Por mediterraneodigital.com

Nikki y Louise Draven, junto con su hijo Star Cloud, forman la primera familia de género fluido en Gran Bretaña. Louise nació hombre, pero está en proceso de cambiar su sexo para ser una mujer. Mientras que Nikki nació mujer, pero se identifica con ambos sexos, según cuenta ella al diario ‘Daily Mail’: un día se siente hombre y otra mujer.

Las dos están educando a su hijo, Star Cloud, para que no se identifique con ningún género y sea él el que elija cómo sentirse. «Lleva ropa rosa, juega con muñecas y usa ropa de niñas y de niños. Ve a Louise como su madre, aunque ella es su padre biológico.»

Louise, que aún no ha pasado por la operación para cambiar su pene y convertirlo en vagina, es su padre biológico. Mientras que Nikki es su madre. Sin embargo, para el pequeño, Louise es su madre y Nikki su padre, de hecho, les llama así.

Dado a sus cambios de género y de sexo constante, se ha considerado a esta familia como la primera de género fluido en Gran Bretaña.

Se han centrado en educar a su hijo para que no se identifique necesariamente con el género con el que nació. Ellas mismas cuentan que el pequeño usa maquillaje, se pinta las uñas, juega con muñecas y lleva tanto ropa de niñas como de niños. «En septiembre empieza el colegio y usará el uniforme de chico, pero ha elegido un chaleco rosa y calcetines a juego», explican.

«Nunca le decimos a Star que es un niño, le decimos que puede ser lo que quiera. No compra los juguetes y la ropa de su género, le dejamos elegir lo que lleva. El rosa es uno de sus colores favoritos. Le encantan las Barbies y vestirse de hada, pero también le gustan los juguetes de los niños.», señalan en la entrevista para ‘Daily Mail’.

Sin embargo, la vida de Nikki y Louise no es nada fácil. Ellas mismas explican que han recibido multitud de insultos por la calle y escuchan comentarios desagradables cada vez que van a algún sitio.

«Star ya ha sido puesto bajo presión por otros niños. Vino a casa el otro diciendo que no podía jugar con muñecas porque era algo de niñas. Lo sentamos y le explicamos que cualquier persona puede jugar con muñecas y que es una buena práctica para cuando crezca y sea un papá. Él dijo, ‘¡Yo podría no ser un papá – podría ser una mamá!'»

De aquí a pedir una ayuda al Estado por sentirse discriminados, a un paso.