Por Leticia Villaseñor

Jojutla, Mor., 4 de octubre.- El legado histórico de Jojutla se vino abajo en un minuto. El temblor del pasado 19 de septiembre cobró factura a unas 2 mil casas y más de 300 edificios que se vinieron abajo o que deben ser demolidos por los severos daños estructurales que sufrieron. Al menos un centenar de casas databan de unos 150, 200 o inlcuso más años de antigüedad.

La plaza principal se ubica sobre la calle Constitución del 57 en pleno centro de Xoxutla, vocablo ideográfico-fonético Xoxu, de Xoxouqui, que sinifica de color azul cielo y Tla, derivada de Tlantli, diente, radical utilizado para indicar abundancia, que significa «lugar donde abunda el azul cielo».

Pero no es la primera ocasión que el legado histórico de Jojutla se pierde, ya que el municipio carece de estudios arqueológicos y antropológicos serios que puedan aportar datos en la materia, la poca información surge de las construcciones religiosas del siglo XVI que se hicieron sobre los centros ceremoniales prehispánicos de los cuales sólo quedó la memoria oral, por haber sido demolidos con antelación, así como el material fragmentario (obsidiana, cerámica y piedra) de superficie que podía encontrarse en los atrios de las capillas de Teocalzingo, Guadalupe y Tlatenchi.

De estos fragmentos de la historia surge el oratorio, que se situaba en la calle Zayas Enriquez, frente a la Cruz Roja del municipio y que databa de la época prehispánica, del cual sólo quedaron restos del lugar sin que fueran preservados adecuadamente.

El sismo del pasado 19 de septiembre, arrancó de sus cimientos estructuras añiles como el palacio municipal. El edificio de dos pisos empezó a construirse en 1865 y terminó en 1870, unos 30 años después que Jojutla logró su incorporación al estado de Morelos pues previo al año 1847 era parte del Estado de México. El ayuntamiento fue construido con tintes religiosos y con autorización del entonces presidente Benito Juárez.

La presidencia municipal se vino abajo durante el sismo, la torre del reloj cayó sobre una mujer embarazada, las paredes de los costados y los techos se derrumbaron y el lugar deberá ser demolido. A decir del alcalde Alfonso de Jesús Sotelo Martínez, deberá reedificarse con igual o similar forma.

El ayuntamiento se ubica en la plaza principal Emiliano Zapata, situada sobre la calle Constitución del 57, que albergaba la zona comercial más importante y que también sufrió daños estructurales por lo que al menos tres manzanas completas deben ser derruidas.

A una cuadra de distancia del palacio municipal se encuentra la calle Ricardo Sánchez, nombrada así en honor al prominente comerciante oriundo de Jalisco que en 1837 llegó a la ciudad donde introdujo el arroz en los campos de cultivo y fue también el primer alcalde, una década despúes.

Esta calle fue una de las más afectadas por el movimiento telúrico. Sobre ésta se ubicaban al menos unas 50 casas de adobe, anteriores a la época revolucionaria. Tan solo en el crucero con la calle Francicos J. Mina la primaria Juan Jacobo Rousseau y el jardín de niños Leona Vicario presentan daños en sus bardas y estructuras internas. A un costado de la Jaun Jacobo, el restaurante «El Portón de Carmelita» se vino abajo. La construcción era propiedad de la familia Morales, una de las más antiguas de la ciudad quienes llegaron a Jojutla en el siglo XIX atraídos por el flujo comercial. La fachada color amarillo encendido y filos rojos con ventanales blancos desaparecieron, así como el mítico portón mitad rojo mitad blanco que daba nombre al restaurante.

En la siguiente esquina, en el cruce con la calle J.H. Preciado, se ubicaba un negocio de videojuegos y una tienda de regalos. La fachada no corresponde en nada a una casa de más de 200 años de antigüedad. El segundo piso tenía un ventanal a cuadros moderno, una pequeña terraza en la esquina y otro ventanal sobre la calle H. Preciado. Todo se vino abajo. Los fraggmentos de la construcción derruida revelan unas paredes de más de 50 centímetros de espesor. Esa casona fue incluida en un catáloo de edificaciones históricas del Institito Nacional de Antropolía e Historia (INAH) pese a ello, fue mofdificada sin seguir los lineamientos como decenas de viviendas.

Para el cronista, la causa de que se vinieran abajo tantas casas fue una conjunción de factores. El principal material de estas casas era el adobe y su tiempo de vida útil se había acabdo. Además, en sus inicios, los techos de las casas eran de teja, un material mucho más ligero que las lozas. La construcción de segundos pisos, la falta de columnas o deficiancias en éstas y el peso adicional fueron, desde su óptica, factores que influyeron en gran medida a su colapso.

Frente a esta casona se ubicaba un enorme negocio de arreglos florales, con más de 40 metros de largo, que se vino abajo totalmente. Detrás del  local se sitúa la casa ejidal de Jojutla. Unos 100 metros adelante está la alameda y detrás de esta un edificio de tres plantas que recién se convirtió en el Colegio Morelos, del cual hoy no queda piedra alguna ya que fue demolido. Este lugar fue la casa paterna de uno de los principales cronistas de Jojutla del siglo XIX, el padre José Agapito Mateo Minos Campuzano.

Justo frente al parque principal, una casa de color amarillo palido y unas franjas verde aqua alojó a Ricardo Sáncez. La casona estaba muy modificada y sólo en algunos recovecos de lo que dejó en pie el temblor se pueden observar gruesas paredes y dejos de adobe.

En esa misma zona, ocurrió otro hecho histórico que data de 1813, en plena Guerra de Independencia. La población de Jojutla ya contaba con un representante en el gobierno civil de Tlaquiltenango, municipio aledaño que también sufrió daños severos. El representante era Juan Antonio Tlaxcoapan, regidor partidario del movimiento Independentista que encabezó a un grupo de sus coterráneos que asistieron al poblado de Chimalacatlan a reuniones en contra del gobierno virreinal.

El 8 de septiembre de 1813 recibió en su casa, de paso a Chilpancingo, a los generales Vicente Guerrero y Nicolás Bravo con sus respectivas fuerzas militares. El regidor rechazó la invitación de acompañarlos hasta el estado vecino de Guerrero, pero una vez que se retiraron las tropas Insurgentes, Tlaxcoapan fue hecho prisionero por la Real Acordada al mando de los oficiales españoles Fandiño. Trás un juicio sumario lo pasaron por las armas en el atrio del templo de Tlaquiltenango, el 6 de noviembre de ese mismo año.

La calle de Ricardo Sánchez, en la epoca virreinal, era el paso comercial de Chilpancingo, Taxco y Acapulco al valle de Cuauhnáhuac. Con el incremnto de la población en la zona, surgió un tianguis dominical en la Plaza de Arriba (atrio de la actual parroquia de San Miguel).

En el siglo XVI, la ruta comercial Acapulco-México-Acapulco se intensificó lo que obligó a habilitar caminos para evitar el vado del río Apatlaco, por lo que construyeron el puente de Nuestra Señora de Guadalupe, que fue inaugurado el 16 de julio de 1616, quedando unido por este medio el pueblo de San Jerónimo Metl con los barrios de Nexpa y Tetecalita.

Parte de este puente, que ahora se conoce como el de «Los Suspiros», está al borde del colapso. Fue en la calle de Vicente Gómez Farias donde quedaron atrapadas una mujer y su pequeña de 8 meses de edad, ambas perdieron la vida. El momento en que los cuerpos fueron sacados por familiares y un soldado quedó inmortalizado en una fotografía cuando el elemento de la milicia, Moctezuma Luis, rompe en llanto ante la impotencia de no rescatarlas vivas.

Frente a la alameda está la iglesia de San Miguel Arcángel, edificación que vio su origen entre los años 1530 ó 1540, de la orden de los franciscanos por órden de Hernán Cortes. En el siglo XIX se inició en el atrio el adoratorio al señor de Tula, aparecido en la región de Jojutla, los sacerdotes pretendieron hacerlo patrono de la ciudad pero la gente no lo aceptó, a pesar de ello se siguió con la construcción que concluyó este siglo.

Al igual que todos los conventos del estado, la iglesia de san Miguel sufrió daños en su cúpula, torre y campanario. El adoratorio, una serie de arcos de unos 10 metros de alto en piedra se vino abajo y la barda del atrio fue derruida.