Por Oswald Alonso

La presencia del gobernador Graco Ramírez en el estadio de futbol Agustín “Coruco” Díaz, que se pretende inaugurar este miércoles por la noche con el juego del Zacatepec contra Chivas, es un reto para el gobierno, ya que la deteriorada imagen del mandatario se puede ver reflejada en una rechifla si, osado como lo es, pisa la cancha en la patada inaugural.

Los primeros signos de que la imagen de Graco Ramírez está desgastada lo constataron sus asesores, pero sobre todo los integrantes de su gabinete, cuya terquedad les hacía ver cosas opuestas a las que pasan en las calles, cuando acudieron al Morelos Open en febrero de este año. Torneo organizado por la iniciativa privada.

Ahí, desde la tribuna gritaron y abuchearon al gobernador que se hacía acompañar por su esposa y el secretario de Turismo. Incluso, lo encararon para reclamarle su incapacidad en el tema de la inseguridad.

Pero nunca había tenido tantas voces alrededor juntas, en su contra, como cuando acudió a Jardines de México para un concierto de Alondra de la Parra. Acudieron miles, para cuando fue anunciado, esos miles presentes, juntos, lanzaron al cielo un grito de enojo. Lo volvieron a abuchear.

Esos síntomas dolieron y mucho, no lo volvieron a arriesgar con las masas. Morelos Único, trajo a Felipe González, jefe del gobierno español a Cuernavaca en una serie de conferencias magistrales para generar más pertenencia en los morelenses.

Cuando el gobernador entró a la sala del Teatro Ocampo, fue silencioso, no quiso llamar la atención sentándose en primera fila, venía de ser abucheado. Entonces, decidió ocultarse en la última fila en la oscuridad de la sala.

La pregunta casi casi de la revocación del mandato es ¿arriesgará Graco e irá a dar la patada inicial del primer juego en el estadio de más de 500 millones? ¿Gritarán una estruendosa porra exclusivamente a Graco por los golpes del crimen que no ha evitado a los habitantes de la región?

Van a ser miles, en otras condiciones el gobernador no tendría problema en asistir, pavonearse dentro y fuera del estadio pero, la crisis  por la que atraviesa su imagen evitará seguramente que lo haga.