Abel Barajas, un periodista experimentado en la cobertura del ámbito judicial, publicó enReforma [agosto 7, 2014] la noticia «Desmantelan red traficante de gasolina». Parecía una nota «cajonera» más —como llamamos en la redacción a esas piezas de una sola fuente informativa que no exigen sino reproducir sintéticamente lo que otros dicen—. Pero no, y por eso juzgué importante no dejarla pasar como si tal.

La nota de Barajas:

1. Responde las cinco preguntas básicas del periodismo clásico: Qué, quién, cuándo, dónde y por qué —las también llamadas «cinco w»—, según la información aportada durante una conferencia de prensa que ofreció Tomás Zerón de Lucio, jefe de la Agencia de Investigación Criminal de la Procuraduría General de la República.

2. Detalla el modus operandi de la supuesta red, aporta cifras acerca de sus robos sistemáticos a Petróleos Mexicanos y describe su participación en el mercado negro del combustible; aporta un buen contexto de la investigación federal en tres estados; precisa el tipo y la cantidad de bienes que le fueron incautados, dando cuenta al mismo tiempo de las acciones que estaría efectuando la PGR para proseguir la investigación.

3. Informa sobre el estatus legal de las personas detenidas por supuestamente pertenecer a dicha red, los delitos implicados y el penal donde se les privó de libertad, en Veracruz.

4. Es ilustrada con una fotografía de la conferencia de prensa, donde destacan Zerón de Lucio al micrófono y una amplia pantalla electrónica con imágenes alusivas.

Aunque bien escrita, en efecto podría pasar por una nota «cajonera». Pero lo significativo es que ¡no consuma el «juicio mediático»! O sea, no publica nombres ni fotografías ni nada que identifique a las personas implicadas, según la PGR, en la red criminal: ¡no se dañan su presunción de inocencia ni su imagen! ¡Tampoco ocurre la espectacularización medieval a la que estamos habituados en la narrativa institucional-mediática!

 

¿Qué sucedió?

Claramente, esta noticia es resultado de un cambio estructural de cultura, mentalidad, metodología y prácticas comunicacionales que hicieron sinergia y poseen un mérito compartido que debe reconocerse. En este caso:

1. La PGR comunicó con respeto a los derechos humanos de las personas a las que señala según sus facultades legales.

2. El periodista Barajas fue capaz de recoger con eficacia la información y transmitirla al público, cumpliendo con su responsabilidad profesional.

3. Reforma publicó la noticia, lo que evidencia que, contra la práctica habitual en las redacciones de los medios mexicanos, los editores no exigieron al periodista «datitos» o «carnita» —es decir, esa información a través de la cual se consuma el «tribunal paralelo»—; se limitaron a presentar una nota informativa útil a sus lectores.

4. Dicho diario se atrevió a publicar esta noticia —discordante con otras que da a conocer con frecuencia—, que al tiempo que sirve al ejercicio del derecho a la información de su audiencia, respeta los derechos humanos de las personas a las que la PGR acusa.

Tengo para mí que así será más o menos el periodismo judicial mexicano profesional en un futuro próximo. Hemos trabajado en ello cientos de activistas, académicos, periodistas, legisladores y actores del sistema penal durante al menos dos décadas.

 

¿Qué falta?

Faltan, sin embargo, cuatro condiciones:

1. La nota de Barajas mencionada cumple sobradamente si hablamos de «diarismo», especialidad periodística enfocada en la cobertura informativa cotidiana. Pero para que el público se informe integralmente, según es su derecho, se impone la investigación periodística: así todos podríamos conocer si las detenciones fueron legales, si la investigación es consistente y permitirá llevar a las personas detenidas a juicio; las incidencias del proceso hasta su desenlace, y quiénes son dichas personas si acaso el juez resuelve que son culpables. En suma, si los actores del sistema penal hicieron un buen o un mal trabajo, y quiénes son los verdaderos responsables de los delitos.

2. Lo anterior exige inversión del medio informativo y transparencia de las instituciones.

3. Pero lo más importante es que la reforma del sistema de justicia penal en curso debe implementarse adecuadamente en los estados y a nivel federal, para que noticias como esta de Barajas, en Reforma, sea apenas lo que dé pie a la cobertura integral de los casos, acudiendo para ello los periodistas a las audiencias públicas y orales —previstas en el nuevo sistema acusatorio—, sin que los jueces obstaculicen nuestro trabajo.

4. Convencer a los periodistas judiciales de mentalidad inquisitiva, que son mayoría, de que el momento de cambiar llegó, nos guste o no.

@Edad_Mediatica