MILENIO
Todos hemos sentido esa tentación de presionar el botón de repetición del despertador, el famoso snooze, y para algunos, es la forma rutinaria de empezar el día. Probablemente no deberías estar postergando tu alarma cada cinco minutos. De hecho, quien toma esta decisión es una versión somnolienta de nuestro cerebro y esto se da debido a un fenómeno conocido como “inercia del sueño”.
Los expertos del Hospital Houston Methodist explican que la inercia del sueño está caracterizada por ese aturdimiento que sientes al despertar; es el estado temporal entre estar dormido y estar despierto. Pensamos y razonamos más lento mientras ocurre esta inercia, por ello, podríamos ser débiles ante la tentación de pulsar el botón de repetir la alarma del despertador; sin siquiera reflexionarlo.
El problema de posponer tu despertador es que este sueño fragmentado, además de no tener beneficios, podría afectar el resto de tu día. «Los 10 minutos adicionales de sueño que te estás regalando, una y otra vez, no son de sueño productivo», enfatiza la Dra. Ram.
Y es que, presionando el botón de repetición de la alarma del despertador, podríamos dormir demasiado o deshacer nuestro ciclo de sueño. Ambas situaciones pueden aumentar las posibilidades de sentirnos más cansados durante el día.
Para empezar, sí, es posible dormir demasiado y, aunque suene contradictorio, dormir demasiado en realidad te causa más sueño durante el día. ¡Ups! Al posponer la alarma, porque sabes que no has dormido lo suficiente, podrías alterar el reloj interno de tu cuerpo, interrumpiendo procesos biológicos importantes. Esto, además de causar posible fatiga, también podría tener consecuencias sobre tu metabolismo, niveles de energía y demás.