Por Oswald Alonso

CUERNAVACA, Mor., 4 de Septiembre.- Los seis amigos tomaban cerveza después de que algunos tenían años de no verse. El reencuentro fue fatal. Minutos después en un gran operativo  por parte de la Policía Estatal, fueron detenidos tras acusarlos de ser sicarios al servicio de una organización criminal.

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Después de horas de tortura, la víctima despertó en el hospital, así, con esas marcas que nunca desaparecerán.

Era el 14 de abril de este año cuando en un local de cerveza en el municipio de Jiutepec, por la tarde, fueron subidos a golpes en una patrulla, los trasladaron juntos a los  sótanos de Torre Morelos, sede de la Comisión Estatal de Seguridad (CES).

Antes fueron golpeados e interrogados durante el traslado.

-¿a qué organización perteneces?

-¡me estoy quemando!

-no te hagas pendejo, dinos!

Ya en el sótano con  la cara tapada recibieron tortura. Los elementos de Mando Único, con capuchas en el rostro,  metían sus caras en un recipiente con agua, a la par toques eléctricos en abdomen y testículos. El interrogatorio fue largo, cuentan las víctimas.

Tres de ellos, terminaron en el hospital con lesiones que ponían en peligro su vida. Otros fueron puestos a disposición del ministerio público federal en la delegación de la PGR, pero todos después liberados de toda acusación. También, todos, con las marcas  que les dejó el nuevo método de investigación del comisionado Estatal de Seguridad, Jesús Alberto Capella Ibarra.