Por Leticia Villaseñor y Justino Miranda
Cuernavaca, Mor., 21 de septiembre.- A la vista de la feligresía y visitantes los exconventos dañados por el sismo del 19 de septiembre se yerguen altivos como fieles guardianes del tiempo, cargando a cuestas 500 años de antigüedad, pero su alma está vulnerada y todavía convalece por el temblor de 7.1 grados de intensidad.
Al paso de los meses, dicen los habitantes de los pueblos, la reconstrucción de los 11 exconventos de Morelos no ofrecen condiciones de seguridad para ingresar y participar del culto religioso. Será muy difícil, dicen algunos trabajadores de las parroquias, que la gente regrese a los exconventos. Tienen miedo, no están seguros de que los monumentos históricos aguanten otro sismo de igual o mayor intensidad.
San Mateo Apóstol en Atlatlahuacan, San Guillermo Abad en Totolapan y San Juan Bautista en Tlayacapan, los tres situados en la Ruta de los Conventos, son ejemplos del daño causado por el sismo pero también del temor que tiene la gente por escuchar misa en esos recintos religiosos.
María Isabel Campos Goenaga, Directora del Centro INAH Morelos, afirma que son varias las causas que provocaron el colapso de los monumentos históricos, como en el caso de los conjuntos conventuales.
“En Ciencias Sociales decimos que la vulnerabilidad de la población ante cualquier incidencia de un fenómeno natural que puede producir un desastre, es una fragilidad que la propia población la va construyendo. Si hablamos de los inmuebles en este sentido es lo mismo”, dice.
El asunto no es menor porque la tarde del martes 19 de septiembre el movimiento telúrico venció la estructura de los exconventos y derribó sus cúpulas, campanas, torres y estrelló sus muros.
El reporte oficial contagió su pesar por la inclemencia del sismo con los inmuebles ancestrales. “Una de las afectaciones más sensibles fue en el patrimonio histórico y cultural de Morelos. El sismo dañó 243 iglesias de los siglos XVI al XIX, incluidos 11 exconventos Patrimonio de la Humanidad; 55 iglesias del siglo XX; 37 bibliotecas; 32 exhaciendas; 10 casas de la cultura; 10 centros culturales; ocho museos; ocho instalaciones municipales; siete exestaciones de ferrocarril; seis zonas arqueológicas, y un teatro”, plasmó el gobierno de Morelos en el Quinto Informe de labores.
San Juan Bautista, Tlayacapan
Construido en 1533 el majestuoso templo es posiblemente uno de más dañados por el sismo y, de acuerdo con trabajadores y ayudantes religiosos, el desplome de una parte de su bóveda y el deterioro en muros y fachada, ahuyentó a la grey católica. En el jardín donde se improvisó un altar con un Cristo y varias imágenes a su alrededor, llegan pocos. No se siente cómodos, extrañan su casa conventual pero a la vez tiene miedo de regresar.
“La gente que entraba al templo ya no es la misma, ya bajó. Yo siento que no les gusta muy bien porque esta afuera”, dice Rogelio Centeno, Sacristán de la parroquia, mientras revisa el estado de las imágenes cubiertas por una lona que se extiende en una superficie de unos 200 metros para proteger a los feligreses de la lluvia y el sol.
“Dicen que la iglesia va a quedar bien, igual, pero la gente ya no quiere. Según se espantan y dicen que ya no van a querer entrar, ojalá y quede bien”, dice Rogelio.
El padre Filiberto Arias les dice que su parroquia va a a quedar bien y los anima durante las ceremonias religiosas en la capilla abierta, pero hay voces locales que aseguran que el daño fue tan letal para el exconvento será cerrado a las misas católicas y quedaría únicamente como museo. Dicen que las autoridades pretenden construir una iglesia en los jardines para atender la necesidad de la grey católica.
Los daños
María Isabel Campos, Directora del Centro INAH Morelos, afirma que la destrucción que provocó el temblor en los exconventos también se debe al tipo de mantenimiento que reciben y, sobre todo sus modificaciones y el uso de los materiales.
“Los materiales que se utilizan a veces para el mantenimiento no son los mas convenientes o no fueron los mas convenientes, como se ha visto o se vio hace un año. Todos estos elementos ante un sismo de 7.1 grados evidentemente pega al edifico que esta vulnerable y detona el riesgo del colapso como se dio, entonces fue un conjunto de intervenciones”, dice.
Además, añade, dado el patrimonio histórico y la Ley de Monumentos de los años 70, han habido intervenciones desde la época colonial porque muchas de las plantas de los inmuebles no tenían cúpulas, luego se las colocan. La misma época histórica indica que los inmuebles van sufriendo alteraciones o intervenciones porque su uso social ha sido importante y se van adecuando, precisa.
Campos Goenaga asegura que llevan un gran avance en los trabajos de reconstrucción en un universo de monumentos históricos catalogados además la parte arqueológica, que superan los 4 mil y la mayoría pertenece a particulares.
“Los que son de carácter federal nosotros los atendemos directamente. De esos siguen siendo 259 inmuebles aunque en realidad hay alguno mas, como por ejemplo Catedral (de Cuernavaca), que lo consideramos como conjunto de catedral pero esta compuesto de diversas iglesias, como la capilla abierta, la Tercera Orden”, dijo.
De ese grupo aseguró que el 19 de septiembre finalizarán 69 inmuebles y por ahora mantienen en obra 176, y los que no tienen obra directa trabajan en dos proyectos de intervención, pero algunos de ellos con daño severo se tienen que aprobar en áreas normativas del Instituto.
“Hay inmuebles del tiempo y en 2019 va a ver cortes para la entrega de inmuebles y estamos pensando que 2020 pueda finalizarse el trabajo de aquellos que tienen daños severos y que son inmuebles muy grandes como los conjuntos conventuales”, sostuvo.
San Guillermo Abad
A lo lejos se ven las heridas estructurales en una de sus torres, su fachada esta desfigurada, el muro izquierdo, visto de frente, perdió su soporte y el interior esta sumamente maltratado por los daños de la bóveda.
La devoción hacia San Guillermo Abad, patrono de Totolapan, contiguo a Tlayacapan, creció luego del sismo porque consideran que su manto protector salvó de la destrucción a los santitos que lo acompañaban en el interior de la parroquia. San Guillermo sólo tiene un ‘rasguño’ en la barbilla y un Cristo registró ‘lesiones’ en un dedo, pero el resto de sus ‘compañeros’ fueron rescatados sin ningún daño.
Ahora todos viven en una casa prestada, frente al exconvento, y los feligreses se organizan para cuidarlos y mantener en orden el sitio para la celebración de las misas.
Porfiria Ramírez Gil y su esposo se encargan de la custodia de los santos y de mantener limpio el sitio de celebración. Dice que hay confianza en los trabajos de reconstrucción pero no le dan fecha de terminación.
La Directora del Centro INAH dice que desde el año pasado siguen un plan maestro que contempla temporalidad de entrega, y hasta ahora se está cumpliendo. “Desde un principio se hizo una división en la afectación de los inmuebles en daño menor, moderado y severo. La tercera es más compleja la intervención y de entrada parecería que tardaría mas tiempo.
Tenemos alrededor de 50 de daño menor, con severo alrededor de 130 y el resto como moderado, aunque ningún inmueble, todo esta severo. Son diferentes tipos de daños, ninguno de ellos con perdida total, todo se restaura, todo se recupera”, asegura.
Y los costos de la reconstrucción?
“No puedo dar el cálculo. Financieramente se están usando dos grandes fuentes. Una tiene que ver con el seguro institucional y ese es un pago en especie. La aseguradora no entrega el recurso al INAH sino el inmueble restaurado y nuestra obligación es supervisar.
La segunda parte, precisó, es el financiamiento del Fonden y desde el año pasado subieron a la plataforma todo lo que se necesitaba pero apenas empiezan a trabajar con el Fonden, como por ejemplo las zonas arqueológicas.
Es un recurso que ademas compartimos con todos los estados que además sufrieron sismos el 19 de septiembre. Son dos grandes eventos, el 7 y el 19, por eso no tenemos con certeza el gasto”, dijo.