRI nos va a ayudar contra la corrupción? El mundo siempre ha sido absurdo, sólo hay que leer la Biblia”, atajó.

Con modestia compartió que sus dibujos son sus hijos pero sin ser perfectos, depende mucho del estado de ánimo y eso a la gente se le olvida, a mí me purga tener esta clase de gobiernos, fuera del General Cárdenas, el resto de Presidentes son una colección de engendros y rateros pero eso nos pasa por agachados,  expresó entonces.

Las apariciones de Rius se redujeron al máximo, el cáncer cobró factura al crítico. En redes sociales, sus cómplices moneros de “El Chamuco y los hijos del Averno”, entre los que se encuentran El Fisgón, Helguera, Hernández y Patricio, le rindieron homenaje de la mejor forma que saben, con caricaturas.

La pregunta de una usuaria resume la vida y actitud del gran Rius, ¿Cuál habrá sido la impresión del más allá? ¿Confirmó su ateísmo? ¿Se volvió creyente? ¿Afirma la gran broma que es la existencia?