Se vuelven a reunir jefes revolucionarios después de 99 años

Por la redacción

CUERNAVACA, Mor., 13 de agosto.- El general José Rodríguez Morales, “El Ranchero” y el coronel Leobardo Suárez Abundez se reunieron de nueva cuenta con la tropa zapatista.

Luego de 99 años, sus restos fueron exhumados y depositados en el mausoleo de Emiliano Zapata, ubicado en el atrio del ex convento de San Miguel Arcángel, en el sureño municipio de Tlaltizapán.

En ceremonia solemne conmemorativa al 99 aniversario luctuoso de los Mártires del 13 de Agosto de 1916, la presidenta municipal del lugar, María Cruz Bastida Muñoz, integrantes de cabildo y elementos de la policía municipal colocaron una ofrenda floral e izaron la bandera a media asta en señal de luto, donde se montó una guardia de honor.

Una vez terminada la ceremonia, familiares de los revolucionarios y autoridades de dirigieron a pie hasta el mausoleo de Emiliano Zapata para depositar los restos que descansan junto a Bonifacio García Maldonado y Amador Salazar Jiménez.

La presidenta municipal dijo que se hizo justicia para estos revolucionarios y destacó que la voluntad de Emiliano Zapata Salazar fue que sus restos, y los de sus generales, estuvieran en este mausoleo que a partir de este jueves dos más reposan en el mismo sitio.

Los Mártires de1916

En 1916, dos grandes matanzas enlutaron al pueblo de Tlaltizapán. La primera ocurrió el 12 de julio de 1916 cuando 283 personas perdieron la vida a manos de fuerza federales en represalia contra los generales Ceferino Ortega y Amador Salazar, quienes habían acabado a fuerza de cuchillo sigilosamente con un retén de gobierno, con lo que se hicieron de varias armas cortas y una ametralladora.

La segunda matanza de ciudadanos inocentes de este pueblo fue el domingo 13 de agosto de 1916. El amanecer de ese domingo, Zapata sitió al poblado por Santa Rosa Treinta.

Los generales Maurilio Mejía y Jesús Capistrán permitieron que el gobierno entrara y sorprendiera a Zapata y sus generales. En la huida, varias personas se ahogaron en el Río Salado.

Durante seis horas, los militares acribillaron a todo aquel que tuvieran en la mira. Más de 250 seres humanos quedaron abatidos en un verdadero baño de sangre.

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