Por Leticia Villaseñor

Temixco, Mor., 11 de diciembre.- La glorieta que divide los límites de Cuernavaca y Temixco empezó a pintarse de blanco. Al menos medio centenar de cartulinas con leyendas en contra del comisionado Alberto Capella se alzaron en demanda de justicia y castigo  para los responsables del multihomicidio en un domicilio de Temixco, ocurrida el pasado 30 de noviembre.

La protesta fue organizada por Juan David Aparicio Sotelo, líder social de las colonias Lázaro Cárdenas y Ampliación Lázaro Cárdenas, municipio de Cuernavaca que colindan con la Rubén Jaramillo de Temixco, donde se registró el asesinato de cuatro mujeres, una bebé y un adolescente.

Antes de partir rumbo a la alcaldía de Temixco, David Aparicio comentó que los familiares de dos detenidos arbitrariamente por la policía así como los familiares de las víctimas mortales, los tres hechos registrados el mismo día en esa zona, declinaron asistir ante el temor de represalias por parte de las autoridades.

Varios vecinos se asomaron curiosos, desde sus ventanas o desde las puertas de locales o casas y desde ahí vieron pasar el pequeño contingente, integrado en su mayoría por mujeres y niños.

“Tenemos miedo de salir a las calles, tenemos miedo de que la policía se meta a nuestras casas como lo hicieron con los vecinos y nos maten”, advertía una mujer de edad avanzada a través de  un megáfono.

El trayecto de un kilómetro aproximadamente fue lento. El tráfico del tianguis de ropa que se coloca desde hace varias décadas en una explanada entorpeció más el paso.

Varios conductores de un sitio de taxis acompañaron a los manifestantes, hicieron sonar sus bocinas y en los cristales de sus unidades escribieron leyendas contra el responsable de la seguridad en Morelos, Capella Ibarra, a quien recriminaron la presunta fabricación de delincuentes en la zona.

“En Temixco no hay ninguna disputa de carteles”, declaró tajante David Aparicio, como entreveró el comisionado de Seguridad durante una conferencia de prensa para explicar el hecho violento de la Rubén Jaramillo.

Incluso dijo que la demanda de los vecinos de ambos municipios en la zona limítrofe es la salida de elementos de la Policía Morelos Cerca de ti, adscritos al Mando Único, que están bajo las órdenes de Capella. “El pueblo se organiza, nosotros nos cuidamos entre sí pero no podemos responder ataques que vienen de la propia autoridad”, esgrimió.

El grupo llegó hasta la alcaldía de Temixco y bloqueó ambos sentidos de la carretera federal hacia la zona sur del estado. En las escalinatas del ayuntamiento, demandaron la presencia de la alcaldesa Juana Ocampo Domínguez, madre de Gisela Mota, asesinada a tan sólo horas de tomar protesta como presidenta municipal de dicha localidad, en enero del año pasado.

“La presidenta no está y va a tardar… pero nombre una comisión y con gusto los atendemos, sólo les pedimos que liberen la vialidad”, pidió un trabajador del ayuntamiento, quien no proporcionó ni nombre ni cargo.

La petición fue aceptada por el grueso de los manifestantes, no sin antes puntualizar que entre sus demandas, tanto para Ocampo Domínguez como para Cuauhtémoc Blanco, alcalde de Cuernavaca, está la salida del Mando Único.

Aparicio Sotelo adelantó que realizarán una protesta similar en la ayudantía de Cuernavaca en la que demandarán seguridad para los cuernavacenses y un pronunciamiento por parte de ambos munícipes ante los cruentos hechos. “Ninguno ha condenado las detenciones arbitrarias que se dieron con los vecinos de Cuernavaca no con el multihomicidio de Temixco”, acusó.

El pasado 30 de noviembre, alrededor de las 01:30 horas, Juan Antonio “N”, fue sacado de su casa, ubicada en la colonia Primavera del 92 en Cuernavaca, con lujo de violencia por sujetos armados y encapuchados. Los hombres se llevaron también una camioneta marca Toyota blanca.

Hora y media más tarde en un operativo idéntico, José Manuel “N” fue sacado de su domicilio ubicado en la colonia Lázaro Cárdenas, colindante con la de Primavera del 92. También se llevaron una camioneta Mazda azul.

Una cámara de seguridad de un domicilio videograbó el paso de ambas camionetas escoltadas por dos camionetas blancas (adelante y atrás) a las 3:43 horas.

Sin embargo, la puesta a disposición hecha por oficiales a bordo de la unidad 00256 marcó las 7:23 horas del 30 de noviembre en el caso de Juan Antonio y a las 08:05 en el caso de José Manuel. A ambos presuntamente se les encontró marihuana y una pistola a José Manuel.

“Queremos saber de dónde sacaron las autoridades esa arma y esa marihuana para ‘sembrarlas’ a nuestros vecinos. La detención fue decretada como ilegal por las irregularidades de la detención”, señaló Aparicio Sotelo.

A la par de ambas irrupciones violentas, se dio una más en la colonia Rubén Jaramillo donde siete policías de un grupo táctico de inteligencia irrumpieron en un domicilio porque, según la versión oficial, advirtieron a dos sujetos armados en la calle quienes hicieron caso omiso cuando los oficiales les marcaron el alto e ingresaron al número 238 de la calle Francisco I. Madero.

A decir de los policías, los sujetos dispararon en su contra y hubo un fuego cruzado donde perdieron la vida las seis personas, todas familiares de José Alberto Valdez Chapa, presunto líder de una célula criminal, conocido como el “Señor de la V”, a decir del propio comisionado Alberto Capella, quien además acusó que el detenido de la Lázaro Cárdenas, José Manuel, es hijo de otro líder, de otra célula criminal, de nombre Crispín Gaspar.

Hasta el momento ninguno de los policías involucrados ha sido puesto a disposición, por el contrario, los sobrevivientes de la masacre, el propio “Señor de la V”  y otros de sus familiares, fueron acusados por el delito de intento de homicidio en contra de los policías, imputación que fue desechada por un juez de control quien advirtió severas anomalías entre el parte oficial y los resultados de balística, rodizonato de sodio y pruebas químicas de la Fiscalía que arrojaron que ninguno de los involucrados salió positivo a la “prueba de la pólvora”, sólo cuatro de más de 200 cartuchos corresponden a las armas puestas a disposición (tanto de los elementos como de los presuntos criminales) y la escena del crimen no fue preservada luego del tiroteo.