Por Emma Daly de Human Rights Watch
Ha sido un año terrible para los medios de comunicación. En el Día Mundial de la Libertad de Prensa, basta con ver el pasado para percatarnos que los titulares de prensa están saturados de horribles ataques contra periodistas, en particular las decapitaciones de James Foley, Stephen Sotloff y Kenji Goto, y el criminal ataque en Charlie Hebdo.
Las muertes de Foley y Sotloff, ambos secuestrados por el grupo extremista Estado Islámico (ISIS) mientras trabajaban como periodistas independientes en Siria, incitó a periodistas y defensores a crear directrices voluntarias para que los medios de comunicación operen de forma más segura para los profesionales independientes en zonas de conflicto.
Más de 60 organizaciones de noticias y grupos de libertad de prensa, junto con la asociación Frontline Freelance Register, que representa a más de 400 periodistas independientes, se unieron a este proyecto. Todos se han comprometido a respetar algunas prácticas de seguridad, entre ellas, otorgar a los reporteros independientes diversos tipos de seguros, equipo de protección y primeros auxilios así como capacitación para trabajar en un ambiente hostil. Es un primer paso positivo – necesitamos periodistas para informar de manera imparcial desde lugares peligrosos y como resultado de la reducción de presupuestos en las salas de prensa y los cambios tecnológicos, muchos de los que hoy en día cubren los conflictos en Siria e Irak son profesionales independientes que carecen de recursos básicos que están disponibles para los corresponsales que son parte de una organización
Sin embargo, los periodistas locales y periodistas ciudadanos son probablemente los que proporcionan mayor información y los que encaran más riesgos para realizar su trabajo en zonas de guerra. Son ellos los que alimentan con información a la prensa o la distribuyen a través de las redes social. En Siria se han convertido en blancos de ataque tanto del gobierno como de ISIS y de otras facciones rebeldes y como resultado, decenas han resultado muertos o han sido detenidos.
Conocemos el nombre y el rostro del fotoperiodista británico John Cantlie, quien todavía está en manos de ISIS, pero los medios de comunicación locales y grupos de derechos humanos estiman que ISIS ha secuestrado a más de 20 periodistas iraquíes y trabajadores de los medios y se dio a conocer públicamente la ejecución de Thaer Ali, un editor de periódico que fue fusilado por un pelotón hace una semana en Mosul. Algunos periodistas iraquíes nos han contado las amenazas que encaran por parte de funcionarios y miembros de la milicia, y el efecto posterior en su trabajo.
Uno de los periodistas que el gobierno sirio mantiene prisionero es Mazen Darwish, presidente del Centro Sirio en Damasco para los Medios y la Libertad de Expresión (SCM). Él y sus colegas Hussein Gharir y Hani Zaitani fueron detenidos en febrero de 2012 y están siendo acusados de «dar a conocer actos de terrorismo» – cuando simplemente documentaban de manera pacifica la violaciones a los derechos humanos.
Muchos gobiernos, entre ellos , Azerbaiyán, China, Etiopía, Irán y Vietnam, utilizan cargos falsos para acosar, intimidar y castigar a periodistas y personas que se atreven realizar denuncias. En los últimos 25 años, el programa Hellman-Hammett, administrado por Human Rights Watch, ha realizado donaciones a más de 800 comunicadores en riesgo. Casi la mitad habían estado encarcelado.
Sin información precisa e independiente nunca sabremos cómo los gobiernos abusan del poder. Sin control, tiranos y terroristas pueden operar libremente, a final de cuentas, eso nos perjudica a todos.