Por Oswald Alonso

CUERNAVACA, Mor., 29 de septiembre.- Alfredo Sotelo Iturbe fue detenido el 10 de agosto de 2012 por la policía, le imputaron los homicidios de la pareja conformada por Elvia Sánchez Cortés  y Gerónimo Ariza Quintero, ocurridos en Axochiapan;  un juez lo encontró responsable y sentenció a 95 años;  misteriosamente el cuerpo sin vida de Alfredo  apareció con huellas de tortura en la cajuela de un taxi el pasado sábado.

 El misterioso caso de Alfredo Sotelo se ha ido aclarando al conocer que no purgaba una condena de 95 años en el Centro de Reinserción Social de Atlacholoaya como originalmente lo ordenó un juez, sino que fue dejado en libertad  desde junio pasado por insuficiencia de pruebas.

 Pero su libertad se dio después de que su defensa promovió un juicio de amparo directo en el Cuarto Tribunal Colegiado del Décimo  Octavo Circuito en Morelos,  en el que, entre otras cosas,  ordena a la tercera Sala del Tribunal Superior de Justicia, que había confirmado sentencia contra Alfredo, valorar nuevamente el material probatorio y emitir una nueva sentencia siguiendo los lineamientos de la justicia federal:

 La entonces Procuraduría Estatal, estableció en su investigación que, “mediante la utilización de un arma de fuego privaron de la vida a la primera víctima (hemorragia cerebral y factura cráneo encefálica), mientras que a la segunda le fueron amarrados los brazos en la parte posterior del cuerpo, además de que dicha víctima fue golpeada en el rostro con un objeto duro y otro con punta, lo que le causó una hemorragia cerebral por traumatismo cráneo encefálico, y también fue agredida con el objeto punzante en espalda y glúteos”.

 De los hechos se responsabilizó a uno de los trabajadores de las víctimas, se trataba de Alfredo Sotelo Uribe, quien de acuerdo con la investigación del ministerio público fue el hombre que compró vendas en una farmacia de la cabecera municipal de Axochiapan, con las que amarraron a  Elvia. Para probarlo presentaron una grabación del sistema de video-vigilancia de la farmacia donde aseguraron aparecía el imputado.

 Un perito también presentó un dictamen dónde concluía que una de las huellas de un zapato localizadas en la escena del crimen, correspondía al calzado de Alfredo; una prueba más del ministerio público presentada ante las instancias judiciales era un dictamen en el que se aseguraba que una de las huellas dactilares localizadas correspondía en 20 puntos  al dedo pulgar del imputado, según el sistema de identificación AFIS utilizado por las autoridades.

 Pero estas pruebas no fueron suficientes para el Tribunal Colegiado de Circuito. Al ordenar a los magistrados morelenses emitir una nueva sentencia les marcó lineamientos muy claros para subsanar las deficiencias en el juicio.

 “Valore nuevamente el material probatorio que obra en autos, siguiendo los  lineamientos precisados en esta ejecutoria, es decir: Distinguir los hechos narrados por los testigos, que son susceptibles de percibirse por medio de los sentidos y fueron conocidos en forma directa por los deponentes, de aquellos sucesos de los que tuvieron noticia por inducciones o referencias de otros.

“Tomar en cuenta que la peritación tiene por objeto suministrar a los juzgadores argumentos o razones para la formación de su convicción sobre hechos cuya percepción escapa a las aptitudes del común de la gente, y que por su carácter ilustrativo, no siempre vincula al resolutor.

“Tener presente que la prueba circunstancial no debe considerarse como el medio que permita aglutinar diversos datos, sino que la verdad buscada solamente puede  inferirse cuando se parte de hechos probados que constituyen las circunstancias indiciantes”.

 Con este criterio los magistrados de a Tercera Sala emitieron una nueva sentencia en la que liberan inmediatamente a Alfredo en el mes de junio, por insuficiencia probatoria.

 A su salida de la cárcel cambió su domicilio a esta capital donde trabajaba como taxista. El pasado sábado 26 fue encontrado sin vida, con visibles golpes producto de la tortura en el interior de la cajuela de un taxi.

 El caso fue conocido en todo el estado porque Elvia Sánchez, presunta víctima de Alfredo, era la hermana de Marisela Sánchez Cortés,  ex candidata a la gubernatura y exdirigente estatal del PRI.